Sin dar aún la cara, el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurum, aún no sume su cuota de responsabilidad en el estruendoso fracaso del seleccionado nacional de mayores en la eliminatoria mundialista, al caer como local ante Uruguay 3-0 y luego como visitante en Quito, donde fue humillada 6-1 por Ecuador.
Mientras los ojos de la prensa y las conversaciones en las redes sociales se critica con justa dureza el liderazgo y el planteamiento técnico del portugués Carlos Queiroz, así como la aparente indiferencia y dejadez de los jugadores de la Tricolor, va pasando de agache la dirigencia del balompié colombiano.
Jesurum, que sentía que tenía que llegar con cuadrilla propia, prefirió dejar ir a José Néstor Pékerman, el hombre que capitaneó la mejor campaña en la historia del seleccionado de mayores en un campeonato mundial en Brasil 2014, cuando llegó a cuartos de final. Su primer error.
Pékerman es alguien que tiene fuertes lazos con Colombia: no solo perteneció al DIM en su época de jugador, sino que ya en su época de aclamado técnico obtuvo la nacionalidad y una de sus hijas nació en el país. Ello sin contar con que es el técnico que, probablemente, más sabe de fútbol juvenil y supo encaminar a la generación que lidera James Rodríguez.
El directivo, que llegó a la cúpula de la FCF en 2015 tras defenestración de Luis Bedoya por el escándalo del Fifagate, truncó cualquier posibilidad de que Pékerman continuara y, tras ocho meses de dejar el puesto vacante (y de ahorrarse ese sueldo), se la jugó con Carlos Queiroz.
Si bien es un técnico de renombre mundial, aún no se sabe muy bien cuál era su compatibilidad con el proyecto colombiano, no solo por su modo europeo de ver el fútbol (totalmente desconectado de cómo se juega en Latinoamérica) sino por sus limitaciones con el idioma y la falta de manejo del jugador colombiano.
Jesurum, es el espejo de lo que hada más con la dirigencia nacional. Él se las ha arreglado para salir indemne del Fifagate y del escándalo por la reventa de boletas para juegos de la selección que fue sancionado por la Superintendencia de Industria y Comercio con una multa por 18.000 millones que deberá pagar la federación.
Esa multa es lo que impediría que la federación pueda rescindir el contrato a actual seleccionador y que dependa de su voluntad de negociar su salida.
Hay quien señala que el dirigente es ficha de Fuad Char y de sus hijos, que se han ido tomando poco a poco los espacios en la FCF, una instancia más de poder para ellos.
Puntadas de ello son los contratos que sigue habiendo entre la federación y la alcaldía de Barranquilla para que la ciudad se mantenga como la sede del seleccionado nacional y que, en la práctica, impide que juegue en cualquier otra ciudad del país.
En la tarde de este jueves la FCF se pronunció frente a una supuesta pelea entre jugadores en el juego ante Uruguay. Sin embargo, el país lo que espera es que Jesurum responda y dé razón sobre qué sucederá con Queiroz, porque en últimas él es el gran responsable.