Había un joven que tenía una pena de amor. Nadie lo sacaba de su depresión. No tenía trabajo, le estaba yendo mal en la universidad y su novia lo había dejado. Un amigo le recomendó una salida, en vez de emborracharse con tragos baratos, lo mejor era leer el libro del italiano Walter Rizo: Manual para no morir de amor. No tenía plata y la pena pesaba como dos. Así que se metió a un almacén Éxito de Sincelejo y robó el libro de autoayuda, además de unas chocolatinas Jet con las que esperaba reconquistar a su amor. El pobre hombre estaba en una racha tan mala que la seguridad del almacén lo descubrió y llamó a la policía.
La policía, que no entiende de despechos, lo detuvo y se lo llevó para la Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía y hasta le tomaron una foto como si fuera un capo del narcotráfico. El muchacho va a enfrentar cargos por hurto.
No todo ha sido malo para el joven de 24 años, su perfil de Facebook se ha colapsado con los nuevos amigos que tiene y los mensajes que le han dejado son alentadores. Además, cada vez se ven más mujeres rondando su casa en el barrio El Tendal del Corozal. Los jóvenes románticos cada vez escasean más.