Se llama Jennifer Flórez Mejía. Lleva 5 años bailando y ya pasó las clasificatorias para el Mundial de Salsa 2018, donde espera llegar a la final para que el público y los jueces evalúen su trabajo como bailarina.
Con tan solo 15 años esta chica va a someter su talento como bailarina ante un público que cada vez es más exigente y ante un jurado al que hay convencer en unos pocos minutos de que se merece su mejor calificación. Es la primera vez que va a participar en una competencia como el Festival Mundial de Salsa, donde concursará con su pareja Jhon Freddy Herrera. "Con Freddy me siento súper bien porque cada vez nos acoplamos más, nos entendemos más en el baile en pareja”.
“Tenía 9 años —dice—, iba caminando con mi padre y al pasar por la escuela Estrellas Mundiales de la Salsa le dije: 'Entrame a esa escuela, por favor, que yo quiero bailar ahí'. Inicialmente, mi padre no aceptó porque pensaba que ese mundo de la salsa era un universo de perdición”.
“De tanto rogar a mi papá que me dejara entrar a bailar, y luego de comprometerme a ir muy bien en el colegio, por fin accedió y allí me inicié en los primeros pasos de baile”.
Hoy en día está en la Escuela Combinación Rumbera, en donde se ha esforzado por hacer méritos y de ese esfuerzo ha sido escogida para participar en estas clasificatorias que dan la oportunidad de estar en el Festival Mundial de Salsa 2018. “Creo que ha sido producto de mucho sacrificio, de mucho entrenamiento diario en la academia para acoplarme con la pareja”, señala.
Jennifer asegura que lo más difícil en este mundo del baile es alcanzar la técnica para mover los pies, pero también lograr vencer el temor que a veces producen los saltos y las acrobacias que hay que realizar durante el baile. “Cuando uno sale al escenario se olvida de los temores y se preocupa por bailar lo mejor posible”.
“Me gusta el baile porque me encanta ver la alegría del público cuando uno está en el escenario, y además con el baile uno se olvida de todo: los problemas, los malos momentos etc.”.
Como todos los bailarines Jennifer anhela viajar mucho a mostrar en otros espacios su talento que cada vez se perfecciona más.
“También me gustaría algún día ser profesora de baile. Sé que es difícil, pero alguna vez lo intentaré. Sé que falta mucho para lograrlo, pero con el tiempo lo podré hacer”.
“A las chicas que quieren bailar salsa les invito a hacerlo, hay que arriesgarse, a ser parte de este arte tan bonito que es bailar y realizar los sueños propios”.
Le pregunto a Jennifer sobre los estilos de baile: el moderno que busca espectacularidad con los saltos y las acrobacias que se realizan para ganarse el favor del público y de los jueces, y también, el clásico, ese que sin acrobacias ni saltos que producen vértigo es un espectáculo de precisión y belleza.
“Me gusta la forma de bailar de antes, porque se movía más el cuerpo, era como más bonito; en cambio ahora hay mucha acrobacia, salto y saltos. Uno ve a una pareja que baila clásico y a uno le dan ganas de bailar, por lo bonito que se ve”.
Le encanta salir a bailar porque se encuentra con el baile social, libre ya del compromiso de la espectacularidad de las acrobacias que exige el baile de competencia.
Someterse a los jueces por primera vez le produce ansiedad, “pero yo estoy segura de lo que hago y sé que debo hacerlo bien, aunque claro que estar en competencia me produce nervios, pero ese día en el escenario voy a darlo todo, como si fuera la última vez que me toca bailar y estoy segura que me va a ir muy bien. La primera vez da susto”.
Estoy seguro de que así será: tiene decisión y talento… y lo demostró ante el público y los jueces.