En mayo del 2008, poco antes de ser extraditado a los Estados Unidos, le fue incautado a Jorge 40 una USB. Ya sus computadores, retenidos en el 2006, habían puesto en evidencia el rey de la parapolítica. En la memoria Jorge 40 guardaba texto que arrancó a escribir justo dos años antes, cuando en marzo del 2006 se desmovilizó con mil de sus hombres. Fue enviado a la cárcel de Itagui de Medellín, donde permaneció con muchos de los comandantes pararmilitares que confesaban sus crímenes ante el tribunal de Justicia y paz, la justicia transicional de ese momento para juzgar a los paramilitares. Jorge 40 nunca quiso confesarle sus delitos a la justicia colombiana. Prefirió escribir su propia versión para si mismo.
A Rodrigo Tovar Pupo lo sorprendió como a todos los comandantes paramilitares que el gobierno de Álvaro Uribe decidiera extraditarlos, de súbito, y entregárselo al gobierno de Estados Unidos. Desde entonces Jorge 40, cercano como ninguno a Mancuso en el Bloque Norte, ha estado aislado en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos, de la que está a punto de salir. Su testimonio quedó en Colombia en en este texto de 152 páginas que tituló Mi vida como autodefensa y mi participación como miembro del Bloque Norte.
Los hechos relatados empiezan el 4 de julio de 1995, justo cuando se reunió con alias Luis, hombre de confianza de Salvatore Mancuso, se reúne con él. Es prácticamente la explicación de por qué, un vallenato bullanguero y querido por todos como Rodrigo Tovar Pupo, se había vuelto paraco.
Como muchas familias pudientes vallenatas las exstorsiones de las Farc desde comienzos de los años 90 los acorralaron. A Don Rodrigo Tovar, el padre, lo intentaron secuestrar en 1991. La idea de empuñar armas fue rondando al mayor de los Tovar Puppo . Empezó en 1992 por facilitarle armas a quienes empezaba a organizarse en la región para defenderse de la guerrilla y defender sus fincas que tiempo después se convertirían en las Autodefensas Unidas de Colombia. En 1995 dio el paso y entró a la clandestinidad con un nuevo nombre Jorge Cuarenta, con letras y no con números, una referencia bíblica, a los cuarenta días que duró el diluvio y los que pasó Jesús en el desierto.
En el diario da detalles que dejan muy mal parado a los jefes de la policía de su ciudad. Ellos permitieron el ascenso y la conversión de un ciudadano respetable en un jefe paramilitar. El coronel de la policía, Danilo González por ejemplo, sabía que en la finca de Carlos Castaño, las Tangas, se reunieron los principales comandantes para crear las Autodefensas Unidas de Colombia en 1997. González conocía a los Castaño desde 1992 cuando hizo parte del Bloque de Búsqueda que terminó con la muerte de Pablo Escobar. La colaboración entre los Pepes –Perseguidos por Pablo Escobar- y la fuerza pública queda evidenciada con esa relación.
En sus más de 100 páginas Pupo no da nombres específicos de empresarios o Políticos a excepción de Francisco Santos a quien le dedica cerca de 15 páginas. Da tantos detalles sobre el vicepresidente de Uribe que hasta afirma que Santos toma compulsivamente whisky y no le importa sino es de contrabando. Además que, según Jorge 40, Santos buscó apoyo de los paramilitares en 1996 para posicionar su fundación País Libre, algo que no necesitaba porque la fundación estaba desde 1991 y para esa época ya era ampliamente conocida en todo el país.
Cuenta en algún momento que en el Festival Vallenato de 1997 Santos pidió audiencia con Salvatore Mancuso a quien llamaba “Monito” para gestionar la liberación de unos secuestrados. Además describe un encuentro con Mancuso en Bogotá, en el restaurante Carbón de Palo. Santos reconoció ante la Fiscalía que si se reunión con el comandante Paramilitar pero que lo hizo como presidente de la ONG País Libre por el secuestro de varios empresarios del Cesar y también lo había entrevistado mientras era jefe de redacción de El Tiempo.
Acepta haber sido detenido dos veces por la policía, entre 1997 y 1998 y en ambos los liberaron después de que Castaño hablara con el oficial Danilo Gónzalez.
Ente tantos políticos con los que se relacionó, menciona a Jorge Gnecco, quien según él, le prestó sus fincas para que se asentaran allí sus para y apoyo con material bélico. Tampoco olvida al guajiro Senador del partido Liberal Samuel Santander López Sierra, conocido contrabandista conocido cmo El hombre Marlboro.
Su cercanía con la Fuerza Pública fue la clave de su expansión en la región en la que el Comandante del Batallón de la Popa Plubio Hernán Mejía junto un rol clave. Muchas de los relatos de este libro, muy seguramente servirán de base para que la justicia colombiana lo llame a rendir cuentas si se lograr su extradición al pais una vez quede libre el próximo 6 de septiembre. Los testimonios de Jorge 40 son unos de los más esperados por las víctimas. Este fue clave en el cruce con la política y los votos y siempre ha preferido guardar silencio.
Texto con datos tomados del portal Verdad Abierta.