La política ambiental en Colombia no ha sido coherente con la defensa del interés nacional. Las decisiones gubernamentales han estado encaminadas más a beneficiar al capital extranjero que a defender los recursos naturales.
Afortunadamente, la defensa del medio ambiente ha ido tomando fuerza, pues cada vez hay más conciencia sobre la importancia de preservar la naturaleza para la vida de los colombianos. Diferentes organizaciones y personas han abanderado la lucha por la conservación del medio ambiente y entre ellos se destaca Jorge Enrique Robledo, calificado como el mejor senador del país. Robledo se ha caracterizado por acompañar constantemente a las comunidades en su lucha por defender los derechos ambientales.
La trayectoria de Robledo habla por sí sola. En 2008 apoyó el referendo promovido por organizaciones ambientalistas que buscaba declarar el agua como un derecho fundamental en la Constitución para que los colombianos tuvieran acceso a un mínimo vital gratuito. Y se ha opuesto a la dañina privatización de las empresas de servicios públicos, una política oficial que ha traído nefastas consecuencias, como lo pone de manifiesto el caso de Electricaribe.
En 2009, durante el segundo mandato de Álvaro Uribe, denunció la inconveniente e ilegal determinación del Ministerio de Medio Ambiente de permitir que la multinacional Anglogold Ashanti adelantara exploración en 515 hectáreas de la Reserva Forestal Central en el Tolima, afectando el abastecimiento de agua de varios municipios y comprometiendo seriamente el ecosistema de la región.
En el 2010, Robledo denunció cómo el gobierno nacional modificó la licencia ambiental para la represa del Quimbo en el Huila para favorecer a la multinacional europea EMGESA. En forma irregular se disminuyó de 2.211 hectáreas a 903 la franja perimetral de protección ambiental y se flexibilizaron las condiciones para la restitución de tierras a los afectados.
En el 2011 denunció las pretensiones del gobierno nacional de tomarse las Corporaciones Autónomas Regionales, CAR, para quitarles su autonomía y capacidad de intervenir en el otorgamiento de licencias ambientales. Durante sus años en el Congreso, el senador Robledo ha hecho múltiples pronunciamientos contra la gran minería a cielo abierto, toda en manos de trasnacionales, que no ha hecho más que destruir el patrimonio ambiental de la Nación, dejando grandes secuelas.
También apoyó al Comité Cívico de La Guajira en Defensa del Río Ranchería y el Manantial de Cañaverales, ante el intento del Cerrejón de desviarlo en 26,2 kilómetros para explotar 530 millones de toneladas de carbón, grave situación para los guajiros, teniendo en cuenta que el río es su principal fuente de agua dulce y, para los wayúus, su mayor ícono de vida.
Acompañó además a la comunidad santanderana en las gigantescas movilizaciones por la defensa del Páramo de Santurbán y para frenar el proyecto minero de Angostura, que atentaba contra su biodiversidad, lucha que obligó a la multinacional Greystar a retirar la solicitud de licencia ambiental y al Ministerio a delimitar parcialmente el Páramo.
Pero no solo eso. Robledo ha hecho duras críticas al gobierno nacional por la deforestación sin control de las cordilleras y la desecación de ciénagas que permitían amortiguar el agua en las oleadas invernales e impedir inundaciones. Y ha denunciado la falta de mantenimiento del Canal del Dique, que se rompió en el año 2010 y amenaza con volver a causar graves inundaciones.
En Bogotá ha participado activamente en temas como la descontaminación del río Bogotá, la defensa de la Reserva Tomás van der Hammen y la preservación de los Cerros Orientales y los humedales.
Por todo lo anterior, desde Herencia Ambiental consideramos que los colombianos debemos estar del lado de personas que, como el senador Jorge Enrique Robledo, han dedicado su vida a defender las causas sociales, alejados de la política tradicional y convencidos de que este país sí tiene arreglo.