Cuando Jaime Patiño era apenas un niño vio como llegaban cuerpos mutilados a la plaza de Trujillo, municipio del Valle del Cauca donde nació. Eran los 50, pocos años antes habían matado a Jorge Eliecer Gaitán en el Bogotazo y la violencia se había expandido por todo el país. Liberales y conservadores se mataban entre ellos y los municipios y pueblos se declaraban de una u otra ala. Estas circunstancias hicieron que Jaime, a su corta edad, se hiciera preguntas sobre la vida, la muerte y la condición humana. No entendía por qué los hombres, en vez de dedicarse a disfrutar de la naturaleza eran capaces de matar a otra persona y de formas tan violentas.
El municipio de Trujillo se declaró conservador y la familia de Jaime tuvo que irse a pesar de los intentos de su papá, un liberal, por quedarse. Los conservadores ya estaban matando a los liberales. Un día Jaime abrió la puerta de su casa y encontró una calavera con un papel que dejaba muy claro que había llegado la hora de dejar Trujillo. Su mamá, de familia conservadora, se fue para Tuluá, consiguió una casa y al día siguiente la familia dejó Trujillo para siempre.
La infancia de Jaime, marcada por la violencia, hizo que decidiera estudiar derecho. Quería herramientas para servir a la comunidad y poder interpretar distintos temas de su entorno. Al graduarse se fue a Barcelona a hacer una maestría en derecho penal y criminología y más tarde a Buenos Aires a un doctorado. Su trayectoria lo llevó a la academia en donde permaneció varios años dando clases en la Universidad Santiago de Cali, en la San Buenaventura y en la Universidad del Valle. Fue investigador e hizo parte de un grupo interdisciplinar con el sociólogo Álvaro Camacho Guizado.
Para mediados de los 90, el ciclo del derecho y de Cali habían llegado a su fin y era el momento de empezar algo mucho más grande, eso le dijo su alma. Años antes ya había recibido mensajes de ese estilo. En un naufragio escuchó la voz de su mamá por lo que ya tenía un contacto con su dimensión interna, él sabía que era su alma la que le decía que se despidiera de Cali, no tenía ninguna duda. Acabó sus contratos con las universidades, cerró su oficina y se fue para el Quindío con su esposa y su hija de dos años y medio. Para no asustar a su esposa con el cambio repentino, le dijo que quería tener un año sabático para escribir un libro. Cosa que si terminó haciendo. Se gozaron el campo, montaron a caballo y fue un año tan feliz que decidieron quedarse hasta el día de hoy.
En el año 99, el terremoto de Armenia cambió a Jaime para siempre. Durante su vida había escuchado en Cali a muchas personas hablar de un personaje en el Cauca, más concretamente en Caloto, con el nombre de Anita. Jaime siempre supó que iba a conocerla pero no sabía cómo.
La Vecina de Jaime, a quien el terremoto casi le desaparece la casa, fue a pedirle el teléfono prestado, en esa época no había celulares y tenía que llamar a una tal Anita para cancelar una visita a causa del terremoto. Jaime sintió un impulso del universo diciéndole que fuera a conocer a Anita y al día siguiente se fue para Caloto. Allí lo recibió la mujer de la que tanto le habían hablado y que por fin pudo conocer. Anita era una mujer que a los 5 años se dio cuenta que tenia el don de sanación, con solo ver a una persona sabía que enfermedad tenia y cómo tratarla.
Jaime compartió con Anita por 5 años y fue testigo de cómo sanaba a las personas y a los lugares. Al caminar, paraba repentinamente porque sentía que en ese lugar se habia muerto alguien y su alma no había podido trascender. Jaime escribió un libro de esos 5 años llamado conversaciones con Anita. Ella murió en el 2004 pero dejo a Jaime muy encarrilado en el camino de ayudar a las personas a morir.
En Armenia hay un lugar llamado Pan y Café que Jaime vista con frecuencia. La dueña había leido los libros de Jaime y sabía sobre el camino que estaba emprendiendo. Ella le propuso a Jaime que fuera a hablar con una amiga que estaba enferma y él acepto, sin saber muy bien en qué se estaba metiendo. Se fue a su casa en el campo a meditar y le dijo al universo que si por alguna circunstancia le había mandado a hablar con ella que por favor lo orientará. Al llegar a dónde la mujer, que estaba luchando contra un cáncer, empezó a sentir mucha paz y a tener la respuesta para las preguntas que ella hacia.
Jaime sabía que esa era la última vez que la vería, al menos eso fue lo que sintió. Al día siguiente ella viajaba a Barranquilla a empezar una quimioterapia y el se iba aun retiro en Brasil. Desde su retiro Jaime la tuvo muy presente, estuvo conectado con ella desde el plano espiritual y desde allá, sintió que la mujer había muerto. Al regresar a Armenia fue a Pan y café y la dueña se lo confirmó.
Este fue el primer caso de Jaime y de ahí empezaron a llegar otros. Después de casí 20 años de estar en esto ha acompañado a muchas familias y personas y no cobra nada. Sin embargo, la mayoria de las familias le dan una donación voluntaria. A partir de estas experiencias Jaime escribió el libro Sin miedo a morir en donde relata su experiencia y la de las personas a las que ayudó a morir en paz.
La preparación de Jaime no la enseñan en ninguna universidad. Para el, dentro del alma esta todo el conocimiento y sabiduría que necesita. La describe como una memoria USB, se conecta y tiene todo el conocimiento. Hoy en día, Jaime puede saber en cuanto tiempo va a trascender una persona y de acuerdo a eso hace un programa de acompañamiento. Si sabe que es un año hace un programa para acompañarla un año. Si sabe que le queda menos tiempo hace un trabajo más intenso.
Jaime se despierta a las 5 o antes, en su finca tiene un octadero, una especie de casa en dónde medita o como el dice, hace silencio.El octadero lo construyó con Anita, antes podían entrar Anita y él, ahora solo él yo porque es su lugar de meditación y de conexión. Ahí invoca al universo para que lo ayude con las personas que esta acompañando. Despues hace acompañamientos durante el dia. Entonces, por ejemplo, acompaña a un joven que intneto suicidarse, después a una persona que esta a punto de trascender y a veces a familias que están pasando por el duelo.
Ahora está pasando su conocimiento. En Armenia hay un grupo de personas que se vienen preparando para ayudar a la gente y a las comunidades con el duelo. Además inició en el Hospital San Juan de Dios en Armenia, unos encuentros con médicos, enfermeras y personal administrativo en donde hablan sobre el duelo, las almas y la muerte o trascendencia.
Para Jaime, el ser humano es la unión entre la parte externa e interna y la verdadera sabiduría está en saber por qué vinimos a la tierra y ese tema fundamental no se trabaja con la mente sino con los mensajes del alma. Lo verdaderamente esencial es lo que hay adentro. Solo hay que aprender a oír.
*Hoy a las 6 de la tarde, el escritor Jaime Patiño estará en la Universidad Santo Tomás sede calle 72 presentando su libro en conversación con William Ospina y María Elvira Bonilla.