La relación de los propietarios de los ingenios azucareros se agrió en la tarde del 29 de julio del 2014 en la celebración de los 150 años del Ingenio Manuelita en el corazón cañero del Valle del Cauca. En el discurso del Presidente del emblemático ingenio, Henry Eder, no titubeó en reconocerle al Presidente Uribe, de manera generosa, su esfuerzo por devolverle al país la seguridad; su padre, Harold fue el primer secuestrado por las Farc en 1965 y murió en cautiverio. Los aplausos retumbaron en contraste con el momento en que se refirió con escepticismo al proceso de paz con la guerrilla, que apenas despegaba. La audiencia claramente simpatizaba mucho más con el nombre de Uribe que con el de Juan Manuel Santos, quien además cometió el error de llegar con tres horas de retraso. Santos sintió el vacío y se retiró tan pronto como pudo, una vez concluyó su discurso que había recibido con frialdad. La espina, dicen cercanos al Presidente, le quedó enconada.
Para muchos en el Valle del Cauca ese fue el origen de una pugna, que se hizo sentir con un par de latigazos económicos: el incremento del arancel al azúcar y la multa a los catorce ingenios por un valor superior a los $320 mil millones que les impuso el superintendente Pablo Felipe Robledo, acusados de haberse cartelizado para controlar el precio. Fueron muchos los acercamientos inútiles que buscaron los empresarios con la Casa de Nariño para buscar descongelar las relaciones, hasta que al fin pariera hubieran encontrado la ruta con el nombramiento de Juan Carlos Mira como vicepresidente de Asocaña, el gremio que los reúne.
Mira proveniente de una familia raizal caleña, estudió en la Javeriana y desde la universidad se interesó en la actividad pública y muy pronto entró a formar parte del círculo de poder de Juan Manuel Santos. Su tío Carlos Mira, ha estado vinculado al sector como presidente de Ciemsa, la comercializadora creada por los ingenios vallecaucanos para canalizar las exportaciones de azúcar, y fue uno de los directivos multados de manera individual por la Superintendencia. Su esposa Liliana Arias, a quien Mira conoció en los corredores de Palacio, es actualmente una de las dos secretarias privadas de la primera dama María Clemencia de Santos, también con raíces caleñas por el lado materno, nieta de la querida compositora vallecaucana Graciela Arango de Tobón. La cercanía con la familia presidencial es tan grande, que Martín Santos fue escogido para ser el padrino de su primogénita Francisca, cuyo nombre es un homenaje al Papa Francisco.
Juan Carlos Mira, recién graduado trabajó en el equipo de asesores de Juan Manuel Santos en el Ministerio de Hacienda a donde éste llegó en reemplazo de Juan Camilo Restrepo en el gobierno de Andrés Pastrana. Fue el estreno de los dos en el sector público, y han seguido cerca como subalterno y jefe. Ingresó luego, como casi todos los pupilos de Santos, a la Fundación Buen Gobierno y posteriormente estuvo con él en el Ministerio de Defensa. Ya en la Presidencia, Santos lo escogió para que fuera su primer Secretario Privado. Permaneció en el cargo hasta marzo de 2012 cuando asumió la Consejería para las regiones en remplazo de Alex Char, con manejo en la designación de los cupos indicativos –mejor conocido como la mermelada- a los congresistas, alcaldes y gobernadores en las regiones. Fue uno de los operadores ‘’computador de palacio’’ por donde pasaron Aurelio Iragorri, Germán Chica, y el ex consejero de Comunicaciones Juan Mesa, hoy embajador en Roma.
La cercanía de Mira con el Presidente y su círculo íntimo es a prueba de todo. Basta ver su cuenta de twitter para confirmarlo, y los azucareros saben mejor que nadie que unas malas relaciones con el ejecutivo, no le conviene a nadie, situación que consideraron prioritario corregir. Doblada la amarga página de la millonaria multa, era hora de mirar hacia adelante. Las fracturadas relaciones con el gobierno del actual Presidente de Asocaña Luis Fernando Londoño, quien además ya estaría pensando en su retiro, difícilmente podrán repararse, así que era necesario un aire fresco engranado con el poder de la Casa de Nariño.
Una vez dejó la secretaría privada Juan Carlos Mira incursionó en el sector privado en el 2013 como director de Regulación y Comunicaciones de Sabmiller pero sin duda parecería que lo suyo está en la gestión pública, y un cargo gremial resultaría la combinación perfecta. La oferta de los azucareros le llegó como anillo al dedo porque podrá actuar como una especie de bisagra entre el sector público y el privado, con la cercanía presidencial necesaria como lo acaba de demostrar. Ya estando en el cargo de vicepresidente de Asocaña se vistió el smoking para formar parte de la comitiva presidencial a Londres y estuvo en primera línea del protocolo del Palacio de Buckingham, así que sin duda la movida puede empezar a producir resultados para los azucareros más temprano que tarde
Su esposa, Lina Arias, también está en el corazón del Palacio de Nariño y es Secretaria Privada de la Primera Dama, María Clemencia Rodríguez de Santos. Su hermana María del Pilar Mira es agregada en la embajada de Colombia en Londres desde enero de este año.
Una de sus primeras tareas será buscar un acuerdo con el gobierno en un punto que tiene a los industriales del Valle y a los productores de gaseosas con las alarmas prendidas: la Reforma Tributaria y el Impuesto a las Gaseosas y bebidas azucaradas. Aunque es un punto que está incluido en la reforma son varios los senadores en el congreso que desde distintas fuerzas políticas se oponen al nuevo impuesto. Serán quizá los mejores aliados de Juan Carlos Mira que buscará aprovechar sus buenas relaciones y el manejo del Congreso en el que se entrenó junto al Presidente. , una buena prueba para medir resultados a una apuesta crucial para la industria azucarera