Millones de jóvenes colombianos sin empleo o subempleados. En zonas periféricas y corredores del narcotráfico, vulnerables frente a los grupos armados, incluyendo disidencias de las Farc y las bacrim. Muchos sin acceso a internet en las costas, en los antiguos territorios nacionales o en zonas rurales pegadas a las grandes capitales.
Difícil construir una plataforma sólida para la paz sin empleo de calidad para los jóvenes. Se supone que los jóvenes en Colombia, a diferencia de lo que pasa en países como Japón o Alemania, son nuestro bono poblacional: en teoría, un activo de inmenso valor por los rendimientos que representan para la sociedad, hoy y mañana, en términos de su potencial de innovación y creatividad y su aporte productivo.
Los jóvenes colombianos son los mas afectados por el desempleo en campos y ciudades. La sociedad colombiana pierde la posibilidad de redimir tan valioso bono.
Eterno retorno: el último informe del Dane acerca del desempleo juvenil sigue siendo desalentador, relato de una enfermedad crónica. Para aquellos entre 14 y 28 años de edad la tasa de desempleo en las 13 ciudades y áreas metropolitanas, entre mayo y julio de 2017, fue superior a 18 %. La artimética del desempleo golpea más a las mujeres: 21,2 %, dos puntos más que hace un año. Para todo el país, el desempleo juvenil es del 15,9 %, tasa superior a la de hace tres años, sin incluir la del subempleo.
Los grupos armados que explotan coca y minas ilegales
son, por partida doble, amenaza para los jóvenes
En ciudades y en el campo, la situación de los jóvenes es precaria. En las ciudades, por las altísimas tasas de desempleo y subempleo. Peor en el área rural, azotada también por la falta de oportunidades laborales, por la baja calidad de la infraestructura pública, sean las vías o la conectividad a internet, la oferta educativa y, en general, los servicios públicos. Particularmente, en aquellas que han sido zonas de conflicto, la presencia de los grupos armados que explotan la coca y las minas ilegales es, por partida doble, amenaza para los jóvenes.
El sábado pasado amaneció con la noticia de un joven de 22 años, Iván Torres Acosta, estudiante del Sena, asesinado por guerrilleros disidentes de las Farc en Miraflores, Guaviare. La razón: oponerse al cultivo de coca y al reclutamiento, dos premisas, se supone, del posconflicto. Son las mismas razones por las que grupos armados, herederos de los paramilitares, vinculados a las rentas del polvillo maldito y de la minería ilegal, amenazan y ejecutan a quienes se involucran en cultivos alternativos, sea en Tumaco o Urabá. O tienen los jóvenes la trágica alternativa de ser reclutados por tales grupos o de vender su mano de obra para los cultivos y el procesamiento de coca y la minería ilegal.
El drama no parece estar en el repertorio de retos prioritarios de los candidatos a las elecciones del 2018. Es difícil, mientras no cambie la política antidrogas, que dejemos de ser los primeros del mundo en el infame negocio de la cocaína. Sin embargo, sí está al alcance de la mano proveer a los jóvenes de oportunidades. Una de ellas, el acceso a internet
Desde luego, en las cifras agregadas, el asunto de la conectividad parece ir bien. Según MinTic, hay mas de 28 millones de conexiones a internet (por distintas tecnologías, incluyendo internet fijo y móvil de distintas generaciones) y ya estamos arañando las 60 millones de suscripciones celulares.
El no acceso a internet
será la mayor causa de inequidad en las próximas décadas.
Sin embargo, basta mirar por encima las cifras oficiales para detectar las brechas entre regiones, por un lado, y entre campo y ciudad, por otro. Departamentos y capitales de la costa atlántica, rezagados, de lejos, frente a Bucaramanga, Medellín y Bogotá. Índices de conexión absurdamente bajos justamente en aquellas zonas de conflicto, propensas al narcotráfico y la minería ilegal. Sin embargo, no hay que ir sino al área rural de municipios cercanos a Bogotá, como en el valle de Ubaté, para entender que los niños allí están en franca desventaja frente a sus pares urbanos. Es frecuente la absurda situación de encontrar decenas de tabletas y PC… sin conectividad en las escuelas.
Jack Ma, el hombre educado para ser maestro y que se convirtió en el empresario de Alibaba, que hoy factura mas que la suma de Amazon y eBay, dice que, así como el petróleo fue una materia prima industrial imprescindible para mover la economía en el siglo XX, hoy es el manejo de la información, a su vez determinado por el acceso a internet, la materia prima mas importante en la creación de riqueza. El no acceso a internet será la mayor causa de inequidad en las próximas décadas.
Sin oportunidades laborales, educación de buena calidad y conectividad a internet, ganan las bacrim y los demás rentistas del negocio del narcotráfico.