Su renombre internacional se acrecentó cuando Donald Trump, como candidato presidencial, lo echó, con unos funcionarios de seguridad, de una rueda de prensa que ofrecía en Iowa. No respetó el orden de palabra, nadie lo llamó. Simplemente se puso en pie y empezó a preguntar. Pero si vamos a ver, eso es lo que hace Ramos todo el tiempo. Pregunta, repregunta, encara, no titubea y no se detiene hasta obtener respuesta. La firmeza con la que hizo la pregunta no respondió solo a su estilo de entrevistar sino a su condición de mexicano que las actitudes de Trump con su gente le movieron todas las fibras. Donald Trump no había querido dar una sola entrevista a Univisión, el canal hispano en Estados Unidos, y se ha convertido en un canal muy fuerte en ese país, con algunos programas vistos por casi ocho millones de personas.
Hijo de un arquitecto que se volvió mago de feria, creció en un barrio de clase media en el D.F. Desde muy niño se fue a los Estados Unidos a vivir con su familia. En el periodismo siempre despuntó.
En el tope de la popularidad del presidente Uribe, cuando nadie lo confrontaba, Jorge Ramos, lo acorraló en una visita en El Salvador, al punto de desesperarlo. El controlado presidente se salió de casillas y se levantó del set diciendo : "Gracias amigo, me le voy" sin ocultar el malestar que quedó registrado en las cámaras cuando le habló a su equipo de prensa.
El Premio García Márquez de periodismo acaba de otorgarle el máximo galardón como "Reconocimiento a la excelencia" que le será entregado el próximo 29 de diciembre en Medellín. Durante su carrera ha entrevistado a los personajes más poderosos del mundo y ha cubierto hechos como los atentados del 11 de septiembre y cinco guerras. La decisión del jurado del premio quiso reconocer el coraje y convicción democrática del periodista que ha defendido la voz de la comunidad hispana en los Estados Unidos.