Tenía 16 años y estaba terminando ya su bachillerato en el Colegio Anglo Colombiano cuando acompañó a su mamá a la casa de sus primos Albornoz. Esa noche de agosto de 1979 escucharían el discurso de un candidato al Consejo de Bogotá que muy pocos conocían y que tenía entre sus pergaminos haber sido a los 27 años ministro de educación en gobierno de Carlos Lleras Restrepo. Esa noche, después de escuchar a Luis Carlos Galán Sarmiento, su vida le cambió para siempre: se dejó picar por el bicho de la política.
Creció en una finca en Suba, con su abuelo Pachoeladio Ramirez, un viejo liberal retirado que había hecho política en Cali hasta llegar a ser gobernador del Valle, como fuente de inspiración. Fue su abuelo, tambien columnista de El Tiempo, precisamente quien le recomendó nunca ver televisión porque “esos aparatos secan el alma”. Descubierto por el nieto viendo el noticiero de Arturo Abella, acomodó su norma y la completó: “Las únicas horas en las que está permitido ver televisión acá son entre las siete y las siete y media”.
Luis Carlos Galán le marcaría su vida, tanto com su abuelo: ambos combinaban periodismo y politica, como ha hecho Lozano durante toda su vida. Al dia siguiente de escucharlo en casa de sus amigos Albornoz, lo buscó en su sede de Usaquén. Siendo estudiante de derecho de la Universidad de Los Andes, no dudó en aplicarse en cualquier rato que tuviera a la campaña del Galán al Consejo y llenarse las manos de pegamento para pegar afiches por la ciudad. Se declaró desde entonces un Galanista de primera línea y siempre encontró el tiempo para acompañar al líder liberal, combinando incluso con un pequeño trabajo en la firma de publicidad Baker Mckenzie. Allí estaba listo a acompañarlo cuando Galán decidió lanzarse, en contravía de la maquinaria oficilista liberal a la campaña presidencial de 1990. Tenía 24 años y la euforia era tal que Juan terminó alquilando un pequeño apartaestudio en el edificio de la sede de campaña. Las amenazas contra la vida del líder liberal rondaban se tornaban cada vez más oscuras, cada vez más reales. Entonces llegó el 18 de agosto de 1989.
Juan Lozano salió hacia Soacha en un carro que no hacía parte de la comitiva de Galán. Eran las cuatro de la tarde de ese viernes tenebroso. Lo acompañó Consuelo Lleras, hija del ex Presidente Alberto Lleras. Reinaba la zozobra en medio de un gran trancón. Encontraron la plaza de Soacha colmada de gente, alguna muy borracha, el descontrol mandaba, sin autoridades por ningún lado. Llegaron a tiempo para advertirle al candidato, como hizo Consuelo Lleras, que no se subiera a la tarima. En medio de la euforia, no la escuchó.
Fue entonces, cuando desesperado, el joven Juan Lozano emprendió una carrera hasta la tarima. Se abría paso entre la gente. Alcanzó a llegar al camión de estacas a donde habían subido al líder liberal para llegar hasta la plaza. Dos de los sicarios iban allí. Había tanta gente que Lozano no pudo insistirle. Después todo fue una película de terror.
Galán caminó, acompañado de Germán Vargas Lleras, hasta la tarima. Luego vinieron los tiros y los gritos de “Le pegaron a Galán”. Las balas rebotan contra el piso como en un aguacero demoniaco. Lozano le dijo a uno de los escoltas que estaban cerca suyo. Había que sacar a Galán de la plaza. El candidato herido termino en otro carro, pero Lozano y Consuelo Lleras lo siguieron hasta el hospital de Bosa. Lo ayudó a cargar, le quitó la camisa empapada de sangre, aún estaba consciente: “no me dejen morir” les decía a él y Patricio Samper . La atención del centro de salud era precaria y con urgencia fue trasladado al hospital de Kennedy. No hubo nada que hacer. Galán murió a las 10 y 30 de la noche antes de poder ser atendido.
Marcado por este líder y la tragedia, Juan Lozano retomó su vida combinando, también como Galán: el periodismo como tribuna informativa de opinión y la politica. Llegó al senado e, intentó ser alcalde de Bogotá con la frustración de la derrota electoral con Lucho Garzón por la Alcaldía de Bogotá regresó al periodismo en Red Más Noticias, El cargo para el que cadba de ser nombrado, director del Canal RCN es un desafío mayor.