Julián, el hombre que sabe los secretos de las piedras

Julián, el hombre que sabe los secretos de las piedras

Es un artesano que todos los domingos vende piedras con nombres casi impronunciables en el parque El Peñón, en Cali, e ilustra al visitante sobre sus poderes

Por: Manuel Tiberio Bermúdez
septiembre 28, 2022
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Julián, el hombre que sabe los secretos de las piedras
Fotos: Manuel Tiberio Bermúdez

Las hay grandes, pequeñas, raras, bonitas, costosas, baratas, sofisticadas, comunes; las hay fáciles de conseguir, las hay escurridizas; las hay preciosas y otras no tanto; también las hay peligrosas.

Algunos aseguran que es mejor llevarlas encima, otros dicen que no es necesario, los demás allá certifican que hay que tenerlas disimuladas y los más afirman que lo ideal es exhibirlas abiertamente.

Hay tanta variedad de conceptos como piedras, rocas, minerales y cristales hay en el planeta, que es el tema que nos ocupa hoy.

Desde que el ser humano se bajó de los árboles para caminar erguido sobre el planeta y tropezó con una piedra, se enamoró de su belleza, la rareza, el brillo o la forma. A algunas les adjudicó propiedades mágicas o beneficios para su persona y a otras les endilgó poderes curativos o protectores.

Y como desde siempre el ser humano ha requerido, para  su corto peregrinaje que se llama vida de una ayudita extra para gambetear al destino, se ha valido de dioses, chamanes, magos, brujos o piedras para hacerle quites a la realidad difícil de existir.

Es por esto que en las piedras, gemas, minerales o vidrios, desde que el diablo estaba chiquito -como decía mi abuelita-, el ser humano ha encontrado en ellas: poder, belleza y misterio y las ha utilizado para realizar conjuros, protecciones o hechizos mágicos.

Las piedras y sus poderes

Para acercarme un poco más a ese mundo enigmático  fui a visitar a Julián Camilo Perea, un artesano que todos los domingos tiene un puesto en el parque El Peñón, en el que no solo vende piedras con nombres casi impronunciables, sino que ilustra al visitante sobre los poderes que a cada una de las que allí exhibe se le atribuyen.

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Su gusto por estos pedruscos le ha llevado a viajar por sitos tan distantes como la India, Panamá, Ecuador, Perú y a apasionarse por aprender cada vez más sobre estas pequeñas joyas a las que la gente busca para portarlas como un escudo defensor, o simplemente para lucirlas por su belleza.

Julián estudió bachillerato, Artes Plásticas y Diseño Gráfico, las últimas inconclusas por su gusto a los viajes y a los secretos de las piedras. Le pregunto a Julián si su pasión  por las piedras viene de la época del colegio y riendo me dice: “De esas no me han gustado nunca”.

Julián trabaja las piedras en joyería, macramé, alambres de plata, o simplemente elaborados hilos de los que penden los cristales o piedras que el comprador elija. Lleva años estudiando sobre las cualidades de cada una de ellas, sus propiedades y las energías que esconden.

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Las hay humildes y espléndidas…

Quiero saber sobre la piedra más valiosa que él tiene. “tengo unos ópalos traídos de México. Dice la tradición que es agua sólida y es muy apreciada por su colorido”.

El ópalo fue utilizado por los aztecas para la elaboración de ornamentos durante sus ceremonias. Lo llamaban “vitzitziltecpal “o piedra colibrí por el parecido de la piedra al plumaje del ave. Es considerado mágico y quienes la portan lo hacen para fortalecer al amor, para atraer el dinero, la buena salud y como protectora.

De las piedras que Julián exhibe le pregunto por la más “humilde” y me responde: “Los cuarzos que son los más comunes, pero no por ellos menos hermosos”.

El cuarzo es el mineral más común sobre la tierra, su nombre viene de una palabra griega “Kritallos” que significa hielo. Los antiguos creían que era agua congelada. Además de ser usado para la elaboración de elementos de precisión, desde hace muchos años lo han usado chamanes y curanderos para la protección contra las malas energías, las vibraciones negativas y el mal de ojo. Incluso aseguran que protege contra los hechizos de la magia negra.

A cada momento me interesa más el asunto, miro de reojo una que mi entrevistado dijo que llamaba  Pirita y que está sobre el exhibidor. Me pregunto si esa piedra  me salvará de esta escasez de billete que a veces me pone tan nervioso.

Entonces le pregunto a Julián y ¿cómo debe llevar uno la piedra para que surta efecto?

“Yo le digo a las personas que por acá llegan: el poder de la piedra no está solamente en la piedra sino en quien la porta o la tiene, porque a la final es uno quien le da el poder a las piedras. Si uno no cree, la piedra no tiene ningún efecto. Uno es quien tiene que darle permiso a esa piedra para que ella actúe según sus propiedades. Lo ideal es portarla cerca a uno, en la monedera, en un bolsillo, colgada al cuello, en un collar, en una manilla, en un anillo, en aretes, etc”.

