Me gusta mucho la música de Juanes. Bueno, la verdad es que ya no sé si el verbo gustar lo debo conjugar en presente o en pasado. Aún no me decido. Como sea, siempre quise asistir a un concierto de Ekhymosis, pero cuando era pelado no pude. La primera vez que vi a Juan Esteban Aristizábal Vásquez en concierto fue por allá en 2000 o 2001. Ya ni me acuerdo. En todo caso, fue en la Universidad de Antioquia. Yo era estudiante en esa universidad y él daba conciertos gratis para promocionar su nueva marca: Juanes. En aquel tiempo Ekhymosis aún estaba muy presente en la cabeza de los jóvenes antioqueños de la época y recuerdo que ese nuevo Juan Esteban fue recibido con escepticismo. Si mal no recuerdo, hasta hubo chiflidos. Ese escepticismo no solo se sintió en Medellín, sino en todo el país.
No obstante, Juanes supo sortearlo, convirtiéndose en menos de 10 años más tarde en uno de los artistas más conocidos y respetados en Colombia y en cualquier país donde se hable español. Juan Esteban incluso es muy conocido en países europeos como Francia, Alemania, Portugal e Italia. La transformación de Juanes y su travesía del metal al rock-pop pueden o no gustar a la gente. Personalmente, lo que siempre he admirado de él es su amor por lo que hace, amor que lo ha llevado a conseguir todo lo que tiene y a ser todo lo que es hoy. Ha sabido luchar por sus sueños y por sus objetivos, a pesar de las críticas y de los cuestionamientos.
Hasta el año 2014 más o menos, antes del boom del reguetón colombiano, Juanes era una de las referencias musicales de Colombia en el mundo, junto con Shakira y Carlos Vives. Con la estrepitosa llegada de J Balvin, Maluma y el resto de “artistas urbanos”, Juanes y su música se fueron haciendo más discretos. No estoy seguro (o me rehúso a aceptarlo) pero me da la impresión de que cuando Juanes se dio cuenta de que su carrera estaba embolatada, vio en el reguetón la oportunidad de salir del impasse en el que estaba. Así que acudió a J Balvin y a sus amigos, Sky, Mosty y Bull Nene, para salir a flote de nuevo. Aunque en noviembre de 2017 Juanes dijo a Univisión que no iba a hacer reguetón, la realidad hoy parece ser otra.
Y es que las cifras no mienten: canciones como La camisa negra, A Dios le pido, Volverte a ver o Nada valgo sin tu amor, las más icónicas del exrockero paisa, solo tienen 107, 93, 71 y 42 millones de vistas respectivamente, a pesar de que están en la plataforma desde hace nueve años. En cambio, canciones recientes como Pa’ dentro, Fuego, La plata, Querer mejor, en menos de dos años ya suman 58, 42, 89 y 30 millones de vistas. Incluso la canción Minifalda, publicada con Greeicy hace solo 3 semanas, ya tiene 24 millones de vistas. Juanes acaba de sacar una nueva canción con un artista “urbano”, Sebastián Yatra. En el momento en que escribo este artículo, la canción, con solo tres horas de haber sido publicada, ya tiene 158 mil reproducciones. Como lo vaticinó el artista en un video promocional, este va a ser un nuevo “hit” musical. Seguramente. Sin embargo, tristemente la letra y la música dejan mucho que decir…
En conclusión, las cifras de Juanes en internet despegaron, su imagen se desempolvó, seguramente sus ingresos deben estar subiendo y sus negocios deben estar muy saludables. Parece, pues, que el exvocalista de Ekhymosis entró en el negocio, socio.
Así pues, el Juanes de las colaboraciones con artistas “urbanos” está haciendo gente feliz porque su reguetón no es el típico dembow que tanto se ha criticado por su vulgaridad, misoginia y exceso de mujeres semidesnudas. El suyo es más bien un reguetón híbrido, dulzón, sin mujeres desnudas ni vulgaridades explícitas.
Con los proyectos colaborativos que viene haciendo, Juan Esteban parece haber encontrado la receta para relanzar su carrera, aunque así le esté haciendo un favor al reguetón, pues está confirmando que los géneros “urbanos” pueden atraer a cualquier artista (¿quién se iba a imaginar, por ejemplo, un dúo entre Bad Bunny y Rubén Albarrán de Café Tacvba?).
Aunque es muy difícil bajarse del bus del reguetón cuando se ha disfrutado de sus mieles y comprobado que monetariamente funciona muy bien, aún conservo la esperanza de que Juanes vuelva a hacer música con los excelentes profesionales que lo han acompañado durante años (como Emmanuel Briceño). Juanes todavía puede, si quiere. Es triste que ya no tenga dos de los percusionistas que trabajaron con él en sus primeros discos y que últimamente toque menos la guitarra. Es que ya casi no la necesita.
