Julio Erazo Cuevas es un reconocido compositor e intérprete de temas musicales de la costa Atlántica, tropical, del interior y hasta tangos; descendiente de padre pastuso y madre guamalera interprete de los tangos de Gardel y reconocido juglar vallenato que se constituye hoy en uno de los juglares vivos de esta legendaria tradición, quizá al lado de Adolfo Pacheco Anillo, Alfredo Gutierrez y Gustavo Gutierrez Cabello.
El dejo triste de los ritmos, aires y lamentos de las tierras del sur y el macizo colombiano, de la cordillera de los andes inmersos en sus interpretaciones, la picaresca de sus letras, su sentido social, sus composiciones románticas; la lírica de su tango y el sabor bailable costeño lo convierten en pieza importante de la música nacional.
Dada su versatilidad en la interpretación y en la composición, no solo de paseos vallenatos, puyas y sones, sino también de merengues, tangos, corridos, bambucos, y porque no decirlo en las mezclas de cumbias con sabor andino, que han logrado sobrepasar fronteras geográficas, musicales y temporales por más de medio siglo.
Nació en Barraquilla el 5 de marzo de 1929, fruto de la unión de la unión José Ignacio Erazo París, pastuso que se desempeñaba como periodista y Carmen Cuevas Vallarys, guamalera interprete del piano, quienes fueron sus primeros maestros, incluso en lo musical.
Casado con Elides Martínez , quien además de su esposa ha sido musa de varias de sus más reconocidas canciones, como: “Te escribí una carta”, “Lejos de ti”, importantísimo tango grabado en Argentina por los Caballeros del Tango de Raúl Garcés , “Hace un mes” y “Celosa y guapa”.
En la década del 50 fue integrante de agrupaciones de renombre nacional como las Orquestas de Lucho Bermúdez, de Pacho Galán, de Edmundo Arias, el Combo de Willy Quintero y de 1962 a 1965 integró Los Corraleros de Majagual, agrupación que reunió a los mejores músicos e intérpretes de las agrupaciones vallenatas de los años 60s , con la que grabó no menos de diez larga duración, que incluyeron alrededor de cincuenta composiciones suyas.
Muchas de sus composiciones han sido interpretadas por artistas y agrupaciones de gran renombre, dentro y fuera del país, entre los que sobresalen: Los Melódicos, La Billo’s Caracas Boys, Los Corraleros de Majagual, Rodolfo Aicardi con Los Hispanos, Los Graduados, La Billo’s, El Cuarteto Imperial, Los Betos, Los Caballeros del Tango, Bovea y sus Vallenatos, Los Teen Agers, Los 50 de Joselito, Los Tupamaros, Gabino Pampini, Noel Petro, Jorge Oñate, Pastor López, Alejo Durán, Aníbal Velásquez, Lisandro Meza, Pedro Laza, Ramón Ropaín, Daniel Celedón, Juan Piña, Alfredo Gutiérrez, Jaime Llano, Silvio Brito, Rolando La Serie y Rubén Darío Salcedo, entre otros.
Sus canciones, ya arraigadas en la memoria cultural del país y el continente, contribuyeron a definir y posicionar lo que genéricamente se conoce como Música Tropical e incluso a la música actualmente conocida como Vallenata , aún siguen sonando a pesar del paso del tiempo y la irrupción de nuevas músicas y modas.
‘La puya guamalera’ fue la primera creación del maestro en el ámbito de la música popular colombiana. Hoy cuenta con más de 350 canciones, entre las que se destacan ‘Adonai’, ‘Compadre Chemo’, ‘Yo conozco a Claudia’, ‘Rosalbita’, La Pata Pelá’, ‘El copete’, ‘La mujer que tengo’, ‘El bailador’, ‘Hace un mes’, ‘Ya para qué’, ‘Espumita del río’, ‘La raya’, ‘El caballo pechichón’, ‘‘Aquí está el Magdalena’, ‘La cumbia margaritana’, ‘Aventurera’, ‘El agua del higuerón’, ‘Tengo un amor’, ‘El consuelo que me queda’, ´Pablito´, y el tango ‘Lejos de ti’, que llegó a convertirse en uno de los tangos más reconocidos en Latinoamérica.
Su cumpleaños número noventa y dos, aunque pasó desapercibido y además opacado por el fallecimiento del maestro Jorge Oñate (sin duda uno de los mejores intérpretes de la música vallenata a quien se rindió muy merecidos homenajes) muestra la necesidad de visibilizar aún más a éste prolífico hombre de nuestra cultura, y constituye el momento oportuno para mostrarle nuestro agradecimiento haciéndole todos los homenajes posibles en vida, la cual se resiste, como sus canciones, a apagarse a pesar de los años.
