Muchos años antes de ingresar al M-19, Gustavo Petro conocía a Juan Carlos Montes. Era hijo de Reyes Montes Pacheco, un aguerrido líder sindical que sería alcalde de Sincelejo y al que asesinarían en 1989. Su hermano, Gustavo Montes, fue candidato a la Gobernación. En esa familia el joven Gustavo Petro se sentía como pez en el agua y aún recuerda sus caminatas en los ardientes atardeceres de Ciénaga de Oro. Petro supo de la angustia que le generó a Montes las torturas que sufrió en el Cantón Norte su cuñada, acusada de pertenecer a la guerrilla. Fueron seis meses de golpes e insultos de lo que la mujer jamás se recuperaría. Salió del Cantón Norte completamente desquiciada.
Mientras Petro se fue al M-19, Montes estudiaba Ingienería Civil en la Universidad de Córdoba. Después de su desmovilización a la vida civil el economista Gustavo Petro se reencontró con su amigo Montes. Petro soñaba con llegar al Congreso. Lo logró. En 1994 quiso repetir curul y Montes lo respaldó. Viajaban en su destartalado Volga soviético por todo Cordoba. No tenían recursos. Al final no les alcanzó y Petro, en su intento, se quemó.
El lazo de amistad no se rompió. Montes se alejó de la política y se metió de lleno a sus proyectos de infraestructura. Allí conoció a Simón Vélez, un arquitecto manizalita conocido mundialmente por sus construcciones de bambú y guadua. Ambos coincidieron en un proyecto de vivienda de interés social en Ricaurte, Cundinamarca. Se hicieron amigos inmediatamente. Montes se lo presentó a Petro y la amistad entre los tres creció. Fue en la casa de Montes en Sincelejo en donde conoció a la joven estudiante Verónica Alcocer, quien se convertiría en su segunda esposa.
Montes, en el 2005, estaba interesado en ser gerente a la campaña al Senado. Le pide, a cambio, un porcentaje sobre los recursos que él consiga. Según Petro ,se niega, pero a cambio le da la gerencia de la campaña en la Costa Atlántica. Montes desconfía de Petro. Había visto cómo trataba a sus amigos. En una temporada que estuvo exiliado en París, una compañera del M-19 lo hospedó en su casa durante meses. La señora regresó a Colombia en el 2004, mientras él ya era congresista. Fue a visitarlo a su oficina en el Congreso y se chocó con un muro de frialdad. Petro apenas la saludó. Por eso Montes decidió grabarlo en su casa en el momento de entregarle los 20 millones de pesos que supuestamente había recolectado entre sus amigos Simón Vélez. Según Petro el video en cuestión es de antes de la campaña al Senado. Era Representante a la Cámara y estaba ad portas de unas elecciones internas nacionales para elección de delegados al Congreso de la Unidad del Polo. Según Petro él había observado la videocámara apuntándolo, quiso desviarla pero se abstuvo.
La amistad se resquebrajó en el 2013 cuando estalló el escándalo de la máquina tapahuecos. Durante su alcaldía Juan Carlos Montes era subdirector técnico de la Unidad de Mantenimiento vial. El gerente, Juan Carlos Abreu, decidió despedirlo. Montes le pidió ayuda a Petro pero éste le dio la espalda. No se volvieron a hablar. En la entrevista que le dio el 4 de diciembre Simón Vélez a Gustavo Gómez Córdoba, de La Luciérnaga, se ahondó más en lo despreciativo que había sido Petro con su amigo. El resentimiento de Montes no tuvo nada que ver con la publicación del video. Según Petro, hackers poderosos lo extrajeron de su disco duro. La hija de Montes ha afirmado que la versión de Petro es cierta, el dinero se lo dio Simón Vélez. La entrevista de Gustavo Gómez enlodó aún más el camino de Gustavo Petro en la búsqueda de reestablecer su imagen.