En la madrugada del 26 de enero falleció en Bogotá el gran sindicalista y luchador de las causas populares Julio Roberto Gómez Esguerra, presidente de la CGT (Confederación General del Trabajo), quien desde muy joven comenzó a impulsar las reivindicaciones inmediatas e históricas de los trabajadores, causa que fue su razón de ser hasta la muerte.
Julio Roberto, aparte de ser representante legal de la CGT, era también presidente de la ADS (Alternativa Democrática Sindical de las Américas), fundada en abril de 2017 en Bogotá como respuesta a desacuerdos políticos y sindicales con CSA (Confederación Sindical de trabajadoras y trabajadores de las Américas), de la cual también fue fundador, además de secretario general de CLAT (Central Latinoamericana de Trabajadores), que se disolvió en el 2008 para dar paso a la CSA. También, Gómez, en varias oportunidades, perteneció al Consejo Administrativo de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
Como sindicalista, el fallecido presidente de la CGT fue un eximio conciliador que buscó siempre la concertación y el diálogo social, teniendo en la defensa de los derechos humanos la columna vertebral de su quehacer sindical, fundamentado en el humanismo cristiano, fuente de inspiración de toda su lucha en aras del bienestar del pueblo colombiano.
Julio Roberto estuvo hospitalizado un mes en la Clínica Cafam, luego de que se le diagnosticó el COVID-19, por lo que su deceso nos lleva a una reflexión que hace el apóstol San Pablo en la Epístola a Los Romanos 14:7-9: “Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni tampoco muere para sí mismo. Si vivimos para el señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser señor así de los muertos como de los que viven”.
Dentro de su fecunda vida sindical, el presidente de la CGT hizo parte de la dirección de CSI (Confederación Sindical Internacional), siempre buscando la armonía universal de los trabajadores para unir sinergias que permitieran hacer frente al neoliberalismo causante de tantas tragedias en contra de los trabajadores del mundo. De ahí que el legado que deja Julio Roberto Gómez es de solidaridad como base de la unidad.
La democracia y la independencia sindical fueron la impronta que caracterizó al gran líder, del que indiscutiblemente se le tiene que reconocer como uno de los principales dirigentes sindicales colombianos en el siglo XX y en lo corrido del XXI, pues estuvo en las más destacadas gestas de las luchas obreras direccionándolas, casos del paro cívico del 14 de septiembre de 1977 y en las principales movilizaciones reivindicativas en la actual centuria; por lo que se le debe reconocer también como uno de los mejores hijos del pueblo, que rechazó siempre las posiciones políticas totalitarias de algunos sectores.
Con sus enseñanzas Julio Roberto Gómez estará para siempre en el corazón de los trabajadores colombianos, pues su amor por los desposeídos fue inconmensurable, en razón de lo cual hay que convertir el dolor de su partida en fuerzas para seguir batallando en contra de las injusticias.
¡Julio Roberto Gómez, para siempre!
Nota. Lamentamos la muerte del ministro Carlos Holmes Trujillo, quien también falleció a causa del COVID-19.