Por considerarlo de interés y actualidad remito a la lectura del artículo de Fernando Rivera, que, a mi modo de ver, centraliza y ubica muy bien la polémica sobre los conceptos de derecha, izquierda, polarización y centro político, no solo en su desarrollo histórico, sino también en sus raíces de clase y sus funciones prácticas para la próxima campaña electoral hacia las elecciones presidenciales del 2022.
Dice Fernando Rivera que: “Estas son categorías que se deben caracterizar recurriendo a las ciencias sociales, en especial por las ciencias políticas, la economía política y la experiencia. Norberto Bobbio, filósofo, sociólogo, político y escritor de diferentes estudios sobre la democracia y destacado miembro de la escuela italiana desde comienzos del siglo pasado escribió el libro Desarrollo -Izquierda, donde no solo define estos conceptos, sino que los caracteriza y les da plena validez, afirma 'ningún movimiento puede ser al mismo tiempo de izquierda y derecha, una doctrina o movimiento únicamente puede ser de derecha o de izquierda'. Lo afirma como una dicotomía que expresa un juicio de valor positivo o negativo. 'No existe doctrina que no esté dominada por alguna díada omnicomprensiva en sociología, sociedad, comunidad económica de mercado planificada, en derecho privado-público, en estética clásica o romántica, en filosofía (…)'. Además, critica a diferentes analistas que consideran que no es válida esta díada, en especial a Sartre que afirmó 'izquierda y derecha son dos cajas vacías'”.
Bobbio plantea como diferencia principal el que la izquierda considera que los hombres son más iguales que desiguales y la derecha que plantea que son más desiguales que iguales. “Lo igualitario parte de la convicción de que la mayor parte de las desigualdades que indignan, son sociales y, como tales eliminables; los que se declaran de derecha, o no son igualitarios, parten de la convicción opuesta, que las desigualdades son naturales y, como tales, ineliminables (…)”.
Estos breves comentarios creemos que no solo dan validez a estas dos categorías, sino que nos permiten afirmar como lo señala Duver Duverger, “el centro no es otra cosa que la agrupación artificial de la parte derecha de la izquierda y de la parte izquierda de la derecha”.
Es claro que tanto en la izquierda y la derecha se presentan matices, posiciones más moderadas que otras, pero en esencia siempre dominan principios fundamentales y posiciones políticas e ideológicas que permiten una ubicación en último término, en la derecha o en la izquierda, además, entender que para nosotros estas categorías son históricas y sus contenidos varían por cambios que se dan al interior de una sociedad, su nivel de desarrollo y desigualdades económicas y sociales.
En Colombia, a comienzos del siglo XXI y en especial por Álvaro Uribe, sustentado en las tesis de José Obdulio Escobar Gaviria, ideólogo de cabecera del expresidente, se ha presentado un discurso para negar la realidad de estas dos categorías, que ellas obedecen a un sector interesado en destruir la democracia, a un sector de dinosaurios antediluvianos, con un pensamiento arcaico que hoy no tiene ninguna validez.
La verdad es que ella contiene una serie de elementos y conceptos en nuestro país que no solo expresan un contenido ideológico, sino que expresan objetivos e ideales políticos que permiten diferenciarlos claramente, que no son conceptos de la posmodernidad, desde el siglo XIX ya se diferenciaron, en especial con criterios políticos, no por la ubicación en un parlamento en el ala derecha o en la izquierda, como se utilizó en el parlamento inglés.
Estas categorías o conceptos contienen ideas, actitudes y compromisos que se contraponen, expresan una clara contradicción en lo referente al papel del Estado en la economía y en la sociedad, el papel de la economía de mercado, las relaciones sociales y la lucha de clases, los derechos individuales y políticos, la igualdad social o la justicia social, la preservación del medio ambiente, la paz y los acuerdos de La Habana.
Por lo anterior, identificar a la derecha y a la izquierda en el país se puede adelantar por la visión que se tenga sobre estos criterios, hoy los sectores denominados conservadores y liberales que en el pasado representaban posiciones ideológicas y políticas contrarias, comparten una misma ideología, defienden la libertad, la democracia liberal, el individualismo, el neoliberalismo, la propiedad privada sobre los medios de producción, la defensa de los principios cristianos sobre la familia, el aborto, la eutanasia y el poner límites a la protesta social.
