Yo no sabía lavar platos, no me gustaba, hasta que empecé a escuchar, hace 15 años, al Doctor Peláez e Iván Mejía. En mi apartamento de universitario la loza dejó de estar sucia cuando tomé el ritual de escuchar el Pulso del fútbol los mediodías. En esa época no habían podcast, ni siquiera Youtube, había que estar pegado al dial. Era eso o perdérselo. Fue una costumbre que nunca abandoné. Una costumbre que, con el retiro de estos dos grandes de la radio, se ha convertido en algo muy triste, frustrante.
A los 42 años uno ya no tiene ideales sino vicios y, por eso, acepto con resignación lavar los platos sucios con César Augusto Londoño y Oscar Rentería quienes cada vez me parecen más malos. Ahora sólo están leyendo correos donde los elogian e incluso dizque están haciendo milagros, como sucedió hace una semana cuando contaron la insulsa historia de un joven que salió del coma sólo por escuchar la aflautada voz de Peter Pan. Esa frustración podría terminar.
El rumor es cada vez más fuerte, Julio Sánchez Cristo, rey indiscutible de la radio en Colombia, estaría haciendo todo lo posible por revivir a la dupleta que convirtió al Pulso del Fútbol en el mejor programa deportivo del país. Si, Iván Mejía podría dejar a un lado sus palos de golf y dedicarse de nuevo a la pasión que lo ha acompañado desde que era un estudiante en Barcelona. Hablar de fútbol al calor de un whisky, con el desparpajo bohemio que lo hacían los viejos revolucionarios que pelearon durante la Guerra Civil Española. Al lado tendría a Hernán Peláez, el incombustible, el eterno, la leyenda.
Si los ponen en la W a la 1 de la tarde aplastarían al Pulso de Londoño. Eso es pelea de tigra con burro amarrado. Si existe sensatez dentro de Caracol Radio y Ricardo Alarcón deja a un lado su inexplicable devoción a César Augusto, podríamos presenciar el regreso más esperado de la radio nacional: si señores, después de seis años los Lennon y McCartney de la narración futbolera, volverán a medirse fuerzas en el Pulso.