Antes de empezar esta reseña quiero advertir que esta pretende no ser más que subjetiva, y lo siento, me valdré de la hermenéutica en esta ocasión debido a que no conozco mucho la intención de los productores de la serie.
Juego de Tronos es la serie del momento, la cadena distribuidora HBO encontró la gallina de los huevos de oro. La adaptación del universo de George R.R. Martin ha llenado de calidad al mundillo de la pantalla chica, que siendo sensato, si no fuese por las cadenas de renta digital de contenido, como Netflix, las producciones para televisión se conformarían con bajos costos de producción, o como en el caso de mi país, reviviendo la vida de personajes célebres de la cultura colombiana.
Antes de responder la pregunta de cuál es el éxito de esta serie, voy a aclarar algo, Juego de Tronos no es de esas series con las que me he encariñado, ni es de mis favoritas; sin embargo, cada vez más logro entender el porqué de la aceptación de las masas y sin dudas la recomiendo para todas aquellas personas que quieran procrastinar con calidad.
El primer punto que considero relevante es que los productores de la serie lograron captar la esencia del universo de Martin. Por otra parte, elementos como el desarrollo de personajes, la hostilidad y la aventura, giran en un espiral donde los eventos interceden en la cultura de las sociedades que nos muestra la serie. Es común entre la comunidad de fanáticos de Juego de Tronos que estos no estén encariñados especialmente con un personaje, pues, aunque son desarrollados con maestría en pocas escenas, nos damos cuenta de que cada uno es una parte pequeña de un universo inmenso y hostil. Por ello, la vida y la muerte se desarrolla en cortos ciclos, en consecuencia es más fácil encariñarse a una “casa”, pues estas abordan elementos del folklore europeo que identifican a la serie.
Ahora empezaré por nombrar los dos “peros” que le tengo a esta serie. Juego de Tronos tiene el mismo defecto que su universo literario, se toma tan enserio los eventos políticos que estos resultan, paradójicamente, en una serie de entrelazados políticos complejos tan bastos que llegan al ridículo. Es incómodo ver la serie por esto, aunque creo que a la mayoría de gente le gusta un peso argumental con mucha “realpolitik”. Yo trato de evitar las obras con este contenido pues me producen jaqueca, creo que es cosa mía, por ello no soporto más de 10 minutos de la serie House of Cards. La política en Juego de Tronos se la toman tan enserio que no se hace disfrutable.
Así mismo, el otro punto que no me llama la atención, creo que es la desventaja más grande de la serie en general, tanto así que opaca todas sus virtudes, es que la serie no se tiene o no se tuvo confianza de sí misma en un comienzo. Está claro que los productores no querían que pasase con la serie lo que pasó con el universo literario, que se convirtiera en un producto de nicho, o sea, un producto de pocos consumidores, pero consumidores acérrimos. Es por esto que la misión de los desarrolladores no fue entregar un producto al nivel de los libros, fue simplemente demostrar que una aventura de fantasía podía ser adulta. Esto opacó totalmente los intentos de plasmación entre tramados llenos de detalles que nutrían de cultura y de carne argumental a la obra. Además, lo anterior fue remplazado por la inclusión desenfrenada y hasta incómoda de escenas explícitas “+18” hasta el punto que se pierde todo el ambiente artístico en el que trabajaron los grandes diseñadores de escenarios. En mi opinión Juego de Tronos falla porque quiere demostrar que es adulta mostrando escenas de sexo y ultraviolencia sin ningún sentido artístico, dejando en un segundo-primer plano sus grandes virtudes.