En el país ante la agudización de la crisis del modelo de acumulación y la crisis social se ha levantado un discurso que expone que la solución a todos estos problemas pasa por un movimiento de centro que agrupe a los sectores moderados, que no son ni de derecha ni de izquierda, como se autocalifica el precandidato Sergio Fajardo y algunos sectores democráticos que han estado de acuerdo con la paz, con la defensa de los acuerdos de La Habana y han creado un movimiento con miras a la próxima campaña electoral y por otra parte, el actual presidente se ha declarado como representante del “extremo centro”.
Por último, lo que motiva el presente escrito es el artículo de Ariel Ávila en relación con la polarización donde se presentan tres razones. “Por un lado se dice que hay una radicalización de izquierda y otra de derecha(…) se concluye que los que se han radicalizado o se han quitado la careta son los de extrema derecha(…) y se detienen en señalar 'Si hacemos un ejercicio comparativo con la izquierda se podría decir que los movimientos políticos actuales que se declaran de izquierda, incluido el petrismo, se parecen muy poco a esa vieja izquierda de los años 60 y 70 del siglo XX(…) hoy en día por el contrario a la izquierda que participa en procesos electorales no se le pasa por la cabeza acabar con la democracia o la propiedad privada(…) en segundo lugar, la famosa polarización entre la paz y la guerra, entre la justicia transicional y la que defiende que esa justicia debería acabarse es la polarización más engañosa(…)'”. Luego, explica por qué.
En tercer lugar, el cuento de la polarización explica la estrategia de un sector de las élites tradicionales, nacionales y regionales, las cuales sienten que van a perder el poder en la próxima década (…)”.
No está claro si con este artículo El cuento bastardo de la polarización y la afirmación “(…) al analizar las raíces de esta supuesta polarización, se podría decir que es un cuento chino”. Lo que se quiere es negar la polarización, o más bien analizar algunas contradicciones entre la izquierda y la derecha.
Para nosotros es claro que en el seno del modo de producción capitalista se presentan profundas contradicciones antagónicas y no antagónicas, que la díada de la que nos habla Bobbio se presenta en las sociedades, las organizaciones políticas y sociales, en las expresiones culturales, artísticas y en el seno de las clases dominantes y en las organizaciones de trabajadores, esto no lo podemos negar ni ocultar, nuestra tarea es agudizarlas pues lograr cambios reales y profundos, solo como enseña la dialéctica, pasa de la afirmación a la negación.
Esto nos debe llevar a una discusión, pues en el seno de la izquierda se encuentran movimientos y partidos moderados que consideran que el modo de producción capitalista se puede reformar, que el empresariado y su gobierno pueden construir un capitalismo popular, igualitario, democrático, ético y con conciencia social. Otros piensan que con llegar al gobierno, por medio de políticas públicas se pueden solucionar los problemas económicos y sociales del pueblo. Y otros piensan en un paso pacífico al socialismo con la disolución del capitalismo.
Para nosotros esas y otras posiciones que se pueden encontrar en el seno de una izquierda reformista, socialdemócrata, pero para la izquierda marxista y revolucionaria, la solución de los problemas económicos y sociales, de la pauperización creciente, el trabajo alienado como lo afirmó Marx, solo la toma del poder por los trabajadores y la expropiación de los expropiadores puede lograr la construcción de una nueva sociedad, del socialismo.
Ariel Ávila que demerita el movimiento de izquierda de los años 60 y 70, se le olvida que los principales avances de la izquierda revolucionaria se dieron precisamente en esos años, basta recordar el movimiento estudiantil de los años 70, el paro cívico de 1977, el movimiento obrero en la calle, la conformación de la CUT, de los usuarios campesinos y del movimiento insurgente, así como tampoco quiere ver el fracaso de esa izquierda que él reivindica, que llegando al poder en Chile, Uruguay, ecuador, Bolivia (….) y cómo la revolución cubana y el chavismo continúan vigentes pese a la agresión del imperialismo, de la OEA y una alta gama de gobiernos latinoamericanos que han recurrido a todos los medios para liquidarlos. Luis Fernando Rivera, Célula Solidarios, diciembre 21 de 2020.