“Recuerde –dice– que cada piedra tiene propiedades diferentes: algunas son para la tranquilidad, otras para la prosperidad, algunas para la sabiduría, las hay para el amor. Imagínese que hasta para el mal genio hay” –esto último que me dice sospecho  yo qué es una insinuación de Julián a mi seriedad al llegar al Parque”. A lo que le respondo: “Yo de esas necesito una como la Piedra del Peñol”.

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Talismanes poderosos…

Sobre la apariencia de ellas Julián señala: “Hay algunas que yo las puedo pulir,  y para eso uso alguna maquinaria. Hay otras que ya vienen pulidas. Se les denomina cabuchones que es un estilo de talla que la forma casi siempre es: una punta convexa con una base plana. El corte cabujón o cabuchón, se aplica usualmente a las gemas opacas, mientras que la talla o faceteado se aplica generalmente a piedras transparentes”.

Me inquieta saber de dónde salen las piedras que Julián vende. “En ocasiones cuando estoy de viaje encuentro algunas, pero la mayoría las adquiero con especialistas –dice–”.

Además del cuarzo; cuál es la que más ejerce sus poderes en quien la porta, le pregunto a Julián mirando ahora una turquesa que como que coquetea con mi suerte. “La turmalina negra es muy apreciada por sus características protectoras y es usada para atraer la buena fortuna, brinda equilibrio mental y emocional, atenúa la fatiga, alivia los dolores de columna y los musculares. Evita la radiación de los electrodomésticos el tv, los computadores, los celulares, etc. Es uno de los cristales mas importantes pues es un talismán poderoso”.

De pronto desde la mesa me encuentro con una mirada de cristal que no para de observarme: insistente, provocadora. ¿Qué es? Le pregunto a mi entrevistado. “Ah, son Ojos Turcos, yo no los hago pero los vendo a acá porque a la gente le gustan”.

Empezaron a ser usados en Grecia y Turquía como talismán con el objetivo de desviar las malas miradas y portar uno de esos ojos como protección se hizo popular.

Regreso  a las piedra que es lo que me interesa para saber que técnicas usa Julián para enlucir las piedras que ofrece al público: “Yo manejo tres técnicas: macramé que es nudos hechos en hilo; el alambrismo; y la joyería en la que utilizo mucho la plata”.

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Esa es la suya…

Como estoy dispuesto a que se me espante esta mala racha, por si las moscas pregunto cuál es la piedra que uno nunca debería de usar. “Los que sean radiactivos como la uraninita; entre otras que pueden afectar a las personas. El cinabrio que es un mineral tóxico”.

Pero entonces Julián me habla de piedras benéficas como el Ojo de Tigre que sirve para la abundancia y la protección espiritual. “Yo recomiendo a las personas cuando vayan a adquirir una piedra no se dejen influir por tanta mentira que se publica en internet. Para comparar una piedra lo mejor es dejar que la piedra lo escoja a uno”.

Le pido que me la baraje más despacio a lo que dice: “Sí, cuando usted vaya a comprar una piedra mire a ver cuál le atrae, cuál le llama, cuál le impacta. La recomendación que hago es lleve la piedra que más le atraiga, porque si usted se fija no todas las piedras le llaman a uno la atención, así, sea muy bonita. Hay alguna en especial que a uno le gusta por encima de las demás… esa es la piedra que debe adquirir, esa es la suya”.

Pregunto por la más rara que tenga en exhibición: “La Extrematolita, que es un alga petrificada. La Larimar, que es  una piedra que solo se encuentra en República Dominicana. La Crisocola que se forma en los yacimientos de cobre”.

¿Y qué decirle a los incrédulos, a los que menosprecian las cualidades que se les atribuye a las piedras? “Nada. Cada cual tiene sus creencias y eso se respeta. Pero me ha pasado hechos curiosos con personas que han llevado piedras con un propósito especial. Alguna vez una señora me compro una pirita, que es llamada por algunos “El oro del loco” y es utilizada para las relaciones comerciales o empresariales. A los 8 días volvió y me compró otras porque me contó que luego de comprar la piedra, a los dos días le había salido trabajo que llevaba tiempo buscando”.

Qué son para usted las piedras, le pregunto a Julián. “Son todo para mí. Por ellas he viajado, he hecho amigos en muchos lugares, he tenido anécdotas especiales e increíbles  y son mi sustento”.

Llega una pareja a preguntar por una piedra para los enamorados. Ella sonriente y tierna y él  afectuoso y enamorado. “Cuarzo rosado” le dice Julián sin titubear y les señala varias opciones sobre su exhibidor. El hombre toma una hermosa esfera de cuarzo rosado, la pone sobre su mano para observarla y mostrarla a su compañera, la gira entre sus dedos, la empuña en su mano, la mira a ella luego a Julián y le dice: “la llevo. Me está gustando tanto como esta mujer que me acompaña y se van por el parque tomados de la mano….

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Pequeños dientes de ámbar,
pasas de miel y sal, porotos de agua,
aceitunas azules de la ola,
almendras olvidadas de la arena (Pablo Neruda)

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