El empresario paisa dueño de los jugos Frudelca que venden D1, Ara y Olímpica

La segunda vida de Juan Diego Ospina, el dueño de los jugos que más venden D1, Ara y Olímpica

El empresario paisa le dio un giro completo a su vida, hoy lidera un proyecto de 1400 has de cítricos que le genera ingresos a 900 campesinos con la marca Frudelca

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enero 30, 2024
La segunda vida de Juan Diego Ospina, el dueño de los jugos que más venden D1, Ara y Olímpica

Los camiones llenos de envases con jugo a naranja y de limón con la marca Frudelca no se detienen de circular por la carretera que de Támesis conduce a Medellín. Allí están los extensos cultivos de naranjas, mandarinas y limones de Juan Diego Ospina Baraya en la finca La Cristalina. Convertido en un importante exponente de la agroindustria su vida parece de película.

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Nieto del presidente Mariano Ospina Pérez, de quien heredó su gusto por el campo, y de doña Bertha Hernández, hijo de Mariano Ospina y Helena Baraya, todo lo tenía para tener una vida organizada con estudios en el exterior bien para descollar en la política o en el sector empresarial. Pero la Medellín de los años 80 con el narcotráfico permeando todos los niveles de la sociedad colombiana y en especial la paisa terminó tocando a Rodolfo Ospina Baraya. Conoció a los hermanos Kico Moncada y Fernando Galeano en las ferias de caballo en el Suroeste antioqueño y por el interés equino estableció con ellos alguna relación comercial relacionada con venta de equinos, ganados o comisiones en tierras.

Ellos terminarían enredados con negocios de Pablo Escobar y asesinados por el capo en La Catedral-

La capacidad de maldad de Pablo Escobar

Como muchos en Medellín, Moncada y Galeano trabajaban con Pablo Escobar, pero cuando este decide entregarse al gobierno de Cesar Gaviria en 1991 haciendo uso norma judicial para intentar desactivar por vía del sometimiento a la justicia la guerra entablada por el cartel de Medellín, le entrega secretos de la comercialización de la droga que solo él manejaba. Estos le debían entregar una cifra mensual por las ventas, un compromiso que incumplieron durante un par de meses despertando así toda la sospecha del capo enfurecido en la cárcel de La Catedral.

Escobar envió a la casa de Moncada, ubicada en el barrio Laureles de Medellín, a uno de sus más despiadados sicarios, conocido como El Titi quien se topó con una gran caleta de dólares. El mensaje llegó donde el capo y con éste la sentencia de muerte. Los días estaban contados. Los citó a la cárcel, como solía hacer con sus lugartenientes, para rendirles cuentas.

Juan Diego Ospina Frudelca - El empresario paisa dueño de los jugos Frudelca que venden D1, Ara y Olímpica
Frudelca llega con su jugo natural a todas las regiones del país

Viajaron en su propio transporte y el 3 de julio de 1992 estaban en las puertas de La Catedral. La suerte estaba echada. En la parte exterior los esperaba su guardaespaldas de confianza, Don Berna, quien años después se convertiría en uno de los comandantes paramilitares más crueles del país. Después de horas de espera Don Berna regresó a Medellín con la mala noticia sobre la suerte de sus patrones en manos de Escobar. Después se sabría de su asesinato y la posterior quema de los cadáveres para no dejar huella.

La advertencia oportuna al Fiscal De Greiff 

Juan Diego Ospina no solo supo de este crimen en la Catedral sino de las atrocidades que se cometían bajo el mando de Escobar que seguía delinquiendo. Además de estar incumpliendo el compromiso adquirido con el acuerdo de sometimiento a la justicia, sabia de la amenaza que éste significaba para Colombia. Tomó una decisión radical que lo ponía en alto riesgo pero que bien valía la pena correr.

Logró una cita con el Fiscal Gustavo De Greiff para ponerlo al corriente de los horrores de La Catedral. Llegó a su despacho en el bunker y relató detalles de aquello que conocía de las atrocidades que ocurrían en aquel feudo criminal de Escobar desde donde seguía traficando. Seguía siendo el gran capo con la seguridad que le daba aquella cárcel construida bajo sus directrices en un territorio controlado por él en las faldas de Envigado, a donde había llegado tras su entrega un año antes, en junio de 1991.

La información suministrada fue la clave para la toma de La Catedral ordenada por el presidente Cesar Gaviria que derivó en la fuga del capo y sus lugartenientes en la madrugada del 22 de julio de 1992.

Pero no se quedó allí. Ospina Baraya quiso que su información trascendiera fronteras. Contactó a la CIA en Suiza y más adelante éstos lo remitieron a la DEA para delatar cómo funcionaba y articulaba Pablo Escobar su emporio criminal.

Se instaló en Miami durante un tiempo prudencial en el que concibió el negocio que quería montar: la producción de jugo de naranja natural a precios económicos para que cada día más colombianos pudieran consumirlo, en vez de bebidas menos saludables y nutritivas. Y lo logró con su empresa Frudelca.

Inició la siembra de naranja en la finca La Cristalina en el municipio de Támesis en el suroeste de Antioquia, pero se fue expandiendo comprando o alquilando tierras para sembrar más y más naranjas, además de mandarina y limón Tahití. Montó una moderna planta de procesamiento que garantiza la producción de jugo natural, sin conservantes químicos, que sale desde el amanecer con destino a los distintos centros de acopio de los grandes almacenes de cadena como Olímpica, Makro, Colsubsidio y D1 el gran vendedor de los jugos de Frudelca.

A sus 65 años ve crecer cada día sus grandes extensiones de tierra cultivadas en naranjas, mandarinas y limones para responder a la creciente demanda de sus jugos naturales que resultaron ser una fórmula ganadora logrando un precio asequible a cualquier bolsillo, cumpliendo así con uno de sus grandes propósitos cuando fundó el proyecto agroindustrial Frudelca, hace ya 35 años.

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