Las ciudades modernas en las que el vehículo motorizado era su majestad, que invertían casi exclusivamente para esas máquinas a las que se les tendía el tapete de asfalto, han quedado atrás y empieza la consolidación de ciudades con enfoque humano, donde la movilidad en bicicleta y el caminar cobran especial relevancia para la construcción de infraestructura y sistemas asociados a su funcionamiento.
Colombia, y en especial Cali, no son ajenos a esta transformación, pues leyes como la Ley 1083 de 2006 le otorgan prioridad a estos modos de transporte en temas de ordenamiento territorial y la Ley 1811 de 2016 modifica elementos del Código Nacional de Tránsito para generar estímulos a los usuarios. En el orden de gobierno nacional, se aprobó el Manual de CicloInfraestructura para Ciudades Colombianas que establecen los lineamientos de obra de este tipo de intervenciones; finalmente en el ámbito local, la ciudad determinó un impulso a estos modos de transporte en el Plan Municipal de Desarrollo con la construcción de 225 km de ciclo infraestructura para diciembre de 2019 y programas asociados.
Esta transformación en las prioridades de la movilidad ha generado diversas discusiones, las cuales hemos estado afrontando desde la ciudadanía con las herramientas de la ciudad que nos soñamos. Soñamos una ciudad amable con los niños, que tengamos un trato cordial entre quienes nos encontramos en la calle, que hay especial atención a las personas con movilidad reducida y los adultos mayores. Es decir, una ciudad para todos, en las que las vulnerabilidades no sean excusa para justificar la pérdida de una vida y los afanes con sus imprudencias sean la razón para perder la compasión con nuestros semejantes.
Es el turno de la cicloinfraestructura de la carrera octava. Un lugar que desde algunos sectores nos soñamos como ese gran clúster de la bicicleta caleña, en el cual no solo se ofrezcan partes, equipos y herramientas sino toda una serie de servicios asociados a la fabricación, el turismo, la gastronomía, y sobre todo la cultura de la bicicleta. Incluso, dándole reconocimiento a la zona de donde se abastecen tantas bicicleterías de barrio.
Sabemos muy bien que esta idea es algo que aún se habla en espacios pequeños de ciudadanos promotores de este modo de transporte, sin embargo, queremos anunciarles que la ciudad será el lugar que recibe al Foro Nacional de la Bicicleta 2019 y uno de los elementos más importantes que hemos considerado para este evento, es potenciar los negocios que históricamente han permitido que la ciudad sea, en Colombia, la ciudad que más porcentaje de viajes en bicicleta realiza en relación al número total de viajes.
Parte de la preocupación que tienen los comerciantes sobre la carrera octava surge más de la concepción que las compras se realizan en vehículo y no en bicicleta, en parte tienen razón, pero seguir esgrimiendo este argumento es desconocer también que la zona requiere una transformación que haga más atractivo para otros ciclistas ir a comprar en la zona, además de ser parte de un proyecto de ciudad que quiere fomentar el uso de la bicicleta y por tanto, en el largo plazo, incrementar las ventas.
Ojalá logremos encontrarnos pronto para profundizar en la ciudad que queremos o soñamos y no quedarnos en la ciudad que tenemos, pues las dinámicas urbanas avanzan rápidamente y si no estamos preparados para asumir en colectivo estas transformaciones, cuando las intentamos hacer, será demasiado tarde.
* Declaración de la BiciRed Valle sobre la discusión de la construcción de la cicloinfraestructura sobre la carrera 8 entre calles 25 y 15.
