Theodore Roosevelt, el vigésimo sexto presidente de los Estados Unidos (1901 – 1909), tenía por costumbre citar un proverbio que resumía la política exterior de su mandato, “habla en voz baja y carga una gran vara” esta visión dominante y solapada impulsó una forma de política, de naturaleza intervencionista hacia Latinoamérica, cuya primera manifestación fue la intervención solapada de Estados Unidos en la independencia de Panamá con el propósito de hacerse con el control del canal por construirse, el cual sería clave para afianzar a los Estados Unidos como una potencia comercial, política y militar.
Desde entonces, Estados Unidos no ha dejado de inmiscuirse en Latinoamérica con el único fin de someter, por diversas vías, a los países de la región que no se alineen con sus intereses, que no son otros que la explotación, a diversa escala, de toda suerte de recursos. Esto fue lo que sucedió en República Dominicana con el gobierno de Juan Bosch.
Bosch fue un demócrata y un hombre comprometido con fomentar el pensamiento político en el Caribe. En esa línea fundó el Partido Revolucionario Dominicano, mientras residía exiliado en Cuba, el cual tenía como fin la liberación de República Dominicana del yugo de Trujillo. Una vez que el dictador cayó baleado en 1961y que las condiciones fueron las adecuadas gracias a la diligente intervención de Joaquín Balaguer, quien posteriormente sería presidente y su más sonado rival político, Juan Bosch pudo regresar al país.
Este dominicano, asumió la presidencia en febrero de 1963, convirtiéndose en el primer presidente electo democráticamente tras la dictadura del Chivo. Para ese momento, Bosch ya era una reconocida figura literaria, intelectual y política, que había vivido por veinticinco años en el exilio, diecinueve de ellos en Cuba. Durante su estancia en la isla, tuvo un importante rol político, al punto que fue secretario del presidente Prio Socarrás y participó junto con Fidel Castro, en 1947 en la fallida expedición desde Cayo Confítes.
El gobierno de Bosch se fundamentaba en implementar profundas transformaciones sociales en un país que por tres décadas había sufrido los excesos y malos vicios de una de las más feroces dictaduras del siglo XX. Una de las primeras medidas en implementar fue promulgar una constitución de corte liberal, que le concedía a los dominicanos una serie de libertades hasta ese momento desconocidas. La nueva constitución incluía los derechos de los trabajadores, entre otros el derecho a organizar sindicatos, pero así mismo integraba al marco legal a las mujeres embarazadas, a las personas en condición de mendicidad, entre otros. Así mismo, enfocó esfuerzos en acabar con el latifundismo, lo que provocó el malestar de los hacendados. Por otra parte, a los industriales no les cayó en gracia que Bosch defendiera a la clase obrera. Sin embargo, hubo dos fuerzas que fueron claves en su caída, la iglesia, que veía con resquemor la secularización del estado y el estamento militar malacostumbrado a actuar sin límites durante la era Trujillo y que veía como su previa impunidad se veía amenazada.
Juan Bosch fue derrocado con la complicidad de Estados Unidos,
decidido a evitar otro gobierno de izquierda en el continente
Para septiembre de 1963 la conspiración orquestada desde el primer día de su candidatura, logró su cometido, Juan Bosch fue derrocado con la complicidad de Estados Unidos, decidido a evitar otro gobierno de izquierda en el continente. Sin embargo, esto no fue suficiente, los conspiradores querían eliminar cualquier posibilidad que le permitiera a Bosch regresar al poder, a la par, se dispusieron a desmantelar todos los avances alcanzados en sus escasos meses de gobierno. A pesar de ello, Juan Bosch no claudicó, dedicó todo su talento de estadista e intelectual a formar una plataforma política anclada en la investigación histórica como referente clave para entender el devenir histórico de los pueblos del caribe con el propósito de crear una conciencia cultural y posteriormente política que sirviera como espolón contra las arremetidas de la gran potencia y sus alfiles.
En 1965, un grupo de militares leales a Bosch organizó una revuelta, conocida como la Revolución de Abril, la cual tenía como uno de sus fines, devolver el poder al depuesto presidente. La revuelta, inicialmente de naturaleza militar, termino siendo apoyada por la ciudadanía, sin embargo, los Estados Unidos reaccionó invadiendo el país sofocando con ello la iniciativa. Como resultado de lo anterior, en 1966 fueron convocadas nuevas elecciones a las que Juan Bosch se presentó, como un acto de compromiso con preservar la democracia recién adquirida, pues sabía que las condiciones de ocupación por parte de los Estados Unidos no garantizaban la libre elección. Enfrentó un predicamento. No participar en una elección constreñida por la presión norteamericana y con ello deslegitimarla, con lo que la ocupación se mantendría o entrar en una contienda de la que iba a salir derrotado, pero con ello aseguraba liberar al país de la invasión de Washington, optó por la segunda opción y fue derrotado por Joaquín Balaguer.
A pesar de ello se mantuvo activo en política, fundó un nuevo partido, el PLD y se postuló a la presidencia para las elecciones de 1978, 1982, 1986, 1990, y 1994 sin lograr su objetivo. Luego de su último intento, optó por retirarse. Murió en 2001 en su natal República Dominicana y es recordado como un político honesto y de fuertes principios democráticos, lo cual, en el panorama actual resulta ser toda una rareza.