En el imaginario actual, la lucha de las mujeres por su reivindicación en la sociedad pareciera que fuera algo de los últimos 200 años, donde diferentes mujeres y movimientos se han levantado para lograr derechos tan importantes como el de elegir y ser elegidas.
Es inevitable que cada 8 de marzo escuchemos las más diversas reflexiones sobre la condición actual de la mujer y si se está garantizando su pleno desarrollo, por eso vemos marchas, protestas, titulares de prensa sobre todo de feministas (algunas radicales) que exigen igualdad sí o sí, y que se pague una especie de deuda histórica hacia ellas.
Sin embargo, la realidad es que ellas no han sido las primeras en luchar por garantizar su rol en la sociedad. Si vamos 2.000 años atrás, nos encontraremos con un hombre de origen judío llamado Jesús que, por su particular estilo y acciones, se podría considerar como un precursor de las feministas.
Es que la cosa en esa época era bien difícil para las mujeres. Recordemos que en ese momento el imperio romano tenía el control de la mayoría del mundo civilizado, en el cual se concebía a las mujeres como un cero a la izquierda, el infanticidio era una práctica permitida, sobre todo para los bebés de sexo femenino (los padres preferían a los hombres), las mujeres eran obligadas a casarse desde los 12 años o incluso antes, lo que cercenaba su libertad.
Sumado a esto, la cultura judía de ese momento, sobre todo la de los fariseos, sofocaba y relegaba a las mujeres. Es así que cuando vemos la manera en la que Jesús actuó, evidenciamos a alguien que estuvo dispuesto a darle un lugar a la mujer, a ir en contra del imaginario y causar una revolución.
Hizo cosas impensables como defender a una mujer que la iban a dilapidar por estar sosteniendo relaciones con un hombre casado, le enseñó a los hombres a respetarlas y no verlas como objetos sexuales, habló con las mujeres estigmatizadas de la época (prostitutas, infieles, viudas) ayudándolas a limpiar su imagen, habló del valor que tienen, y abrió la puerta para que pudieran ser sus seguidoras y hacer las mismas cosas que él hizo (en esa época solo los hombres podían seguir a los maestros de la ley).
Y aunque a los 33 años fue muerto y crucificado, este ejemplo sembró las semillas en sus seguidores (los cristianos), quienes, en los siglos siguientes, causaron un terremoto en el imperio romano, cortando de raíz la cultura que oprimía a la mujer, porque esos cristianos hicieron exactamente lo mismo que hizo Jesús. Les dieron su lugar en la sociedad, se redujo el infanticidio hacia las mujeres, las mujeres cristianas se casaban en promedio a edades superiores lo que les permitía, entre otras cosas, elegir con quien casarse, y también las mujeres se convirtieron en parte activa de la iglesia (dándoles un rol de líderes, predicadoras etc.).
Si continuamos, el cristianismo ha enseñado desde sus comienzos que la mujer está a la par de los hombres y que juntos constituyen un equipo para construir una mejor sociedad. Los ejemplos son innumerable. Las mujeres se pueden levantar en contra de la segregación racial (Rosa Park), pueden encabezar oposiciones a dictaduras (Milada Haráková), pueden colocar cohetes en la luna (Katherine Jhonson) pueden liderar una nación (Angela Merkel), o pueden hacer realidad ese discurso de la representación y empoderamiento político incluso por encima del 50% (el movimiento de Emma Claudia Castellanos y el Mira son ejemplo de esto).
Y todo esto gracias al primer feminista de la historia, Jesús.
