Jaime Gómez Velásquez: tras las huellas de la verdad de un crimen sin respuestas

Jaime Gómez Velásquez: tras las huellas de la verdad de un crimen sin respuestas

Continúa impune la desaparación/asesinato del asesor de Piedad Córdoba, aunque se cree que paras y agentes del Estado estarían involucrados. El caso no avanza

Por: Edison Fernando Garnica Bolívar
marzo 27, 2023
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Jaime Gómez Velásquez: tras las huellas de la verdad de un crimen sin respuestas

No sería extraño saber que muy pocos o nadie recuerdan o no sepan quien fue Jaime Gómez Velásquez. Para muchos ciudadanos de a pie fue un particular, para quienes apenas tienen memoria noticiosa fue un simple transeúnte que falleció al extraviarse por los lados del parque nacional y para la fiscalia un caso que aún siguen catalogando como un simple y mortal accidente pese a que las pruebas indican lo contrario. No obstante, para quienes mantenemos viva la memoria, conocemos y recordamos a Jaime por su notable labor en la lucha sindical en Sintratelefonos desde 1969, su liderazgo durante el Paro Cívico Nacional del 77, además de haber sido un co fundador de la Central Unitaria de Trabajadores en 1986, académico universitario, historiador, ex concejal de Bogotá y asesor político de Piedad Córdoba, esposo y padre devoto. En pocas palabras, hablamos de un personaje que debía tener su nombre inscrito en los libros de historia, junto al de Gaitán, Galán, Pardo Leal, entre otros mártires de la historia víctimas de la Guerra Sucia en Colombia.

Para quienes tenemos viva la memoria, tampoco olvidamos cuando aquel 21 de marzo de 2006 salió a dar una caminata por el parque nacional, la última de su vida. Tampoco se olvida la lucha mediática de su familia de un mes por encontrar vivo a Jaime hasta haber encontrado sus restos mutilados por las cercanías del parque, una lucha familiar que solamente se equiparaba en aquel momento con la lucha de la familia Guevara cuando pedían a las FARC en ese 2006 la entrega de los restos del fallecido mayor Julián Guevara. Para quienes recordamos todavía, jamás se olvida que Jaime Gómez fue una víctima más de la persecución política y criminal que se había gestado desde el Estado en aquel 2006. En otras palabras, hablamos de un crimen de Estado sin rostro y sin respuestas claras hasta estos días, el cual es el tema principal de este artículo.

Para entender los móviles que pudieron gestar este muy posible crimen de Estado, es preciso entender el contexto histórico de lo sucedido en ese 2006, el cual es rememorado como uno de los años más escabrosos y hasta el más turbio en la misma historia colombiana. Por un lado, no se puede olvidar la asasora campaña electoral cuando el eterno caudillo Álvaro Uribe Vélez se había perpetuado una vez más en el poder ejecutivo al encuadrar su reelección, a través de un entramado de corrupción clientelar (escándalo de la Yidis Política) y en la cual su "compadre" Pedro Juan Moreno Villa buscaba hacerle competencia a su modo. Por dicha época, un opositor Gustavo Petro Urrego se estaba encargando de destapar la escabrosa relación de la dirigencia política con grupos paramilitares, el debate del acuerdo Humanitario parecía llegar a un callejón sin salida y se proliferaban las llamadas Bacrim, una prueba que mostraba la farsa del proceso de paz con los paramilitares. Por otro lado, se estaba destapando variados escandalos al interior de las fuerzas armadas y de policía relacionados con la planificación y realización de falsos atentados y la existencia de redes dedicadas a obtención fraudulenta de recompensas (el abre bocas de lo que se conocería como los falsos positivos).

En medio de dicho contorno, quienes fuesen la oposición al régimen uribista en ese momento, mantenían de manera férrea su oposición frente a las actuaciones desmedidas y poco legales de dicho régimen en el marco de la política de seguridad democrática, la privatización hostil de las empresas públicas, asi como una fuerte crítica hacia el malogrado y fraudulento proceso de paz con las Autodefensas. Desde el tercer, cuarto y hasta el quinto poder, Periodistas, jueces, investigadores independientes, defensores de Derechos Humanos y hasta personajes de la misma bancada de gobierno se habían convertido en un problema para el perpetuo gobierno, tras lo cual se había iniciado en aquel momento un programa de seguimiento, hostigamiento, persecución y guerra psicológica contra dichos personajes, lo que se conocería más tarde como las Chuzadas del DAS.

En este contexto, Jaime Gómez jugaba como un estratega político de Piedad Córdoba durante dicha campaña electoral, aunque bien, la misma obtuvo un escaño en el senado de la República por el Movimiento Poder Ciudadano, pese a su baja votación. Desde años atras, Jaime Gómez había participado en la creación de varios proyecto de ley encabezados por la senadora Córdoba, cuyo objetivo era buscar una mayor significación y participación de las víctimas del Conflicto armado y a la vez hacer contrapeso a la mal llamada "ley de justicia y paz'', la ley con la cual buscaba absolver a los jefes de las Autodefensas, y cubrir la verdad de sus crímenes y demás secretos oscuros, razón por la cual dicho proyecto se había convertido en un tema incómodo para tres cuartas partes del congreso, de la cual se descubriría su oscura relación con el paramilitarismo.

