Jorge Cao nunca imaginó que Pasión de Gavilanes iba a ser el éxito que fue. El cubano, que acababa de grabar La Venganza, junto a la diva venezolana Gabriela Spanic, acababa de interpretar a un perverso narcotraficante. Por eso, dejar la imagen de este personaje maquiavélico para sentarse en una silla de ruedas y convertirse en el ocurrente ‘Abuelo Martín’ de las hermanas Elizondo era todo un reto. Sin embargo, lo logró al punto que diecisiete años después todavía se le recuerda por la celebre frase “las pelotas del marrano” que repetía en Pasión de Gavilanes. La telenovela volvió a despertar el interés de los colombianos desde que Caracol la retransmite en medio de la pandemia del COVID-19, que ha significado para el veterano actor un golpe bastante duro.
Por tener más de 70 años, Jorge Cao entra dentro del grupo de la población con mayores restricciones. Él, que siempre se ha caracterizado por ser un hombre activo, ha debido encontrar alternativas para organizar su día y no dejarse llevar por la desesperación que le produciría estar encerrado todo el día en su apartamento del barrio Bosque Calderón, en Bogotá. Durante estos días se ha dedicado a explorar las nuevas tecnologías, las redes sociales y a entender su funcionamiento. Así ha hecho recitales de poesía en vivo que han tenido hasta 40mil personas viéndolo en tiempo real. También ha experimentado montajes teatrales de forma virtual. El actor no desconoce que quizá lo más positivo que ha sacado de la crisis ha sido el aprender a utilizar esta nueva plataforma a la que califica como otra forma de hacer televisión.
Sin embargo, económicamente ha sido difícil. Asegura que por culpa de las revistas de farándula y del glamour que adorna a su profesión la gente piensa que todos los actores son millonarios, pero no hay nada más lejano de la realidad. El último sueldo que recibió fue en enero de 2019, cuando terminó de grabar la Ley del Corazón, exitosa telenovela de RCN. Por cuenta de la pandemia ve complicado que próximamente pueda actuar en otra producción. A diferencia de otros de sus compañeros de Pasión de Gavilanes, como Paola Rey, quien tiene su línea de cremas y geles antibacteriales, o Natasha Klauss, que tiene su empresa de accesorios y ahora fabrica tapabocas, Jorge Cao no tiene ninguna fuente de ingresos adicional a su oficio como actor.
Dado que para grabar una serie o una novela se necesitan equipos de más de 120 personas conviviendo todos los días por más de 14 horas, es técnicamente imposible pensar en una grabación respetando las normas de bioseguridad para prevenir la expansión del Coronavirus. Por si fuera poco, el actor, que también era bastante activo como profesor de actuación, tampoco puede recurrir a la docencia. “¿Cómo doy yo una clase de actuación por internet?” contó en una entrevista.
Antes de la pandemia tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Tiempo atrás, en una grabación, se cayó de un caballo. Aunque en su momento el incidente no fue grave, con el paso de los meses los dolores cada vez eran más fuertes y no podía caminar bien. Hubo que reemplazar su cadera por medio de una delicada cirugía realizada por el doctor Adolfo Llinás. Su estado de salud llegó a preocupar a sus seguidores. Sin embargo, su recuperación fue satisfactoria justo antes de empezar la crisis desatada por el COVID-19.
Por lo pronto, Jorge Cao pasa sus días dividiéndose los quehaceres domésticos con su esposa. En Instagram tiene una comunidad de más de 150.000 personas que están pendientes de sus publicaciones. Mientras el país enfrenta la batalla contra un enemigo minúsculo e invisible, cada noche los televidentes de Caracol se llenan de nostalgia al recordar las ocurrencias del divertido Abuelo Martín, personaje icónico de este cubano.
