Quería hablar de corrido sobre Colombia, otra vez, cualquiera de sus temas eternos y caigo en cuenta que todos los columnistas de todos los medios, así como todas las conversaciones de café con los conocidos, giran siempre alrededor del mismo sonsonete para resultar siempre en la misma repetidera de “verdades” salomónicas y uno no sabe qué idea repetir y a veces dan ganas de hablar de Portugal, un bello país que en el inolvidable 25 de abril de 1974 organizó la única revolución en el mundo que solo trae gratos recuerdos. La única respuesta que tuvieron los militares y la sociedad para dar de baja a una dictadura que llevaba firme y sangrienta desde 1926 fue un golpe de Estado en el que los soldados no llevaban balas, sino claveles en la punta de sus fusiles y los únicos cuatro fallecidos cayeron por balas del régimen acorralado.
Y para darle más toques poéticos a esta cosa bonita, solo recordar que la revolución había comenzado a las 22.55 horas del 24 de abril gracias a la transmisión radial de la conocida canción E depois de Adeus. Y a las 00.25 del día 25 la radio Renascença transmite la muy significativa canción prohibida por el régimen Grándola Vila Morena, en la voz de Amalia Rodrigues y con estas dos “señales” se ocuparon puntos estratégicos del país mediante una serie de coordinaciones fijadas por el puesto de mando a cargo del mayor Otelo Saraiva de Carvalho.
Y al cabo de muy poco tiempo se termina el colonialismo portugués, Angola y Mozambique logran su independencia y se logra el nacimiento de la avanzada Portugal de hoy en día.
Estaba por ahondar en el tema de la bella y significativa
Revolución de los Claveles, cuando se miran los titulares de la prensa
y cae uno en una de aquellas noticias…
Estaba por ahondar en el tema de la bella y significativa Revolución de los Claveles, cuando se miran los titulares de la prensa y cae uno en una de aquellas noticias que lo primero que producen es un hipo nervioso, luego de una risotada sin sentido ni ganas.
La noticia reza así: “Caso Odebrecht: Fiscalía le imputará cargos a Samuel Moreno”.
Hasta ahora, ¿apenas imputación de cargos?
Y llama la atención que la justicia haya actuado con parsimonia y lentitud ante un personaje que hoy prácticamente carece de seguidores y ya casi olvidado salvo que se trate de repartir insultos.
¿Y hasta ahora le imputan cargos por Odebrecht?
Pues sí, la justicia colombiana cuando se trata de juzgar asuntos políticos parece que entrara en territorio minado y se muriera del susto en tocar cerámicas preciosas, y por ello nada nos debe asombrar que tal vez, muy tal vez, en unos cincuenta años alguien ose meter las narices donde nadie le ha llamado y acelere el proceso en contra de los principales beneficiados por la corrupción divina y la compra de campañas a cargo de la multinacional brasileña.
Y hablando de…
Y hablando de asuntos divinos, qué bueno que se nos recuerde que Cien años de soledad haya cumplido cincuenta años desde su primera publicación, recuerdo que solo nos invita a releer otra vez semejante belleza.
