Hubo un tiempo en el que el General Santander era una fortaleza. Hasta el Boca de Riquelme y Palermo se moría del susto de jugar allí. Venían de todas partes del país a vernos jugar. Diez años después, el último equipo que enamoró a Colombia en una Copa Libertadores, ocupa los últimos lugares de la B y las graderías de su estadio permanecen desiertas cada vez que juega. Los orígenes de este desastre empezaron en los mismos días de gloria: Ramiro Suarez instrumentalizó el equipo para su campaña política, incentivaba al plantel pagándoles por logros alcanzados con la taquilla y vendiendo jugadores a particulares como sucedió con Macnelly Torres quien después de ser vendido por dos millones de dólares a Atlético Nacional en el 2009 el club no recibió un peso. El Cúcuta quedó tan maltrecho por las pésimas administraciones que no hubo otro camino que vendérselo a Jose Augusto Cadena
Pocos dirigentes venían precedidos de más mala fama que este abogado que hizo una fortuna desde muy joven por sus negocios con el papel y el cartón. Su buena estrella se apagó cuando probó suerte como dirigente deportivo. Nacido en Cúcuta y criado en Bucaramanga, Cadena compró el equipo de su ciudad adoptiva a principios del 2008. Después de un aceptable primer semestre el equipo entró en una crisis administrativa que lo llevó no sólo a perder la categoría sino que tuvo que vender, para pagar deudas, el bus, la sede campestre y el campo de entrenamiento. Un año después compró el Patriotas y casi lo hace descender. El técnico uruguayo Julio Comesaña se despachó en varias ocasiones contra el dirigente.
El destino del Cúcuta estaba marcado. Por eso no sólo descendimos sino que es muy probable que el equipo ya no juegue en la ciudad. Por primera vez estoy de acuerdo con una decisión tomada por el títere de Ramiro Suarez: hay que sacar a Cadena de Cúcuta así se lleve al equipo. No hay de otra. Este señor ni siquiera visita la ciudad fronteriza porque los hinchas no lo quieren. Jugadores con jerarquía como Gustavo Bolívar y Gerardo Bedoya se cansaron de sus incumplimientos y 11 técnicos desfilaron por el banquillo motilón. A Cadena le conviene que el equipo permanezca en la B porque así recibe el millonario subsidio de la Dimayor. Por eso no va a invertir, por eso lo paseará por las regiones como el elefante triste de un circo pobre.
Por incompetencia o calculo lo cierto es que Cadena mató al Cúcuta Deportivo y a una afición alegre y pacífica pero también aguerrida y fervorosa. Yo vi como Boca Juniors sintió el mazazo de jugar en el General Santander en esa Copa Libertadores del 2007. Los vi derretirse, vi como la 12 se callaba. Era un 5-1 si el burrito Martinez no hubiera sido tan impreciso, esa Copa era nuestra si en la vuelta, en la Bombonera, no hubiera aparecido la maldita niebla del riachuelo.
Preferimos vivir del recuerdo que aceptar este remedo de equipo que nos impone Cadena. Esto que está ahora es un zombie de lo que fue el Cúcuta Deportivo. El equipo verdadero se murió desde el mismo día que lo compró Jose Augusto Cadena.
