Con una eliminatoria en la puerta, un equipo sin rumbo y un proceso fallido con Leonel Álvarez, el 5 de enero de 2012 llegó José Néstor Pékerman al banco del seleccionado nacional, con un paso brillante como futbolista en tierras cafeteras, el hombre de las canas y la corbata ilusionaba a toda una nación con volver a una justa mundialista después de 16 años, y no defraudó.
Pékerman es un tipo impredecible, que no te deja media pista de la alineación, que no da puntada sin dedal. Claro, tiene sus errores, pero yo pregunto, ¿quién no? El profe logró con trabajo darle un estatus y una identidad a una selección que careció de ambas, incluso con su generación dorada. En los mundiales de 2014 y 2018 demostró que no hay argentino más colombiano que él, celebró con algarabía cada victoria y sufrió y lloró con la derrota. Además, con su estilo logró darle a Colombia una identidad, un nombre y una ilusión. Su equipo no se achica ante la dificultad, no importa si la adversidad de perder en el debut de un mundial está en su contra, sus hombres tienen cabeza fría, pies sobre la tierra y sobre todo, fe en el trabajo de este grande de la estrategia.
Con don José la selección ganó algo que siempre le faltó... jerarquía. El profe tomó una generación naciente y la catapultó a lo más alto del balompié nacional, eclipsó a James Rodríguez hasta convertirlo en la cara de una generación junto al Tigre Falcao. Pékerman hizo lo que nadie más, nos llevó a cuartos de final de un mundial y en 2 ocasiones consecutivas logró meternos a octavos, superando la fase de grupos en primera posición. Por eso es sin duda el técnico más exitoso que ha pasado por el banco de la tricolor.
"Los muchachos", como él mismo les dice, demuestran que en Colombia la jerarquía es marca registrada de José Néstor Pékerman, desde empatar en 45 minutos un partido que se va perdiendo 3-0 ante Chile, hasta remontar un 2-0 en contra ante Francia en su casa. Probablemente el coco más grande de su selección son los 11 metros, pues nos dejaron fuera de una Copa América y una Copa del Mundo.
Ayer ante Inglaterra fue probablemente la última vez que vimos al hombre de canas parado sobre la raya dando instrucciones a la selección Colombia. Al profe Pékerman no hay nada que reprocharle, la identidad, el estatus y la jerarquía que deja como legado hablan por sí solos. Hizo lo que nadie más.
Eternamente gracias, profe Pékerman. Eres grande, tu legado jamás será olvidado don José.