Hay un encuentro muy delicado, casi erótico y totalmente fuera de sitio, como cuando el deseo lo sentimos en ese universo inconfundible del genio manchego, una unión fatal entre sexo, muerte y olvido. Julieta es su volver a los días de Hablé con Ella. Sin duda es una de sus películas más maduras y maravillosas. Una obra maestra mayúscula y portentosamente melancólica.
En Julieta conviven los amores intensos que nacen de la nada, personas de luto que deciden follar y que se desentienden del muerto, que vuelven a creer en la intensidad de la pasión, aun cuando olamos a lo lejos el destino fatal que les espera. Julieta joven (Adriana Ugarte) parece un personaje que haya escrito Pedro en los años ochenta, como si la hubiese tenido reservada o en el cajón de sus historias pendientes. Julieta Arcos – ya madura – (Emma Suárez) se parece mucho más a Cecilia Roth en Todo sobre mi madre, una mujer amarrada a una realidad fatal con su hija Antía, producto del choque de los tiempos pasado y presente de Pedro Almodóvar.
Esta hija nacida durante el proceso del luto de un hombre por su mujer en coma (Hablé con Ella), es la juventud tormentosa de Julieta en un contexto muy parecido al de Volver: la pérdida de esa hija sin un motivo muy claro –la razón que se revela quizá como la más compleja-, quien se esfuma entre las páginas del guion de Pedro, y cuyo dolor regresa traicionero al presente de Julieta, ahora involucrada sentimentalmente con Lorenzo (Darío Grandinetti).
No se trata de un pastiche o de un regreso a su fórmula más popular y segura, todo lo contrario, Julieta puede considerarse un reto narrativo tanto para el autor como para su fiel audiencia. Las extrañas decisiones de sus personajes, por sus idas y vueltas y por sus devenires sin duda son algo que es mejor entender, no desde la razón sino desde la intuición.
Abordar a esas complejas mujeres es un acto de pura valentía, un silencio cómplice con la pantalla del cine, y un juego de miradas que deben de explicarse de manera suficiente. Sea como sea, las decisiones de Almodóvar no son gratuitas: es su película con más tribulaciones femeninas de lo que es usual y para nosotros costumbre en otros títulos del autor. Un placer doloroso, un espejo de nuestras rupturas, abandonos y un viaje a la intimidad de cada cual, a la historia de nuestras madres, mujeres, e hijas. Creo, con fe absoluta, que Julieta dejará al desnudo nuestra faceta femenina, y seamos hombres o mujeres, volveremos a sentir el miedo de las despedidas y el terror, las preguntas y la emoción por nuestros reencuentros.