Una característica que parece crecer entre sectores de colombianos es la prevención. La explicación podría estar en la vida convulsionada que le ha tocado vivir en el país a las generaciones actuales y que ha obligado a muchos a asumir posiciones que no admiten término medio y mucho menos el beneficio de la duda. La verdad es que una mayoría de la población ha vivido en permanente zozobra, esperando lo peor, especialmente en ciertas zonas azotadas durante décadas por distintos tipos de violencias. Esta actitud sumada al comportamiento de algunas personas, permite identificar realidades que debemos tener en cuenta especialmente aquellos que escribimos columnas de opinión: muchos de nuestros potenciales lectores se quedan en el titular, no se toman el tiempo de leer los textos completos y a este limitan sus comentarios que con demasiada frecuencia se salen de la raya y pasan a los insultos. Si se hubiesen tomado la molestia de mirar aun de reojo el texto completo, seguramente estarían de acuerdo o por lo menos no expresarían sus desacuerdos de manera obviamente precipitada.
Mi columna titulada 'Dosis Mínima para el 2015', publicada recientemente en El Tiempo, me ha servido para identificar este tipo de reacciones y tratar de interpretarlas. El mencionado texto con ese título contenía reflexiones que en nada pero absolutamente en nada tenían que ver con el consumo de marihuana. Sin embargo, oh sorpresa, muchos reaccionaron negativamente, algunos decentemente y otros airadamente, por ponerlo de alguna manera, porque se quedaron en el titular. Lo asociaron de inmediato al consumo de esta droga y además partieron de la base que este artículo en alguna forma aprobaba algo que esos lectores rechazaban de entrada. Por esta ligereza, que debe ser más común de lo esperado, no me sorprendería que empiece a correr el rumor de que apoyo su uso o que soy una de sus consumidoras. Nada que ver, por favor.
Traigo a colación este hecho que realmente es una simple anécdota, porque es un llamado de atención que considero válido. En primer lugar, señores columnistas y periodistas en general, en Colombia los titulares de pronto tienen más importancia que en otras latitudes y por la prevención en que vivimos, pueden llevar a levantar olas de opinión injustificadas y ataques insólitos. Segundo, que esta anécdota sirva para estimular la lectura de los textos antes de expresar opiniones sobre el contenido de columnas que nunca se leyeron porque se quedaron en el simple título. Tercero, más grave aún para los que escribimos, de pronto perdemos lectores que es lo que realmente nos interesa porque el título puede asociarse con temas que despiertan la prevención de los colombianos y su afición a quedarse en titulares.
Créanme que cuando escribí esta columna sobe las 'Dosis Mínima para el 2015' me refería a lo mínimo que debíamos aportar cada uno de nosotros en este año que apenas comienza, como ciudadanos de este país, en términos de realismo, solidaridad, cortesía, tolerancia y optimismo. En el fondo solo quería insistir en que no podemos quedarnos siempre esperando que el gobierno de turno lo haga todo y dejar pasar esas pequeñas contribuciones que cada uno de nosotros puede hacer y que con demasiada frecuencia estamos olvidando.
Moraleja: ojo con los titulares, esto para columnistas y periodistas en general y por favor vayan más allá del título señores lectores para que no se equivoquen y juzguen apresuradamente a quienes se atreven a publicar sus ideas. Es decir, no juzguen sin leer.
Posdata: Siento mucho la pérdida de una compañera de trabajo tan dedicada y comprometida con el país y de una amiga solidaria y leal como fue durante su vida, Alma Beatriz Rengifo. A muchos de quienes compartimos con ella en sus distintas posiciones no solo nos ha sorprendido su muerte sino que nos ha dolido mucho su partida. Paz en su tumba y nuestra solidaridad con su familia.
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