¿José Artigas, uruguayo o rioplatense?

¿José Artigas, uruguayo o rioplatense?

El militar es honrado en ambos lados del Río de la Plata, siendo el máximo prócer de Uruguay y también prócer en Argentina​

Por: Hugo Machín Fajardo
junio 19, 2018
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¿José Artigas, uruguayo o rioplatense?
Obra: Juan Manuel Blanes, Museo Histórico Nacional de Uruguay

Un día como el de hoy, 19 de junio, hace 254 años, nació en lo que hoy es el Uruguay —cuando este país era una provincia del virreinato del Río de la Plata unida por el río Uruguay a las que hoy integran la República Argentina— José Artigas.

Artigas, en el imaginario uruguayo del presente, equivale a Bolívar para los colombianos y venezolanos; a Sucre para los bolivianos, a O'Higgins, para los chilenos y a San Martín, para los argentinos. Todos traicionados o desconocidos en su tiempo.

Paradójicamente, Artigas nunca propuso un Uruguay independiente, sino una federación de provincias que contrabalancearan el poderío de Buenos Aires y Río de Janeiro, las grandes metrópolis entusiasmadas en sustituir el dominio luso español en lo que hoy es Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Artigas plasmó su ideario en las Instrucciones del año XIII, (1813) documento insuperable de organización institucional que años después sirvió de modelo a la Argentina. Está confirmado que ni uno de los próceres de Buenos Aires de entonces eran republicanos y todos trabajaban en pro de la implantación de una monarquía, que hasta podía ser incaica, única forma de gobierno aceptada por las clases ilustradas de entonces.

En ese año Artigas era el jefe natural de la Banda Oriental, que así se denominaba a Uruguay hasta 1830, por ser un territorio situado al oriente del Río Uruguay. Desde esa jefatura proponía una confederación de provincias, incluida la de Buenos Aires como una más, sobre la base del pacto, no de la obediencia. “Esto ni por asomo se acerca a una separación nacional”, subraya el historiador uruguayo Pablo Blanco Acevedo.

Tan bien interpretó Artigas el sentir de los gauchos, hacendados e indígenas de la época, que dos años después era reconocido como el “protector de los pueblo libres” por cinco provincias de la actual Argentina que habían adherido a esa idea de confederación: Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Misiones, y la Banda Oriental. El poder de Artigas radicó en la adhesión voluntaria de eso pueblos y, como señala el historiador argentino Benigno Martínez, en su Historia de la provincia de Entre Ríos, a la “mucha popularidad, dotes especiales de carácter y no escaso ingenio, para ser obedecido y aceptado como protector en cinco provincias argentinas”.

Por supuesto que esto puede conocerse mucho mejor que lo aquí escrito en la obra musical de alto nivel artístico de los argentinos Ariel Ramírez, Félix Luna y Ramón Navarro:

Este nuevo aniversario de Artigas también coincide con otro ocurrido en Washington hace 200 años. En 1818 el quinto presidente de Estados Unidos, James Monroe, solicitaba al Congreso estadounidense que se analizara el papel de Artigas en el Río de la Plata.

Desde 1810 el gobierno de Buenos Aires infructuosamente intentaba el reconocimiento de Estados Unidos. En 1817, año en que nace formalmente la Argentina en el Congreso de Tucumán, este envió delegados a Washington con el objetivo de que se reconociera la independencia del nuevo país. En Tucumán no habían participado cinco provincias de la Liga Federal artiguista: Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Misiones y la Banda Oriental.

Monroe, había recibido en 1814 una comunicación de Artigas en su carácter de jefe de Estado, cuando este enfrentaba a Buenos Aires quien, aliada con el imperio portugués, buscaba destruir por las armas a la Federación. El residente de Estados Unidos cursó esa nota al Congreso, más los informes de una misión compuesta por tres congresistas norteamericanos —Rodney, Graham y Bland— que el mismo Monroe había enviado al sur.

Durante cinco días debatió el congreso norteamericano en jornadas a las que asistieron 195 diputados. El lobby a favor del reconocimiento de Argentina lo hacían los delgados bonaerenses apoyados por los monárquicos europeos.

Los flamantes argentinos perdieron. La contundencia de los argumentos esgrimidos por los diputados norteamericanos a favor de la federación de Artigas, contrarios a las aspiraciones monárquicas, arrojó el resultado de 145 votos opuestos a reconocer al gobierno de Buenos Aires y 50 favor del reconocimiento.

“El único campeón de la democracia en aquellas regiones es el bravo y caballeresco republicano General Artigas”, dijo Smith, diputado por Maryland. Para agregar: “Artigas, es el Jefe de la banda oriental, es en verdad, un republicando, un hombre de carácter fuerte y de inteligencia vigorosa, valiente, activo, abnegado en el servicio de su país, y poseedor de la plena confianza del pueblo del que es jefe”. Estas palabras quedaron grabadas en el pedestal que orna el busto en el Palacio de las Repúblicas Americanas, en Washington.

El resultado del debate de hace 200 años era lógico. Artigas que extrajo de la Constitución Americana su concepto de organización política y social de las Provincias del Río de la Plata. El investigador uruguayo Eugenio Petit Muñoz, en 1956 demostró que estaban en manos de Artigas los “Artículos de la Confederación y perpetua unión”, traducidos en el libro de García Sena, y la “Historia concisa de los Estados Unidos”.  En opinión de otro ilustre historiador uruguayo, Raúl Montero Bustamante, Artigas concretó su ideario en tres palabras nunca pronunciadas en el Río de la Plata: Independencia, República, Federación. Las cifras del evangelio republicano

Después, que importa del después, si toda la vida de Artigas se detiene en el pasado, como dice el tango Naranjo en flor…La derrota y el exilio en lo más profundo del Paraguay, donde vivó en estricta austeridad rayana en la pobreza extrema.

“Su menaje era tan pobre que una canilla de pájaro con un envoltorio de cerda al pie era lo que le servía de bombilla para tomar el mate y los domingos alquilaba lo mejor de su ropa gastada a los industriales de Asunción. Con ello obtenía maíz mandioca y miel para endulzar el agua con que cebaba el mate”, narra su primer biógrafo el periodista y escritor uruguayo Isidoro de María (1815 -1906), obra publicada diez años después de la muerte del vencedor de Las Piedras en 1811, primera batalla de Sudamérica ganada por criollos a españoles.

Artigas vivió treinta años en el exilio. Nunca quiso regresar a su tierra, y menos a la República Oriental del Uruguay surgida en 1830, cuando él contaba 66 años. Sobrevivió 20 más, hasta el 23 de setiembre de 1850.

En la sexta y última página de la edición de El Paraguayo independiente, del 28 de septiembre de 1850, transcurrida casi una semana, se publicó la primera nota necrológica.

Cinco meses después, El Porvenir de Montevideo levantó la noticia del Jornal do Comercio de Río de Janeiro, ciudad enemiga del oriental, para informar a los uruguayos sobre la muerte de Artigas, pero advertía que “la revolución, las pasiones todavía no han acabado, están en pie y difícilmente podríamos ocuparnos hoy de trazar los pasos, la vida del general Artigas”.

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