Tengo muy patente la escena de ese domingo 4 de abril de 1982 cuando mi papá me extendió un periódico de Bogotá y me dijo: ¿A qué usted no sabe quién está en esa foto?.- A mis escasos 17 años no sabía nada de lo que me hablaba, pero fueron tantos los modos y las maneras de mostrarme las cosas, que me llevé todo El Espectador para ver quién estaba en la fotografía.- Era Jorge Eliécer Gaitán, un personaje que le marcó el destino a muchas personas como mi padre porque pensaban que ese era el hombre de las grandes reivindicaciones sociales porque cuando el país tuvo la noticia de su muerte se sabía que este país se iba a volver una misericordia, por no decir más nada.-
Pero a lo que vinimos hoy fue a hablar de la persona que le disparó a Gaitán.- Entonces aparece en aquel periódico la noticia: Roa le dispara, Gaitán intenta devolverse cuando ve al hombre armado y este hombre logra acertar con tres disparos por la espalda que le causan la muerte no de inmediato porque luego es trasladado a la Clínica Central donde muere cerca de las 2 de la tarde y los relojes de Bogotá se detuvieron de un hecho que ya cumple los 75 años el próximo 9 de abril.-
Y empiezan las cosas, que era un personaje extrañísimo, que le pidió empleo a Gaitán y él le dijo 'yo no doy empleos, pídaselos al Gobierno' y parece que eso sirvió de factor para que Roa decidiera tomar venganza por su propia mano, de alguien que al principio admiró y luego terminó asesinándolo y termina siendo linchado a pocos minutos de haber cometido su acto criminal.-
Por casualidades del destino, Juan Roa Sierra vino al mundo en el barrio Egipto, a media cuadra de la humilde residencia en la que una placa señala que nació el caudillo liberal, miren ustedes las vainas de las coincidencias y uno se encuentra esos datos en lo que el escritor Miguel Torres relata en su libro El crimen del siglo, en donde contiene varios episodios reales que 75 años después reconstruyen un perfil sicológico del perpetrador.
El autor argumenta que después de comparar crónicas de la época, en su investigación de cuatro años pudo establecer que la familia de Roa era gaitanista y que incluso hay indicios de que él mismo pudo haber hecho proselitismo a favor del político liberal en las elecciones de 1946. Quizá por eso cuando las autoridades revisaron su casa encontraron algunos botones con la foto del candidato. "A veces oía por radio las conferencias del doctor Gaitán", dijo entonces al periódico El Tiempo María de Jesús Forero, amante de Roa y con quien tuvo una hija.-
Vamos más allá.- Es posible que la decepción del admirador tuviera su origen en un episodio que entonces fue revelado por testigos entre los que se encontraba la secretaria de Gaitán Ayala.- Resulta y sucede que Torres cuenta que el joven de 26 años habría visitado al político y abogado en su oficina para pedirle ayuda por su desesperada situación económica, como a todos nos ha tocado alguna vez, y al parecer Gaitán le contestó que su tarea no era buscarle puesto a la gente, y le aconsejó escribirle al gobierno.- Es que Roa Sierra era un joven albañil desempleado, descrito por algunos como holgazán, soñador, en exceso reservado y tranquilo, además de ser el menor de los 14 hijos de la señora Encarnación Sierra y de don Rafael Roa, también albañil y quien murió de una enfermedad respiratoria producida por su oficio.- Es más, cuando ocurrieron los hechos luctuosos de aquel 9 de abril, Juan vivía con su mamá en el barrio Ricaurte y era mantenido por ella.- Incluso, ocho de sus hermanos habían muerto y otro había sido recluido en Sibaté por problemas mentales al punto de que el pobre Juan padecía de esos males porque solía afirmar ser la reencarnación de Gonzalo Jiménez de Quesada y de Francisco de Paula Santander, incluso en ocasiones se peinaba igual que el prócer y se contemplaba en un espejo durante horas.
Cuando ocurrió aquel crimen fueron muchas las agencias de inteligencia que se ocuparon del caso.- Por ejemplo la Scotland Yard presenta a Juan Roa como un hombre poseído por delirios de grandeza, ensimismado y algo distraído y agrega que se puede inferir del reporte que este comportamiento pudo haberse agravado, e incluso debió comenzar desde que empezó a visitar, 18 meses antes del asesinato, a un individuo alemán de nombre Johan Umland Gerd que leía la suerte y que fue quien lo vinculó al Rosacrucismo.- Resulta que Umland Gerd había llegado a Colombia doce años antes y estaba casado con una mujer colombiana y enseñaba la quiromancia y según el testimonio de Gerd, él mismo lo inició en el Rosacrucismo cerca de un año antes y Roa se había afiliado a la sociedad con sede en San José de California con el número “Juan Roa 81816-S”.-
Bueno y el cuento sigue conque la madre de Juan Roa notó algo raro en su comportamiento y después de la primera visita al quiromántico se empezó a preocupar, al punto que fue a visitar al psíquico para reclamarle que su hijo había empezado a descuidar su trabajo y a imaginarse que él era Jiménez de Quesada, el fundador de Bogotá.- Y es entonces cuando aparece la figura de Jorge Eliécer Gaitán al que visita con el fin de que le ayude para conseguir un trabajo, pero además tenía otro amigo supersticioso, un señor Quintero con el que estuvo trabajando en el funicular a Monserrate, en el oriente de Bogotá.- Ellos le aconsejaron que comprara un anillo con una calavera para la suerte y fue así como Juan mandó fabricar un anillo en un metal blanco con una herradura y una calavera, pues esperaba que le llegara la suerte para conseguir un trabajo.
Sigamos, la última visita a Umland Gerat fue el 7 de abril, dos días antes del asesinato de Gaitán y fue cuando el germano atestiguó que Roa Sierra le había dicho que había tenido un sueño sobre unos tesoros o guacas en unas tumbas indígenas en dos pueblos no muy lejanos, Facatativá y Albán, y que quizá el destino le guardaba algo importante; que él se creía llamado a un destino muy alto, algo así como providencial.-
En todo caso el Domingo de Ramos, al comenzar la Semana Santa, unos días antes del asesinato, Roa Sierra le respondía a María de Jesús que tuviera paciencia durante esos días, que después iba a tener de sobra para pagarle toda la crianza de la niña; lo que indica que esperaba una recompensa económica por lo que iba a hacer. Por otro lado, una vez cometido el crimen, cuando Juan Roa fue llevado por los agentes de policía a la Droguería Granada para resguardarlo de la multitud, el dueño de la botica le preguntó por qué había matado a Gaitán, a lo que él respondió: -"Ay, Señor, cosas poderosas que no puedo decir. ¡Ay!, Virgen del Carmen, sálvame".-
Y ese es otro de los episodios que el país no sabe nada de nada porque al final Juan Roa Sierra fue linchado por la multitud, arrastrado muerto y abandonado frente al Palacio Presidencial.-