El italiano Marco Drogo, de la tradicional y poderosa familia italiana De Agostini, que entre otros controlan el negocio de loterías y máquinas tragamonedas en el mundo, llegaron a Colombia en los primeros años del nuevo milenio, cuando Drogo, nieto del fundador del emporio, compró en 2006 la empresa Gtech, que operaba el Baloto en Colombia. Tuvieron el control del juego, que se convirtió en uno de los mejores activos de la familia italiana, durante casi 20 años. Y en 2021 cuando en el gobierno de Iván Duque, se les terminó la concesión, eran de nuevo los seguros ganadores de la licitación, pero en el camino se les atravesó un viejo zorro hecho a pulso en el negocio del chance y las apuestas.
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El santandereano Jaime Esparza llegó a Bogotá sin una dirección clara en su vida, como casi todos los adolescentes a los 17 años. Empezó como empleado en una oficina de Seguros. Allí se dio cuenta que ser empleado al menos no era su camino. Con cédula en mano montó un puesto de chance en Fontibón, en el occidente de Bogotá. Aquel pequeño local fue la puerta de entrada a un negocio del que nunca más volvió a salir.
40 años después Jaime Esparza Rhenals es el gran zar del chance en el país y desde inicios de 2022 se quedó con el gran juego del Baloto que vende en Colombia unos mil millones de pesos cada año. El camino que Esparza ha recorrido para ser el mandamás en el negocio de las apuestas en el país ha estado también lleno de espinas.
Después de conocer muy bien el rentable negocio Jaime Esparza Rhenals montó su primera empresa a la cual de nombre le puso las iniciales de su nombre JER y arrancó para Boyacá a buscar la concesión del chance en el departamento vecino a Bogotá. Después viajó a Leticia, y allí también se quedó con el control del juego del chance del Amazonas. Su estrategia inicial fue hacerse con el control de los juegos de azar por fuera de las grandes capitales. Un par de años ya estaba metido en el negocio en Bogotá.
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La llegada de la tecnología al negocio fue un punto clave en el crecimiento de la empresa de Jaime Esparza. Se hizo socio de Paga Todo y Su Red las cuales unió a su empresa con la que controlaba ya el mercado del chance en Boyacá, Amazonas, Caldas y otros departamentos, donde los municipios alejados que carecían de buen servicio bancario eran sus mejores clientes.
La sociedad que lideraba Esparza fue una de las primeras empresas en prestar el servicio de giros de dinero a nivel nacional, un movida que le entregó al dueño de JER la delantera en este millonario negocio, en el que empresario bumangues se metió de lleno. Con Paga Todo y Su Red conectó miles de terminales alrededor del país.
La meta de Esparza era controlar el negocio en Bogotá, la ciudad donde más se juega chance en Colombia. Para poder lograrlo Jaime Esparza se asoció con seis empresas más que tenían operación del chance en la ciudad y que para aquel entonces tenían el 40% del mercado. Crearon la firma Apuestas en Línea, que Esparza lideró desde el inicio. Pero, por otro lado JER también entró a la sociedad Sonapi que tenian el otro 60% del mercado. La maniobra de Esparza fue jugar por punta y punta. Imposible perder.
En 2007 Apuestas en Línea logró también quedarse con el rentable juego SuperAstro, un negocio que era propiedad de José María Ortiz Pinilla, otro polémico empresario del chance que pagó seis años de cárcel en Estados Unidos por narcotráfico. Un par de años después Apuestas en Línea, empresa de la que Esparza era el director le cedió la operación de Súper Astro a JER, la empresa propiedad 100% de Jaime Esparza, quien con estas estrategias se convirtió en pocos años en el zar de los juegos de azar en linea en Bogotá. Objetivo cumplido.
Pero Jaime Esparza, en medio de poderosa carrera empresarial, no se ha escapado tampoco de los escándalos. Junto con sus socios cuando hacían parte de Sonapi, entonces líderes en el negocio en Bogotá, quedaron debiendo más de 14,000 millones de pesos de impuestos a la Lotería de Bogotá. Esparza intentó hacer una jugada para salirse de la deuda con 600 millones pero la Personería se dio cuenta de aquel movimiento con el que pretendía limpiar su nombre para seguir licitando concesiones del chance. Sonapi se liquidó y la deuda quedó en el limbo.
Pero no solo deudas, los cambios de razones sociales de sus empresas son las polémicas que pesan sobre Esparza y la manera cómo se hizo zar en el negocio del chance. Las amistades que ha tejido Esparza a lo largo de su carrera también muestra la manera de cómo este polémico empresario ha crecido en el negocio de apuestas.
Otro de Los socios de Esparza en Sonapi fue el cartagenero Jesús María Villalobos, conocido como 'el Perro, enemigo y luego socio de la fallecida Enilse López, la gata, y vinculado a procesos de soborno contra los gerentes de las loterías de Atlántico y Bolívar. Uno más de la lista, cercano al zar del chance es Anuar Oyola, dueño de Apuestas Ochoa, quién fue gerente de Apuestas en Línea S.A. Oyola estuvo vinculado en el proceso que se le siguió al exgobernador del Quindío, Julio César López Espinosa, por supuestos lavado de activos mediante la reventa de billetes ganadores del premio mayor de la lotería del departamento. También Esparza fue muy cercano al círculo de Enilse López, alias la gata, Esto quedó en evidencia cuando intentó poner al frente de Apuestas en Línea a Jorge Luis Alfonso López, hijo de La gata, condenado tiempo después a 29 años de prisión por los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir.
Cuando las apuestas deportivas empezaron a hacer furor en Colombia, Jaime Esparza también se metió en el negocio. En 2008 lideró la creación de la empresa Corredor Empresarial, una sociedad anónima compuesta por 25 compañías, varias de ellas propiedad de Esparza. Con esta empresa Coljuegos le autorizó la creación y operación de la marca Betplay, que en poco tiempo se convirtió en una de las casas de apuestas deportivas más importantes del país. Años más tarde Betplay fuera patrocinadora de varios equipos de fútbol profesional colombiano y del torneo profesional nacional.
Pero tener el control del chance en importantes departamentos y el SuperAstro, que se juega a nivel nacional y también ser de los grandes en las apuestas digitales deportivas no le bastó a Jaime Esparza, quién se propuso quedarse con el juego que más dinero entrega en Colombia, el Baloto. Y lo logró.
Fue después de varios tropiezos y tres licitaciones que se declararon desiertas, que el rentable juego del Baloto quedó en manos de Esparza Rhenals. Los hizo a través del consorcio Promesa de la Sociedad Futura Operador Nacional de Juegos conformado en un 50% por la unión de chanceros caleños Redcolsa Servicios S.A. y 50% Grupo Empresarial en Línea S.A, de Esparza. Aunque nadie dentro del mundo de las apuesta lo podía creer, ese fue el le arrebató la joya de la corona al italinao Marco Drogo y el polémico Jaime Esparza se proclamó no solo el zar sino el mandamás de las apuestas en Colombia.