Como un homenaje a su memoria, reproducimos esta entrevista publicada inicialmente el 18 de julio de 1991, hace 24 años en el semanario Voz, cuando apenas despuntaba en el escenario nacional el destacado humorista político asesinado el 13 de agosto de 1999, hoy hace 15 años y donde habló de la UP, sus amigos asesinados, la necesidad del diálogo de paz, los militares y otros temas que hoy adquieren actualidad.
El ruido de un helicóptero, ensordecedor por instantes, se escucha claro en la bocina. De pronto una voz ronca que viene de la nave grita: “Pablo, eeeeh”. Solo en ese instante usted comprenderá que ya está listo el contestador automático para dejar su mensaje. La referencia con el capo del cartel de Medellín es obvia. Pero Jaime Garzón tiene preparadas otras sorpresas si no lo encuentra en casa. “Te escucho, Señor, soy tu siervo”, repica otra grabación con fondo de coros celestiales.
“Ya casi se va a volver deporte en Bogotá llamar a mi contestador telefónico”, confiesa muerto de la risa ante su ingenio de renovar constantemente el reportorio.
Y es que para Jaime Garzón, que ha trepado a la fama en el santiamén de la TV con su personaje de Zoociedad, Emerson de Francisco, las alegrías de la vida no se limitan solo a lo que logra en media hora semanal de chistes y jolgorio frente a la pantalla y al lado de la adorable Pili tras un camello de diez de estudio.
Para Garzón el humor es una constante sin perder nunca la seriedad que le reclaman sus asuntos diarios como el atender su oficina de asesor del Plan Nacional de Rehabilitación de la Presidencia de la República, donde trabaja en su calidad de abogado, con títulos de la Universidad Nacional y Javeriana, que no consiguió precisamente mamando gallo (¿o sí?).
-¿Cómo es que tú llegas a hacer televisión sin tener ni idea del oficio y todavía sigues sin tener la más mínima idea, a pesar de que te salgan las cosas bien?
-Así como soy asesor presidencial y no tengo ni idea de esta vaina. Son los gajes del destino.
Gaviria se divierte
-¿Bueno, y tu carrera como actor de tv no se ve un tanto enredada con tu actividad de servidor público asesorando a la Presidencia de la República?
-No, de ninguna manera. Por fortuna el Presidente que tenemos es un hombre tan tranquilo que permite estas cosas. Un tipo que trabaja en este edificio de la Presidencia de la República y al mismo tiempo en un programa de la televisión que le mama gallo. Dicen que se divierte mucho.
-En verdad se tiene que tener mucha capacidad de mamar gallo para estar trabajando con el Plan Nacional de Desarrollo en un país que para muchos jamás podría ser rehabilitado.
-No, el país necesita ser rehabilitado, todos sus municipios, desde la Alcaldía de Bogotá hasta el más pequeño poblado.
-Ya vas por las 38 emisiones de Zoociedad, ¿cuánto piensas resistir en el programa o hasta que nosotros resistamos?
-Bueno, yo no estoy como Carlos Muñoz que cuenta sus apariciones, pero creo que 52 está bien, es decir un año.
-¿Y para seguir en qué?
No, yo seguiré con mi porvenir político
-¿Y Zoociedad se acaba?
-Yo no creo. Hay gente muy capaz allí, buenos mamadores de gallo. Mejor pienso que si al ministro Ernesto Samper le va mal en las elecciones debía dedicarse a Zoociedad. O el ministro Hommes como quedaría de bien sentado, y además no tendría más que disfrazarme de él.
-¿Por qué dices que te consideras un “mamerto de corazón”.
-Los “mamertos” tienen dos cualidades que yo siempre admiro: son gente muy trabajadora y fundamentalmente muy fieles y tercos. Mire le cuento, en la zonas donde los camaradas tienen trabajo es donde hay más posibilidades de actividad comunitaria porque no existe rapiña política ni ganas de tumbar.
