Es difícil entender las razones por las que el presidente Duque visitó el Santiago Bernabeu en su primera visita a Europa como presidente electo. Todos sabemos que el man es amante del fútbol, pero ¿qué tiene que ver el presidente de Colombia con un club privado de fútbol español?
Fue una visita pretenciosa. De puro capricho del niño presidente a quien el poder no demoró en subírsele a la cabeza. Y como toda acción y decisión egoísta, lo que queda es una lección para aprender mientras se arrepiente entre los brazos de María Juliana. Y por eso, bien merecido se tiene hoy ver al equipo que dice tanto admirar, vivir una de las peores crisis de la historia que se originó desde su pretenciosa visita.
Ya las redes lo saben y lo dicen: Duque es la maldición del Real Madrid. Desde que estuvo en sus instalaciones el pasado mes de julio se fue Zidane, se fue Cristiano, el Ajax los eliminó de la Champions, el Barça los eliminó de la Copa del Rey y los goleó en otras dos oportunidades: 5-1 y 3-0.
Espero de todo corazón que Duque se sienta culpable por esta desgracia de la que, estoy seguro, tiene todo que ver. Porque la avaricia, hipocresía, capricho y egoísmo con las que actuamos siempre se refleja en las cosas que más queremos. Esto aplica para nuestro equipo de fútbol favorito y también para nuestra patria. Por eso Colombia está llevada con este gobierno.