A veces parecía que era más importante para Caracol TV el hecho de tener a Jorge Alfredo Vargas en el Pastor I que la misma venida del papa a Colombia. Una vergüenza, nunca aprendimos a transmitir nada. Jorge Alfredo Vargas menos. Cuando aterrizó, Vargas amagó con salir antes del avión que el mismo Santo Padre. Me lo imagino adentro dándole lora al papa, preguntándole estupideces, incordiando, molestando, inmune a la presión atmosférica de una cabina despresurizada de un avión. Inmune al cansancio y a la diferencia horaria. Jorge Alfredo es indestructible, una especie de Terminator del periodismo.
Yo creo que el papa respiró cuando el periodista dejó de hablarle, cuando por fin el Pastor I aterrizó en Catam. Se alivió al saber que nunca más volvería a ver a ese periodista con ínfulas de diva que no paró de hablar desde que subieron al avión en Roma, con su celular echando humo, contando las más insignificantes de las nimiedades. Y Caracol cree que Vargas es una especie de Jimmy Fallon. Es increíble que le permita tanto protagonismo. En un momento creímos que Caracol estuvo a punto de gritar: ¡Jorge Alfredo Vargas ha regresado sano y salvo a Colombia! Patético.
Estas transmisiones deberían aprovecharse para que nos permitieran conocer más detalles sobre una visita de un papa a Colombia, es importante que venga después de un proceso de paz. La televisión debe servir como un elemento pedagógico potente y no para que periodistas mediocres como Jorge Alfredo Vargas se luzcan. Al fin y al cabo Colombia se merece la televisión que tiene.
Capítulo aparte, el vestido de Tutina. Parecía un samurái. Lo increíble es que esta señora se ve elegante hasta con una camiseta de Pintuco. No me gustó tampoco el bailecito ese de cumbia que le hicieron al papa como si fuera un acto de colegio. Qué horror. Igual, hoy perdonamos hasta a Jorge Alfredo Vargas. Lo más importante es que Francisco ya está en Colombia.