La noche del jueves 21 de enero, el Centro de Pensamiento Libre realizó su ceremonia anual de membresías y reconocimientos en el capítulo de Pasto. El evento estuvo cargado de emociones, reconocimientos y disertaciones dentro de las cuales se destacaron la del pensamiento crítico que realizó el PhD Carlos Santamaría y el brindis realizado por el literato Pablo Emilio Obando. Cada palabra y cada reseña de sus miembros y de las personas homenajeadas que se leía nos contaba una historia de vida digna de destacar y elogiar.
En medio del ambiente de camaradería que se vivió en esta cofradía del pensamiento, entre la diversidad de historias que se contaron hubo una que conmovió profundamente al auditorio por el valor y la fortaleza espiritual de quien la protagoniza. Se trata de Juliana Guerra, quien se encargó de realizar la intervención musical del evento.
Ella llegó a la música cuando tenía 7 años. Empezó tocando el piano, pero después fue conociendo otros instrumentos como el violín, el ukelele y el canto. Además, pasó por academias musicales que forjaron esa pasión y posteriormente se embarcó en un programa de formación musical en la Universidad El Bosque.
Todo ese amor a la música nació como un medio por el cual fue expresando lo que quería decir desde el amor a la música y su historia. La escoliosis y otras condiciones clínicas la han acompañado durante toda su vida. Pero la música y el canto fueron ese medio para poder sentir que estaba llena de vida y para sanar.
Juliana duró sin contar esa parte de su vida durante mucho tiempo, pero ahora ya no existe ese sentimiento de querer esconderlo, porque ella ha entendido que la historia que traemos detrás nos hace quienes somos. Esa historia es la voz de su fuerza interior que hace que no se rinda nunca. Así como los soldados que llegan de la batalla llevan sus heridas como medallas, ella lleva su historia como una marca del trofeo de la fuerza que habita en todos.
Juliana decidió tomar acción en llevar este mensaje, para que personas con esa misma historia se puedan identificar, al igual que la de otros hicieron por ella. La música y sus letras expresan una parte del alma de los que la cantan. Esta es Juliana Guerra.
Y entonces de entrada, nos deleitó con una versión de La llorona, y adentrándonos con cada nota musical y cada expresión vocal, Juliana hizo que los asistentes nos transportáramos a dimensiones celestiales con su preciosa voz y su prodigiosa interpretación del ukelele y el piano.
En los rostros de todos se reflejaba el deleite de esa hermosa intervención musical; pero entre todos ellos resaltaba el de Juan Carlos Guerra, quien en sus expresiones denotaba el orgullo de un padre que había cumplido bien los deberes para con su hija.
Desde la semiótica Juliana pudo expresar de manera estructurada un mensaje de libertad a través de los elementos constitutivos de esta forma de expresión, donde también pudimos distinguir las relaciones de estos de una manera clara. Aunque, claro, su mejor expresión fue su ejemplo de vida.