¿Quién se atreve a decir las cosas como son, por lo menos, a insinuar siquiera, las falencias e injusticias del poder? ¿Quién es capaz de expresar lo políticamente incorrecto a pesar de los pesares? Son pocos los que han dado un paso adelante, y Jaime Garzón fue uno de esos.
Cuando a un reconocido humorista le preguntaron en cierta ocasión que por qué no hacía chistes políticos, éste simplemente se limitó a responder vaga y de manera ambigua que eso no era su perfil como humorista, pues, básicamente sus guiones se dirigían a un público que esperaba otra cosa.
Y es que en un país como Colombia no es fácil expresar cualquier opinión de índole política o social sea en términos humorísticos o jocosos porque al otro día ya está siendo señalado por sectores extremistas, y el hecho de que alguien, y esto después de tantos años, se hubiera atrevido hacerlo es de admirar, ya que se requiere de valentía y mucha, pero muchísima personalidad, y he aquí enhorabuena ¡habemus Juanpis González!
Aunque valga reconocer a los columnistas de varios medios de comunicación que han tenido que soportar un sinfín de dificultades para denunciar públicamente todo tipo de corrupciones de los que está rodeado el poder público, existe un pequeño detalle que diferencia a los humoristas respecto a los demás.
Y es el hecho, de que a las denuncias sociales y políticas se les añade el elemento satírico y bufón hacia los personajes o instituciones involucradas, esto implica una burla de la sociedad en general, y persigue al mismo tiempo un sentimiento de vergüenza de quienes rodean a estos personajes o instituciones involucrados en las denuncias sociales y políticas que se hace.
A hora bien, aunque las características que hace Juanpis son totalmente diferentes de lo que han venido haciendo otros actores, y teniendo el debido respeto que merece cada quién, y entendiendo que Jaime Garzón es un referente histórico de denuncia política y social de carácter humorístico, y aunque haya personas que se muerdan el codo por no estar de acuerdo, su sucesor es Juanpis González Pombo, el de los Pombo de toda la vida.