La democracia, como el escenario que garantiza derechos fundamentales de los ciudadanos (como sujetos activos de una sociedad e integrantes del contrato social que la rige) no solo tiene que deparar la existencia de comicios de manera libre y autónoma sino la existencia de instituciones independientes que de manera transparente y emancipadas de los otros poderes, ejerciten control y vigilancia a los gobernantes, para de esa forma evitar que se desemboque en el absolutismo y la arbitrariedad de quienes ejercen funciones públicas y de gobierno.
En una auténtica democracia los ciudadanos tienen que sentir la confianza de que las leyes instituidas para facilitar la convivencia son cumplidas por todos los ciudadanos(as) sin distingo alguno y los órganos instituidos para hacer cumplir esas normas actúan sin hacer diferenciación.
Por consiguiente, el sistema de pesos y contrapesos se convierte para la democracia en un pilar fundamental de su existencia. Los movimientos sociales, la Fiscalía, los jueces de la República, la Contraloría, Procuraduría etc., son instrumentos de control para quienes detentan el poder.
Por consiguiente, la ausencia de independencia de estos órganos frente a quienes detentan el poder ponen en grave riesgo la existencia de una auténtica y verdadera democracia y genera en el ciudadano la desconfianza en ella, por eso, el hecho que en Colombia instituciones como la Procuraduría, la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo y Contraloría estén cooptadas y recogidas al poder del ejecutivo es un síntoma grave que pone a la democracia en una habitación de UCI.
Para ningún colombiano es un secreto que la actual procuradora general fue impuesta por el poder ejecutivo en cabeza del señor presidente de la República; eso sin duda coloca en tela de juicio todas las posibles actuaciones que debe realizar con relación a sus funciones para ejercer control y vigilancia al gobierno.
Perlas que adornan el collar ya tenemos, en menos de 72 horas de haberse pronunciado por twitter sobre las declaraciones del candidato a la presidencia del partido de gobierno la procuraduría anuncia apertura de investigación contra la alcaldesa de Bogotá por presunta participación en política, eso no está mal, muestra una gran eficiencia, pero esa misma prontitud no la hace efectiva con el ministro del interior Daniel Palacios y el mismo presidente de la República, quienes participaron de manera deliberativa en la reunión que tuvo el Centro Democrático en la ciudad de Barranquilla para definir si el candidato del partido de gobierno Óscar Iván Zuluaga entraba en la consulta de la coalición de Centro Derecha, el primero de manera presencial, el segundo por vía telefónica; para unos, investigación instantánea, para otros, “todo bien, todo bien”.
Hoy debemos preguntarle a la señora procuradora qué proceso existe contra la exministra de las TIC Karen Abudinen, que bajo su soporte se extraviaron -para no herir susceptibilidades y no utilizar el verbo “abudinear”- 70.000 milloncitos de pesitos, que debían ser destinados para conectar al mundo global a los niños más pobres de este país.
Por qué con la misma diligencia, eficiencia y prontitud con la que se actúa contra el oponente al gobierno central, no se hace con los miembros de este; sin duda, la democracia con este órgano de control hipotecado al servicio del poder ejecutivo y sus aliados, se encuentra in articulo mortis.
Lo mismo sucede con el señor fiscal general , quien llegó al cargo con la bendición del presidente, luego de pasar como miembro de su gabinete e inmediatamente actuó como buen amigo del gobierno, solicitando la audiencia de preclusión del proceso penal que se le sigue al expresidente Álvaro Uribe Vélez por soborno a testigo en actuación penal y fraude procesal, en donde el senador de la oposición Iván Cepeda funge como víctima.
Es posible que los ciudadanos de a pie confiemos en el equilibrio de estas instituciones mientras estén direccionadas por personas que responden a claros intereses políticos y que sin sonrojarse, como el caso de la procuradora dice: “que ella es la procuradora del gobierno”.
Un contralor, ¿Quién es el contralor? ¿En Colombia existe contralor? como en aquel juego que muchos colombianos realizábamos para pasar el tiempo, ¿Dónde está Javier? en este caso ¿Dónde está el contralor? Aparte de repartir burocracia ¡existe!, ¿Qué investigaciones que arroje resultados concretos sobre la pérdida de los 70.000 mil millones de pesos en el Ministerio de la TIC se tienen?, ¿El proceso de responsabilidad fiscal que se anunció, por dónde marcha?
No es posible que nuestros niños más pobres padezcan las consecuencias cognitivas de quedarse por fuera del mundo global, mientras quienes tienen la responsabilidad de señalar a los responsables, ya sea por omisión o acción por la pérdida de esos recursos guardan silencio cómplice y, quienes actuaron u omitieron siguen disfrutando en sus casas y pidiendo respeto a su buen nombre, sin duda los pájaros tirándole a las escopetas.
Un defensor del pueblo, que al igual que el contralor nos preguntamos ¿Dónde está? quizás está por su finca, como sucedió en plena efervescencia del paro cívico, mientras se violentaban los derechos humanos de muchos ciudadanos, él andaba de paseo por Anapoima (consultar W Radio y El Espectador).
¿Qué dice este funcionario con relación al asesinato de los seis líderes sociales que van del 2022? ¿De una campesina, un menor ambientalista, un artesano, un docente, un líder indígena y un líder comunitario?
¡Esto es horroroso! pero no causa ni frio ni calor a quien debería a nombre de los ciudadanos y la sociedad estar pidiendo acciones concretas institucionales para que no se sigan dando estos hechos, que se convierten en una vergüenza y nos colocan a nivel internacional como uno de los países más peligrosos del mundo para la defensa de los derechos humanos.
Sin duda alguna, mientras los órganos de control no cumplan con sus funciones y quienes están al frente de su direccionamiento estén al servicio del poder de quienes los postulan y los eligen, la democracia se encontrará en estado agónico; la corrupción e impunidad seguirán galopando; los corruptos pedirán respeto por su buen nombre, mientras los dineros siguen perdidos.
¿Qué propuestas tienen los candidatos presidenciales y al Senado para quitarle de la mano los órganos de control a quienes detentan el poder y ponerlos realmente al servicio de la sociedad y del ciudadano? Por lo pronto, estas instituciones no son más que órganos llenos de una enorme burocracia y distante de la construcción de una sociedad auténticamente democrática y transparente.
