Para ganar en el fútbol argentino hay que meter pierna, querer el fútbol, amarlo, saber que es el Gráfico, que son los clásicos. Amar el futbol. Juan Fernando Quintero es un pecho frío absoluto. Él no sabe que es el fervor de un clásico. No sabe que en las canchas argentinas, sin importar si es River o Boca, el jugador no se vuelve ídolo solo por el talento que pueda tener sino por el fervor, por los huevos que pone en la cancha. Por eso es que en River nunca nos vamos a olvidar de Falcao y la manera como cantaba los goles, como un poseso, o de Juan Pablo Angel que se rompió el lomo entrenando para ser uno de los cuatro fantásticos junto a Saviola y Aymar.
Juan Fernando Quintero, futbolísticamente, está mejor dotado que ellos dos. Sin embargo es un jugador inferior a ellos por la poca actitud que tiene. Desde hace unos años ha dicho que a él lo que le gusta, más que entrenar, es ir por allá a cantar con Maluma o con J Balvin, todas esas letras que desprecian a las mujeres. Por eso es que el Porto no quiere saber de él, por eso es que vive lesionado. Esto es un deporte para profesionales, para atletas de alto rendimiento y no para pretty boys. Es que hasta hace muy poco Juan Fernando Quintero decía tener la duda de que prefería cantar a hacer goles y así sí que es muy complicado. En Argentina esperan de él que lo de todo en su club. No queremos medias tintas. Y si se pone de muy reggetonero en redes sociales los hinchas de una vez lo van a boletear.
Juan Fernando Quintero debe saber que esta es su última oportunidad para triunfar en un club verdaderamente grande, no como el Deportivo Independiente Medellín, sino con un verdadero campeón continental. En River queremos futbolistas, no reggetoneros. Queremos gente que ame el fútbol, como Francescoli, como De Alessandro, como el Beto Alonso o Gallardo. Marcelo lo va a tener que afinar, ojalá lo haga. Tiene clase para ser ídolo millonario. Clase y fútbol pero no actitud que es, en definitiva, lo que hace a los hombres grandes