¿Cómo logra un joven que no puede ver, acceder a un cargo público y ser uno de los funcionarios más destacados? Proclama del Cauca conoció la historia de este hombre y la comparte con sus lectores.
El primer técnico de Sistemas con limitación visual graduado en el departamento del Cauca tiene por nombre Diego Fernando López Rojas, un joven alegre y soñador que, con solo 23 años, conoce el teclado del ordenador y sus funciones mejor que cualquier nativo digital. Conoce y reconoce los pasillos y cada oficina de la Secretaría de Educación como si fuese su casa.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “la cifra estimada de personas con discapacidad visual para el 2017 fue de 253 millones: 36 millones con ceguera y 217 millones con discapacidad visual moderada a grave “y, además, “las enfermedades oculares crónicas son la principal causa mundial de pérdida de visión”, números que muestran la importancia de generar conciencia y proyectos de inclusión.
Diego nació de manera prematura y debió estar en incubadora durante diez días. Por elevada presión de oxígeno y no protección adecuada de los ojos, en este periodo, sufrió desprendimiento de retina. Su diagnóstico médico es Retinopatía del Prematuro (ROP), una enfermedad que se da por un desarrollo anormal de los vasos sanguíneos de la retina y de ser severa puede causar ceguera.
A la fecha no hay adelanto científico capaz de curar su ceguera, pero Diego consulta y visita la ciencia médica de manera constante esperando a que las investigaciones sigan avanzando y encuentren quizá, un cura que le permita conocer con la vista, lo que ya conoce con la percepción.
Infancia y adolescencia: Una etapa de choque
Nacido en Popayán, y con raíces nariñenses, Diego se describe como una persona alegre. Tiene vivos recuerdos de su infancia: el cuánto le gustaba escuchar música y jugar con sus carros y aviones y lo difícil de encontrarse como una persona capaz de integrarse y cumplir sus sueños.
“Siempre me dijeron que debía realizar mi vida como cualquier persona del común” expresa mientras se refiere a lo importante del apoyo familiar, a la admiración y respeto que siente por su señora madre, como él le dice, y a lo agradecido que está porque ella siempre lo ha animado a sentirse igual que lo demás, a realizar labores que parecieran impensables en su condición y sobre todo a creer en sí mismo.
Sus estudios de primaria y bachillerato los realizó en el Centro Educativo del Norte La Merced. El sistema Braille le brindó a través del tacto lo que sus ojos le negaron, acceder a la información, algo que debió aprender desde muy temprano para entrar al mundo del conocimiento.
Los exámenes los presentaba y sigue presentando de manera oral. Prefería en su colegio evitar contacto con sus compañeros de aula “por miedo a un rechazo o una burla” y no porque se haya sentido discriminado. Era un niño inseguro, y la razón para él, es un poco obvia.
Como cualquier individuo, tuvo en su adolescencia momentos de depresión, “Sentía frustración porque no me podía movilizar solo, no quería depender de otro para que me llevara y trajera a todos lados” dice con angustia mientras rememora los instantes en que quería acceder a una carrera profesional, pero no se atrevía por el disgusto que sentía al tener que estar en manos de alguien más.
En el amor…
Algunos perjuicios en la sociedad llevan a pensar que las personas con algún tipo de discapacidad son asexuales o incapaces de tener una pareja sentimental. Diego no tiene una con la que haya decidido compartir su vida, pero ha tenido bastantes a lo largo de su historia según cuenta: “El tema de las mujeres ha sido durante toda la vida mi mayor debilidad. Me considero fiel seguidor de ellas”, dice con una sonrisa bastante coqueta.
“Agradezco a Dios por su existencia, les debo a las mujeres alegrías, sonrisas, enojos lágrimas, pasión…” Agrega que son las mujeres quienes mueven su corazón y que para conquistarlo es necesaria “una esencia transparente, un aura positiva. Me quedaría con una mujer que tenga la capacidad de pensar y de visualizarse como persona.”
Su personalidad parece cambiar cuando el tema son las mujeres. Como un profesor experto en la materia, su voz es viva y la alegría reflejada es imposible de ocultar, ya que, según él, el género femenino ha regalado a su vida los mejores momentos.
Consolidación de sueños
—Estás allí por favor político, ¿verdad? Solo vas a durar seis meses
—No, solo radiqué mi hoja de vida y me llamaron.
—Pues así menos vas a durar (risas).
Esa fue la conversación que tuvo muchas veces Diego con amigos y conocidos cuando logró entrar a ser parte del equipo de trabajo de la Oficina Administrativa y Financiera de la Secretaría de Educación del Cauca. En agosto cumple tres años como contratista de la entidad y se ha convertido en amigo y ejemplo de admiración para jefes y compañeros.
Primero su bastón, luego el pie izquierdo, el derecho y así avanza en sus pasos de manera ágil. Llega a la oficina indicada y entrega de manera exacta la correspondencia encargada. En su escritorio tiene siempre sus audífonos, escucha por medio de un programa llamado JAWS lo que aparece en pantalla; realiza sin titubeos todas las funciones que le encargan. Sabe lo importante de su labor y lo asume con el profesionalismo debido.
Diego se toma una pausa para hablar de su educación profesional. Su historia giró unos 180° a partir de un proceso de rehabilitación visual, que le permitió optimizar su vida. Allí debió hacer terapia física y actividades de la vida diaria de manera independiente, además de asistir a tratamiento psicológico enfatizado en el desarrollo y fortalecimiento de las habilidades sociales. “Todo indica que sirvió, a tal punto que soy estudiante de psicología”,dice orgulloso de sus logros.
Milton Fabian Pérez Ayala, líder de la Oficina Administrativa, reconoce su admiración por Diego y confiesa que algunas veces se detiene a ver la manera tan natural en la que ejerce su labor, “maneja su computador de una manera muy rápida, entrega cualquier información de contratación que se le solicite, realiza informes para los entes de control, entrega correspondencia interna (…). ¡Su trabajo es fundamental!
El señor Milton Pérez hace un llamado a las empresas para que den la oportunidad a personas con algún tipo de discapacidad, de ser parte de su planta de empleados, “pueden ser buenos amigos, resultar muy dedicados y talentosos, convertirse en un empleado ejemplar y ejercer su labor de manera apropiada”, añade.
Diego López no se cansa a lo largo de la entrevista, de repetir el nombre de la institución que para él es la mejor en educación: El Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, “es la mejor academia del mundo, trajeron a Colombia JAWS”, un lector de pantalla, que le permite realizar sus labores de manera eficaz. Con esta institución realizó su carrera técnica en informática, lo que le permitió adquirir el cargo que hoy tiene.
A Diego no le gusta imaginar, prefiere vivir, sentir, experimentar. Ama viajar y espera recorrer muchos lugares del país y del mundo para conocer nuevas formas, sonidos, olores y sabores que le permitan conocer y reconocer lo bueno y malo en su camino por la vida.
“He logrado entender que cada persona es única y tenemos sueños diferentes”, luchar por sus metas es lo que lo motiva a seguir luchando. No espera que las cosas se las regalen ni que nadie haga por él lo que el mismo puede hacer. “Si conocemos y luchamos por nuestros sueños, no hay nada que nos impida salir adelante” puntualiza.