Amancio Ortega el dueño de Zara, Stradivarius, Massimo Dutti, entre otras marcas, es el hombre más rico de España con un patrimonio de 72,200 millones de euros. Lo que equivale a comprar 2 millones de hogares colombianos, cada uno de 100 millones de pesos. Mientras tanto, los diseñadores independientes luchan contra este elefante de la moda a la que se le denomina “Fast Fashion” o “moda rápida.”
Uno de estos diseñadores es Juliana Pachón, directora de arte, productora, vestuarista y creadora de la marca de ropa independiente, Nu Ikigai. Sus prendas cuestan en promedio sesenta mil pesos más que una prenda de un almacén como Zara y es difícil competir con esos precios. El problema, según ella, es que las marcas de la industria “fast fashion” no les pagan a sus trabajadores el precio justo por su mano de obra.
Zara vende camisetas por treinta mil pesos, Forever 21 pantalones de veinte mil. En H&M, que llega a Colombia este año, se pueden conseguir camisetas de 2 dólares. Marcas como estas han hecho que la ropa se convierta en un bien de consumo masivo y prácticamente desechable. Hoy en día compramos ropa, en promedio, 12 veces al año porque Zara ha hecho que vestirse a la moda sea casi una necesidad porque con ropa tan barata, ¿cómo no estarlo?
Cuando Juliana iba a la casa de sus amigas intercambiaban ropa. En agosto del 2016, y con poco espacio en su closet, se le ocurrió que ese intercambio que hacía con sus amigas podía ser a grande escala. Para esto, abrió un grupo en Facebook al que invitó a 100 amigas y les dijo que invitaran a sus amigas. Hoy S W A P, el grupo, tiene 953 miembros y crece todos los días.
Los miembros de S W A P venden, compran e intercambian ropa usada. Además, buscan prendas que necesitan, como vestidos de fiesta, y los otros miembros responden. Es una iniciativa que se mueve a diario y que busca dejar una huella social. Para Juliana el consumo de marcas como Zara es exagerado y además no valen lo que cuesta en términos ambientales y sociales.
En abril 24 de2013, una fábrica de la industria “fast fashion” se derrumbó en Bangladesh. Ocho pisos se vinieron abajo y murieron casi 1,200 personas, la mayoría mujeres y niños. Esto puso en evidencia a la industria de la “moda rápida” e hizo que el mundo se cuestionara sobre la ética laboral de estas marcas que no tienen consideración por la seguridad económica y laboral de sus empleados.
A raíz de esta tragedia, el documentalista Andrew Morgan se preguntó por la procedencia de su ropa y la respuesta la plasmó en el documental que estrenó en Cannes en el 2015, “The True Cost” (el verdadero costo). El documental explora el impacto de la industria en el medio ambiente y en las personas.
El otro costo que tiene la industria es el medioambiental, todos los días, solamente en Bogotá, se botan toneladas de ropa usada según la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos. Las prendas terminan en los ríos y los bosques convirtiéndose en una amenaza para la naturaleza.
Iniciativas como S W A P pretenden crear consciencia. Juliana, que le dedica varias horas de la semana a esta idea sin ganar un peso, trata de publicar cosas en el muro del grupo que muestren las repercusiones del consumo masivo y ayuden a generar consciencia. En diciembre del 2016, Juliana hizo el primer evento S W A P que pretendía, más que vender, generar el intercambio, pues es m{as fácil intercambiar en persona.
Estos eventos no tienen fines lucrativos. Hay varios cupos que cuestan veinte mil pesos cada uno. Esa inversión es para alquilar los racks, comprar las etiquetas y alquilar sonido. El próximo gran intercambio de S W A P será el 18 de febrero en el Hostal Republica en el barrio Quinta Camacho.
