A pesar de que los medios internacionales destacaron en primera plana la inclusión de Juan Manuel Santos en la lista de los Paradise Papers, la prensa colombiana, con contadas excepciones (este medio, por ejemplo) ha ocultado las nuevas revelaciones. Como si en la época de las redes sociales y el acceso universal a la información en internet se pudiera tapar el sol con un dedo.
Pero Juan Manuel no está solo. Los hallazgos de los Paradise y Panama Papers, que hacen parte de la misma investigación, parece un llamado a lista en Naciones Unidas. Están representados todos los Continentes. Juan Manuel figura al lado de su amiga la reina Isabel II de Inglaterra y otros mandatarios como el ex Canciller de Austria Alfred Gusenbauer; José María Figueres, expresidente de Costa Rica; Mauricio Macri de Argentina; tres Primeros Ministros de Canada, Jean Chrétien, Paul Martin y Brian Mulroney; El Presidente de Australia, Malcolm Turnbull; el padre del antiguo primer ministro de Inglaterra, David Cameron, el señor Ian Cameron y la poderosa reina Noor de Jordania.
Hay también expresidentes de Japón, Pakistan, Zambia, Indonesia, Kazakhztan, Liberia, Uganda, Montenegro, Lituania, Togo, Mongolia, China, Ghana, Marruecos, Egipto, Islandia, Qatar, Azerbaiyán, Sudan, Mongolia, los hijos del expresidente Suharto de Indonesia, los amigos de infancia de Vladimir Putin, el Presidente de Ucrania, el Emir de Emiratos Arabes Unidos, el Primer Ministro de Paquistán, el hijo del Primer Ministro de Malasia, políticos de Costa De Marfil, Surafrica, Guinea y hasta de Palestina.
Estados Unidos no se queda atrás con Rex Tillerson, actual Secretario de Estado de los Estados Unidos y con Wilbur Ross, Secretario de Comercio del mismo país. Hay otros personajes destacados como el ex Fiscal de Ecuador, Galo Chiriboga, y hasta Shakira figura. En Brasil se destaca el ministro de agricultura, Blairo Borges y el ministro de hacienda, Henrique de Campo Meirelles. Hay un antiguo empleado de confianza de los Kirchner, Daniel Muñoz; un ex presidente del Banco Central de Ecuador llamado Pedro Delgado; Riccardo Francolini, antiguo presidente del Banco Estatal de Panama; un antiguo jefe de inteligencia de Perú, llamado César Almeyda; el Principe Heredero de la Corona en Arabia Saudita; antiguos ministros de hacienda de Francia, Hungria, Cambodia y Argentina, en cabeza de Nestor Grindetti; no podían faltar nuestros criollos Ana Milena Muñoz, Simón y Juan Carlos Gaviria, ex esposa, hijo y hermano del ex Presidente César Gaviria, lo mismo que Gabriel Silva Luján el columnista insigne de Palacio. Hay un último colombiano que figura en los Panama Papers: Carlos Gutiérrez Robayo, concuñado de Gustavo Petro. Pero según Hugo Chávez y Petro “ser rico es malo”.
Los registros en los Paradise Papers de Juan Manuel Santos datan de 2.000, y Santos reacciona ahora, publicando su declaración de renta tardíamente, donde obviamente no figuran los embrollos en Barbados, ya que han pasado 17 años. A principios de su segundo gobierno, Santos obligó a sus ministros a publicar sus declaraciones de renta, pero el no hizo en ese momento. Ahora piensa que con publicarla va a frenar a los críticos, pero, al contrario, nos ha dado más gasolina.
Su patrimonio de COP 6,446 millones es muy bajo frente a las propiedades que tiene el Presidente, a saber: un apartamento en el norte de Bogotá que acaba de vender en 2017, (lo tenía en 2016, fecha de la declaración), una casa que está construyendo en Rosales (Bogotá) que vale por lo menos dos millones de dólares y un apartamento en Key Biscayne, a saber. No hay evidencia de que tenga un “pied a terre” en Londres, como se ha afirmado.
Lo escandaloso aquí es que en 2000, fecha de los hechos, Juan Manuel Santos era el Ministro de Hacienda. No se ve muy pulcro que desde ese cargo haya invertido en paraísos fiscales. Pero la subvaloración del patrimonio para el año gravable 2016 no es la única falsedad. Ese año Santos ganó el premio Nobel de la Paz y recibió cerca de un millón de dólares (930.000 coronas suecas). Nunca lo presentó en su declaración de renta. Los únicos ingresos de 2016 son rentas de trabajo por cerca de COP 516 millones, y COP 3.8 millones como dividendos. Ni en ingresos generados en el exterior ni en el renglón de ganancias ocasionales figura el millón de dólares. Mas aún, Santos prometió que donaría el dinero a las víctimas, pero eso tampoco figura en su declaración como un gasto.
En conclusión, el Presidente subvalora su patrimonio –precisamente para reducir el injusto impuesto al mismo- y omite ingresos por casi COP 3000 millones. Hoy en Colombia se tributa sobre renta universal, es decir se debe declarar no sólo los ingresos generados en el país, sino también los recibidos en el exterior. Como sabemos, no pasará nada. La prensa enmermelada se ha encargado de darle cristiana sepultura a este escándalo.
Y a todas estas, no hay señales de que haya donado el dinero a las víctimas. De hacerlo sería con un gran show coreado por los enmermelados, benditos sean.