Cientos se destacan por sus currículos académicos, otros por sus excepcionales aptitudes físicas, pocos por su entrega total a una causa más grande que ellos mismos. Jeison Aristizábal nació hace 33 años en una familia humilde del distrito de Aguablanca, en el oriente de Cali. Su madre era vendedora ambulante y junto a sus 4 hermanos el pequeño Jeison sobrevivía con dificultad, sin dinero, sin ayuda, sin posibilidades, sin futuro. Discapacitado por una parálisis cerebral congénita y una malformación de la cadera, su esperanza de vida era corta, a tal punto que los vecinos lo asignaron a embetunar zapatos por el resto de sus días.
Pero Jeison, su mamá y su familia nunca aceptaron la fatalidad y en vez de dejarse hundir por las innumerables necesidades se revelaron a través de ellas. Juntos lucharon y se superaron, primero con la energía del desespero luego con una luz de esperanza, y contra todo pronóstico levantaron a Jeison de su prometido ataúd. Su madre María Emilia consiguió un cupo educativo en un colegio del barrio Ricardo Balcázar para él y así empezó su nueva vida. No contento de enfrentarse a diario a su propia adversidad, Jeison convirtió el garaje de la casa familiar en sitio de rehabilitación para niños con discapacidad. Este garaje creció y se convirtió en la Asociación de Discapacitados del Valle, Asodisvalle, donde hoy más de 530 niños de escasos recursos del departamento reciben terapias gratis y hacen de sus sueños una realidad.
El pasado domingo, Jeison Aristizábal recibió el premio CNN Héroe del año 2016, que recompensa a individuales que hacen del mundo un mejor lugar. Al momento de su consagración en el más alto escenario del mundo, habrá visto su vida desfilar ante sus ojos, pensando en cada uno de los niños que ayuda y que antes no conocían la vida, que antes no podían conquistar sus pasiones, que antes no tenían felicidad en sus corazones. Habrá recordado los momentos los más oscuros y los más luminosos, los que hicieron que un niño caleño se convirtiera en una figura mundial. El filósofo francés Albert Camus decía: los héroes tienen nuestro lenguaje, nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Sus universos no son más bellos ni más grandes que los nuestros. Pero ellos corren hasta el final de sus destinos. En la noche americana, Jeison demostró que su vida era un modelo que se podía trasladar a las realidades de los demás y que “si se puede soñar, si se pueden cumplir los sueños.”
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