El proyecto de la UP no se ha acabado
-¿Tu sabes que en el próximo agosto el Partido Comunista tiene su congreso y que una de las consignas centrales es por la renovación y modernización de sus filas?
-Sí, estoy enterado. Lo de la renovación es hoy en día vital a todo nivel de la sociedad (no le vayas a poner la z). Seriamente yo creo que aunque las 1200 muertes de la Unión Patriótica hayan estado dirigidas a exterminar un proyecto, el proyecto no se ha acabado. Desapareció mucha gente valiosa que significaba una apertura que todavía se vislumbra un poco. Jaime Pardo Leal y José Antequera, presidente y vicepresidente de la Unión Patriótica, ambos asesinados por el Terrorismo de Estado.
-¿Tenías muchos amigos en la UP?
-A ver, Jaime Pardo Leal durmió en mi casa dos noches en algunos momentos duros. Fui su alumno de Derechos en la Universidad Nacional. Antequera fue muy amigo mío. De octubre a marzo, en el último año de su vida, anduve con él para arriba y para abajo.
-¿Pero se encontraban también en lo político?
-Si, nos encontrábamos en los objetivos de la comunidad, por la defensa de la democracia, las libertades, esas banderas que son caras para todo el pueblo, en el compromiso por la renovación de la sociedad (cuidado otra vez con la z).
-¿Cuál es la historia de esa foto a colores que sacaste en uno de tus programas de la tv en que apareces con Jacobo Arenas y Manuel Marulanda?
-Yo fui a Casa Verde durante la perestroika. Andrés Pastrana me había nombrado alcalde menor de Sumapaz con asiento en San Juan. Iba por tres días y estuve quince y cuando vine ya había sido destituido. Eso fue del 1 al 15 de febrero de 1990. Allí di una conferencia en homenaje al padre Camilo Torres. Y me tomaron esa foto que mostré ante el país pues me siento orgulloso de tener amigos de todas partes.
En la alcaldía de Sumapaz
-¿Cómo te fue en esa alcaldía menor en una zona de influencia revolucionaria?
-Fueron veinte meses muy buenos, trabajando con gente de mucha conciencia social. Jamás tuve un conflicto con los pobladores, al contrario, tuve choques con las juntas de acción comunal donde gobernaban los liberales y los conservadores porque se robaban las platas.
-¿Qué piensas de las conversaciones de Caracas entre las guerrillas de las Farc, ELN y EPL con el gobierno de Gaviria?
-Es inevitable que el país emprenda el camino de la salida política al conflicto. Pienso que no hay otro camino. A las dos partes les conviene esta solución, primero, porque la guerrilla tiene que dar a conocer su discurso político, o continuar aislada en la selva lejos de la actual dinámica política abierta por el presidente Gaviria, y dos, al gobierno, porque no le conviene un estado de guerra como el actual.
-¿Pero la negociación no puede ser la misma que la pactada con el M-19 y el EPL?
-Claro, no es lo mismo hablar con 26 gatos con tres fusiles que conversar con 26 mil tipos bien armados ahí fregando.
-Y de tus personajes imitados, ¿cuál es el que más se ha disgustado?
-Quizá Plinio Apuleyo Mendoza. Cuando me encontró me dijo, --bravo, muy bravo-- que yo tenía más cara de desamparado de lo que parecía.
-¿Y Gómez Hurtado?
-A él tampoco le gustó mucho, pero sabe manejar las cosas en el fondo.
-¿Y García Márquez con esa llamada en la que fingías que eras el presidente Gaviria para que intercediera por la paz y colgó convencido?
-Se molestó tremendamente y hasta hizo una campaña para echarme del PNR.
-¿Cuáles son los personajes más difíciles para imitar?
-Los militares, sí, porque no me dejan hacerlos en el programa porque hasta la televisión le tiene miedo a los militares.
-¿Incluyendo la pasada Asamblea Constituyente, que no los tocó?
-Hasta la Constituyente. Y mire, para mí hay tres cosas que el M-19 abordó mal o no tocó: la vicepresidencia, la reelección y los militares, embolatándolo todo.