En Colombia el periodismo día a día cae en un resentimiento copiado a la prensa internacional, cada vez es más común hacer “periodismo amarillista” porque eso es lo que vende, porque eso es lo que genera la acción de cliquear una publicación o sencillamente porque gracias a ese “periodismo” muchos sitios web se mantienen.
Hemos caído en vacíos de mediocridad en los cuales la “viralidad” de los temas marca la pauta noticiosa en la gran mayoría de medios de comunicación, poco a poco nos hemos alejado del periodismo investigativo y hemos empezado a ser marionetas del “periodismo viral”, de lo banal, buscando la parte farandulera, lo que vende a cada hecho que ocurre, olvidándonos de lo que realmente importa, la noticia. Muchos periodistas pasan de dar una noticia a ser la noticia, lo cual creo que no siempre está del todo bien.
Hace poco leía una columna titulada “Nairo es un hombre, James un niño”, haciendo énfasis en que “mientras el futbolista no tiene opiniones políticas, el de Movistar es un campesino luchador”, una opinión en la cual la admiración de quien la escribe hacia ambos deportistas es evidente, pero en dicha columna me surge el siguiente interrogante;
¿Qué necesidad hay de comparar a James con Nairo?...
Las comparaciones son odiosas, sea cual sea, más cuando se pretende confrontar a dos gigantes del deporte nacional, Nairo con su imagen de campesino humilde, con la cual se ha destacado en las vías más importantes de Europa consiguiendo grandes logros sobre su bicicleta y a James un joven que desde temprana edad salió de su casa a perseguir su sueño de futbolista, ese que muchos no pudimos alcanzar.
En Colombia nos vanagloriamos cuando James llegó al Real Madrid o cuando quedó goleador del mundial, momento en el que millones de habitantes del país sacábamos pecho, mucho de esos hoy con hipocresía lo critican porque piensa diferente o peor aún, porque no toma una postura sobre ciertos temas políticos o sociales que si bien son de interés general, no está obligado a hacerlo.
La memoria del colombiano es frágil, muchos nos olvidamos de las cosas rápidamente, muchos no recordamos que James lidera una fundación en la cual ayuda a cumplir sueños a niños víctimas de la pobreza, sí, eso lo hace James. El mismo que está dispuesto a llevar felicidad a muchas personas en los hospitales. Pero como lo dijo Nairo, hoy nos emborrachamos de felicidad e ilusión, pero cuando no se dan las cosas llueven piedras y se envenena la afición.
Pero así es el mundo, a veces nos olvidamos de las cosas y hablamos por hablar, decimos lo primero que se nos viene a la mente como si esa fuese la verdad absoluta de las cosas, no pensamos en ningún momento en lo que pueda pensar la otra persona, no pensamos en el daño que podemos hacer a alguien que en estos momento tal vez no pasa por la mejor etapa de su carrera profesional y lo que menos necesita es ser partícipe de una comparación absurda.
No sé si exista o por lo menos yo no estoy enterado de alguna cláusula contractual que impida hablar de política, pero si es claro que el Real Madrid controla mucho las declaraciones de sus jugadores, no me imagino al “club más importante de la historia” teniendo que responder en una rueda de prensa sobre la postura que toma un jugador sobre algún tema específico, si ya bastantes molestias causan los cuestionamientos que hacen sobre los manejos del plantel.
James juega en uno de los clubes más grandes del fútbol y llegó ahí con esfuerzo, luchando desde los 15 años para alcanzar sus sueños y al igual que Nairo ha tenido que enfrentarse a obstáculos, ha tenido que sudar para llegar a donde está, porque nadie les ha regalado nada. Al igual que Nairo ha contribuido al país, porque así como el arte, la literatura y la música, el deporte es una expresión mediante la cual se contribuye a la cultura de una nación, ese es uno de los aportes del 10.
La libertad es tan maravillosa que cada quien decide el rumbo que pretende en su vida, cada quien se alinea en el bando que desea, cada quien defiende y dice lo que quiere, o simplemente se queda callado. Porque cuando se es una figura pública y no pasas por un buen momento profesional lo que menos quieres es que te ataquen porque piensas diferente.
Vivimos en un país en el que desafortunadamente se ha llegado a matar por pensar diferente, en un país en el que la intolerancia es el padre nuestro de cada día, en una Colombia en la que la guerra, la desigualdad social y la corrupción generan pobreza y muertes, estoy seguro que a James al igual que Nairo le duele esto, sufre por lo que pasa en Colombia y quisiera verlo mejor. La política y el fútbol despiertan pasiones, juzgar a James porque no habla de política es como juzgar a un político porque no le gusta el fútbol.
James hace por Colombia lo que tiene que hacer, representarla con la selección y llevar con orgullo la bandera nacional a cada rincón donde juegue, eso es lo que importa, él no tiene por qué hablar de política simplemente porque no es político, simplemente porque nació para jugar al fútbol o simplemente porque no le da la gana. Bien recuerdo que no es necesario expresar opiniones políticas para hacer país, la paz se construye también con el sentimiento y patriotismo que james produce, la unión que él genera, así él no lo exprese.
Por Julián Verjel @JJverjel
