El representante se convirtió en 2018 en el representante más votado en la historia del liberalismo y fue tercero entre las votaciones más altas, alcanzó 53.649 votos. Una cifra muy alta para un debutante cuya trayectoria política se reducía a un periodo en el Concejo de Envigado (en ese municipio sacó 14.249 votos). ¿Cómo alcanzó una votación tan alta sin tener mayor trayectoria en la política regional? La respuesta es sencilla, Peinado tan solo es la expresión de una de las corrientes más tradicionales y cuestionadas del partido liberal, el denominado liberalismo de Envigado (con tres exalcaldes procesados por corrupción). No es “dueño de sus votos” y su curul es el resultado de las movidas clientelistas de su grupo político en algunos municipios del área metropolitana, el occidente y el suroeste antioqueño.
Solo es un político tradicional que tiende a posar de “renovador”.
Ya dejando claro el origen de Peinado y la fortaleza de su equipo (orientado por el alcalde de Envigado Braulio Espinosa y el diputado Juan Carlos Palacio), resulta necesario valorar su desempeño en el Congreso y sus movidas de cara al 2022. Inicialmente, hay que advertir que en el 2018 el liberalismo de Envigado hizo una alianza con el grupo de la Universidad de Medellín, así se consolidó la fórmula: Peinado a la Cámara e Iván Darío Agudelo al Senado (con el apoyo del representante John Jairo Roldán). Esa alianza no trascendió y para las próximas elecciones Peinado buscará volver a la Cámara en fórmula con Roldán (quien pretende dar el salto al Senado).
Roldán es un político tradicional que lleva tres periodos consecutivos en la Cámara y que según se puede ver en el portal Congreso Visible tiene una investigación preliminar abierta por presuntos nexos con grupos armados. Su principal fortín electoral se encuentra en Bello y en algunos municipios del bajo cauca. Sin duda, es una fórmula que condensa la politiquería y el clientelismo del liberalismo antioqueño.
Volviendo a Peinado, el representante tiende a fungir como un hombre cercano y de línea socialdemócrata. Algunos creerían que solo es un “rehén de su propia estructura” o un tipo con buenas intenciones, pero con poco margen de maniobra. No sé qué tan cierto podría ser eso, solo tengo claro que Peinado es un uribista de primera línea que desde que llegó al Congreso le ha caminado a Duque en todo, impulsando su agenda legislativa y anulando cualquier capacidad de control político.
Algo que quedó claro con dos de sus votaciones en las últimas semanas; primero, fue uno de los representantes que salvó al Molano de la moción de censura, es decir, se alineó con su discurso insensible y guerrerista; segundo, votó negativamente a la reforma contra el abuso policial, proyecto de autoría del representante Inti Asprilla y que buscaba ponerle un tatequieto a la brutalidad que se ha venido registrando por parte del Esmad. Peinado no dudó en votar negativamente a ese proyecto para hundirlo y así se enfiló con la uribista Margarita Restrepo (investigada por compra de votos). ¿Alguna duda de a quién le responde?
De Peinado se dice que es “una curul fija”. Sobre los hombros de una sólida estructura clientelar que tiene vasos comunicantes en cerca de 20 alcaldías y que cuenta con un aliado en la alcaldía de Medellín (en cabeza del cuestionado secretario de Hacienda Óscar Hurtado), no necesita mayor esfuerzo para volver a la Cámara. No le apuesta al voto de opinión y tampoco lo necesita; sin embargo, si es importante que quienes lo piensan apoyar vean como ha venido votando en la Cámara, conozcan su agenda legislativa y su apoyo incondicional al uribismo. Es ver al político y no a la “buena persona” o al tipo “buena gente”. A los congresistas los debemos es cuestionar por la forma como votan y por el tipo de intereses que defienden. Por nada más.
Así podrían tener mayor claridad del perfil de Peinado, el socialdemócrata que legitima la represión y la vulneración sistemática a los derechos humanos. ¡Vaya renovación liberal!
