A propósito de la nota “Detesto a Martín de Francisco pero es mi papá”, que parece escrita por un periodista de farándula: es superficial y sufre de fuertes imprecisiones.
¿Martín de Francisco, galán de la farándula criolla? Claro que no. ¿De dónde sacó eso el autor de Las2Orillas? Es una vil mentira. ¡Fo!
Si algo caracterizó la imagen pública de Martín de Francisco fue proyectar el aspecto de un perdedor y bueno para nada. Puede ser que en su vida privada fuera alguien diferente, pero en público era el hermano desubicado de la famosa Niña Mencha. Al contrario de lo que escribe Gallo, si algo se parece a como era visto Martín de Francisco en esa época fue ese personaje de la serie Hombres (1996) donde de Francisco hacía del hijo “nueva era” de uno de los protagonistas: el patetismo hecho persona.
La imagen pública de Martín de Francisco más que admiración (como describe equivocadamente Gallo) generaba identificación: muchos de sus espectadores por esa época éramos unos jóvenes pobretones, vivíamos con el reproche constante de nuestros familiares para que nos afanáramos a ser alguien en la vida, como le sucedía a la oveja negra del clan de Francisco.
Lo que sí generaba admiración e inspiración era la capacidad de crítica aguda que compartían Santiago y Martín. Esa actitud de criticarlo todo la seguimos quienes queríamos desprendernos de la herencia de mediocridad con la que nos quería cargar este maldito país en el cambio de milenio: en medio de ese final de los noventas (que fue el aterrizaje forzoso al optimismo pendejo que había impregnado esa década) el país de “los que somos buenos, somos más” pretendía montarnos por otros diez años o más de farsa.
Esa capacidad de crítica y autocrítica aguda está totalmente ausente en el señor Gallo quien pretende posar de “hijo” de Francisco cuando su estilo periodístico está más cercano al de la Negra Candela.