El 7 de agosto se cumplen 199 años de la Batalla de Boyacá, dirigida por Simón Bolívar, fecha que diera la independencia a Colombia, independencia que según el Libertador proporcionaría soberanía, independencia, bienestar para todos los ciudadanos y el goce de libertades públicas que serían garantizada por el joven Estado independizado de España.
A 199 años asume la presidencia de Colombia el joven Iván Duque Márquez, quien representando al llamado Centro Democrático resulta ser todo lo contrario de lo que significó política, militar, social y moralmente la Batalla de Boyacá y los designios del Libertador.
El gobierno de Duque, de acuerdo a las manifestaciones de sus propios recién nombrados ministros, contradice todo lo que Bolívar deseaba para su pueblo. Mostremos solo un par de ejemplos: el nuevo ministro de Defensa Guillermo Botero, fundador de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), estrecho amigo del expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez, no posee ninguna experiencia en el sector de Defensa, pero en sus primeras declaraciones manifestó sus intenciones de presentar una ley para regular las protestas sociales. O sea, un aviso a los líderes sociales de que al parecer la represión será el arma de este Gobierno. No les basta la herencia de la anterior administración, que les deja el legado de 141 líderes sociales asesinados por las bandas narcoparamilitares, por cierto, muy afines al Centro Democrático.
Así mismo, Alberto Carrasquilla Guerrero, designado ministro de Hacienda, quien se desempeñó en igual cargo en el gobierno de Álvaro Uribe, tuvo una política implacable contra los sectores más necesitados, modificó el régimen pensional y el régimen especial de pensiones. Además, en una de sus significativas declaraciones recientes propone bajar los impuestos a las empresas transnacionales y grandes empresas nacionales, o sea favorecer a los ricos, mientras que se plantea bajar el salario mínimo, que él considera muy alto para los pobres. Como paréntesis, no se puede olvidar que en el 2016 el actual ministro Carrasquilla apareció nombrado en la investigación de los Panama Papers. Al parecer nada honrada su conducta.
En este escenario y teniendo en cuenta algunos elementos importantes de los que formarán el poder ejecutivo en Colombia, que tendrá al menos 8 ministros en representación de los gremios empresariales, se ve el respaldo político y teórico de lo acordado en la elitista Universidad de los Andes que reunió a lo más importantes empresarios del país y que llevó a ese cónclave a los rectores de las elitistas universidades como el Icesi de Cali, la Eafit de Medellín y la Universidad del Rosario de Bogotá. De ese encuentro coordinado por José Manuel Restrepo, rector de la Universidad del Rosario, quien además ha sido nombrado ministro de Industria, Comercio y Turismo, se consumó la alianza de apoyo a este Gobierno bajo el nombre de Gran Acuerdo Nacional por el futuro de Colombia.
Por otro lado, en el campo internacional este nuevo Gobierno ha declarado muy firmemente que está favoreciendo el Tratado del Pacífico, su alianza con el gobierno de los Estados Unidos en el campo político, diplomático, económico y militar, para el cual ha aceptado no solo la permanencia de las bases militares actuales, sino el refuerzo de estas ante la hipótesis de un conflicto con su vecina Venezuela, país con el cual las diferencias y la confrontaciones han sido muy fuertes. El gobierno de Santos convirtió al país en el centro de la oposición venezolana y se encargó de mantener un ataque permanente al Gobierno del presidente Nicolás Maduro, el cual se ha recrudecido luego de la acusación del mandatario venezolano a su par neogranadino de ser uno de los autores intelectuales del atentado sufrido el 6 de agosto durante el desfile militar en homenaje a la Guardia Nacional Venezolana.
En la otra orilla, teniendo en cuenta que el Centro Democrático desde que comenzaron las conversaciones de paz en La Habana se manifestó absolutamente contrario a ellas a través de su jefe y líder, el hoy senador Álvaro Uribe Vélez, argumentando que el gobierno de Juan Manuel Santos estaba entregando el poder a la guerrilla de las Farc-Ep y la más absoluta impunidad, y el hecho de haber ganado el plebiscito, es de prever como elemento desfavorable para el pueblo colombiano y nuestra región que esté nuevo Gobierno no será favorable a dar continuidad a la implementación de los incumplidos acuerdos de paz, firmados por el anterior jefe de Estado y el comandante jefe de las Farc-Ep el pasado 25 de noviembre del 2016.
Tampoco se avizora en el camino el inicio de conversaciones entre el Eln y el Gobierno recientemente estrenado. Si se hubiera tenido la intención de conversar con el Eln no se hubiera producido la ruptura de los diálogos que se llevaban en La Habana y se le hubiera dado continuidad. Además, las propuestas de rendición y entrega conocidas del bisoño presidente Duque son inaceptable para esta cincuentenaria organización revolucionaria, cuya historia de lucha y heroísmo es reconocida no solo en Colombia, sino en toda nuestra región y en Europa, donde gozan no solo de simpatía, sino también de apoyo.
Pero el pueblo colombiano también marchó en todo el país, exigiendo respeto por la vida y la paz, y recuperar la vergüenza y la honradez que demostraron el Niño Pedro Pascasio Martínez y el soldado Negro José, quienes un tanto lejos del combate de Boyacá encontraron al general español José María Barreiro, que huía del fragor del combate, y se negaron a ser sobornados.
Esta es la vergüenza y honradez que demostraron el Niño Pedro y el Negro José, y que con esta marcha y su lucha quiere rescatar este pueblo frente a los gobiernos corruptos que en los últimos 20 años han entregado el país a los neocolonizadores del norte. El pueblo espera cuál será el rumbo de este Gobierno, la historia está por escribirse.