Por esos días, Jaime participó igualmente en las dos ediciones del Foro Social Mundial y otros eventos académicos en Caracas, Venezuela, donde había denunciado posibles seguimientos clandestinos y amenazas hacia su persona, como a miembros de Poder Ciudadano en Medellín y Soacha. Así también, Jaime alternaba sus actividades con la academia siendo profesor de varias universidades, al tiempo que se encontraba desarrollando una tesis de investigación sobre el caso de la muerte de Gloria Lara de Echeverry, en la cual involucraba a reconocidos miembros retirados del ejército en un posible entramado judicial destinado a sabotear el proceso de paz del gobierno de Belisario Betancourt con los movimientos guerrilleros en los 80.

En este sentido, se puede entender que una persona como Jaime Gomez, a ojos del anterior régimen, podía reunir los requisitos necesarios para convertirse en una "persona de interés y de cuidado", siendo los siguientes: un personaje formado desde la lucha sindical, de amplio conocimiento académico, investigador independiente y conocido opositor crítico de las más controversiales actuaciones de un régimen disfrazado de democracia como fue el uribismo. En otras palabras, hablamos de un posible objetivo militar para el establecimiento.

Desde aquel 23 de abril, cuando notificara el hallazgo de los restos de Jaime por la cercanías de la avenida circunvalar, las sospechas de la familia Gómez se habían acrecentado, por tanto que la misma denunciara una serie de irregularidades en el levantamiento de los restos y la posterior notificación de la familia de la trágica noticia, un procedimiento muy fuera de los procesos forenses habituales. Por ejemplo, el hallazgo de los restos cerca al área donde los grupos de búsqueda y rescate habían iniciado las labores propias, el estado avanzado de descomposición en el que fueron encontrados los restos, sin mencionar el hecho de que el Ministro del interior Sabas Pretelt y el mismo presidente Uribe anunciara a los medios un dictamen de los hechos tan sólo a pocas horas de haberse hallado los restos de Jaime. Desde aquel 23 de abril, la segunda lucha de la familia de Jaime Gómez, en cabeza de Diana su hija pequeña, ahora era la de probar que su padre había sido víctima de un homicidio, mediante una serie de batallas legales en las cuales controvirtio de manera fundamentada los primeros dictámenes de medicina legal, basado en dictámenes forenses que la familia Gómez había realizado de manera independiente. Así mismo y desde otro flanco, Diana, junto a los hijos de las víctimas de crímenes de Estado fundaron el colectivo "Hijas e hijos por la memoria y contra la impunidad" .

Al paso del tiempo, una serie de hechos posteriores le habrían de dar la razón, tanto a Diana y su familia, como a la misma Piedad Córdoba y a quienes seguimos creyendo que la muerte de Jaime Gómez fue un crimen de Estado. En primer lugar, las sendas amenazas de muerte que la familia de Jaime habrían de recibir en años posteriores por parte del grupo paramilitar Las Águilas Negras a fin de hacerlos desistir del caso; si bien se tenía vendida la verdad oficial de la muerte de Jaime, la pregunta es que habría de motivar a un escuadrón de la muerte a hacer desistir a la familia del caso? . Y en segundo lugar, los posteriores dictámenes realizados por tercera vez a los restos de Jaime por parte de medicina legal en 2014, habían confirmado lo que ya se sabia: Jaime había sido víctima de un homicidio.

Habiendo terminado esta parte de la batalla, ahora su tercera lucha es la de encontrar la verdad y la justicia en este caso, la cual emprendieron desde 2019 cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aceptó la demanda para etapa de estudio. Saber quién y por qué mataron a Jaime Gómez es un reto que aún sigue enfrentando Diana y su familia desde hace ya 17 años, yendo tras las huellas de la verdad.

Infortunadamente, el caso de Jaime Gómez mantiene un patrón de hechos similares con otros crímenes, que al igual que el de Jaime aún se mantienen en la impunidad total, con lo cual se sostiene la alta probabilidad de que su crimen se había gestado desde las fuerzas de seguridad, como bien fueron los casos del dirigente sindical de la desaparecida Telecom Joaquín María Caicedo o del académico de la Universidad Pedagógica Nacional Darío Betancourt Echeverry.

Como en otros casos, quizá la verdad de la muerte de Jaime Gómez Velásquez no llegue a saberse o por lo menos se sepa por partes con el paso de los años, dado que lo único que se ha sabido del caso es que su nombre figuraba en una lista de personas bajo vigilancia del antiguo DAS, aunque bien nunca se encontró un folder, carpeta o documento físico o digital con su nombre dentro de los archivos gestionados por el oscuro grupo G3. Posiblemente, su carpeta debió ser destruida junto a la de otras personas, personajes reconocidos o del común, que habrían sido objetivo primario y/o secundario de dicha operación macabra, las cuales comprometería seríamente a los círculos del poder. Lo único cierto, es que Jaime, como muchos otros mártires vive en la memoria de quienes aún creemos en cambiar el país, a pesar de que las cosas parecieran nunca cambiar

Comentario personal: al hablar con una amiga y ex trabajadora del Espectador, de cuyo nombre no hago mención, sobre el tema de la guerra sucia en Colombia, me sorprendió el hecho de que no se haya percatado de la mano negra que estaba operando sobre el mismo diario, de aquella amenaza que fuese igual o más macabra que la ejercida por los barones de la droga en los tiempos de la peste. No sería raro saber que el G3 también tuviera una carpeta con su nombre al igual que Jaime, dada su condición como laborante de un medio reconocido por ejercer una crítica hacia el establecimiento.

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