La semana pasada el presidente Iván Duque acumuló más de 17 viajes al exterior desde que llegó al poder. La mayoría de estos han sido, según él, para recuperar la confianza inversionista en el país y para atraer más inversión extranjera. Esto sin duda es muy importante y desde luego que se debe hacer ya que el país necesita mantener sus índices de crecimiento por lo cual no vamos a descalificar al presidente. Sin embargo, ¿acaso no hay temas muy importantes en el país como para que se la pase viajando?
Cualquiera podría pensar que ante la crisis generada en la vía al llano, los altos niveles de desempleo, la criminalidad imperante en las ciudades y el desorden que existe como consecuencia de la masiva migración de venezolanos, el presidente no estaría tan presto a estar montado en aviones buscando inversión en el extranjero, ya que esas funciones tranquilamente las puede adelantar su canciller. La realidad es que para el presidente Iván Duque Colombia es un país de las maravillas, al menos eso es lo que se la pasa diciendo en el extranjero y mientras tanto líderes sociales y personas con ideas distintas son exterminadas en las calles de Colombia sin que haya una política clara para detener ese exterminio social.
Recientemente me he dedicado a seguir de cerca la gestión del presidente y no cabe la menor duda que él tiene todas las mejores intenciones para el país, pero de eso no vive el pueblo quien siente de verdad la falta de liderazgo en el gobierno. Frente al incremento en la criminalidad en las ciudades el presidente Duque dice que la fuerza pública está redoblando esfuerzos y los ciudadanos se preguntan ¿en dónde están esos esfuerzos? Porque la verdad es que cada día son más los atracos y secuestros como también otras modalidades del crimen que van en alza pero el presidente sigue pensando que vamos superbien. Sumado a esto, el ELN sigue haciendo de las suyas y mientras tanto no hay una estrategia clara para desmantelar esa estructura criminal como tampoco la hay para resolver el creciente número de personas que se han quedado sin empleo. Lo curioso es que cuando se le pregunta al presidente sobre el desempleo, el responde que Amazon abrirá una planta de producción en Colombia y la pregunta que surge es: ¿será que de todos los desempleados del país todos serán beneficiados con la revolución tecnológica de que habla Duque? Es claro que no. Pero tristemente tenemos un presidente que piensa que como los amigos de él les van bien, entonces que la mayoría del país está igual. Esto no es así. Es casi como si el presidente Duque fuera parte del mundo maravilloso de Oz. Sin duda es claro que el presidente vive y gobierna en un mundo de las maravillas que no es Colombia.
No se logra entender cómo el país está en un caos y el presidente de viaje vendiendo una idea de Colombia que no obedece a la realidad. Tampoco se entienden los consejos comunales o talleres país, si a la final el presidente no oye a la gente, lo cual nos puede llevar a pensar que sí oye, pero solo a las personas que entran con un libreto. Esto implica que no se escucha realmente las necesidades de la gente, solo para que los talleres no pierdan su nivel cool y queden bien.
Señor presidente, el país lo necesita: la gente está sin trabajo, desconectada por derrumbes en las vías, hay crimen y corrupción por todo el país, sin contar con que a los líderes sociales los están matando sin piedad. El país necesita su liderazgo y no el de nadie más. Es hora que despierte del país de las maravillas en el que vive para que por fin se atiendan los verdaderos problemas de Colombia. Y por favor, también es hora de saber escoger bien la gente que trabaja con usted. No sabemos ni se entiende por qué se hizo tanta campaña en contra de Santos y aún se gobierna con mucha de las personas de esa administración. ¿Acaso es usted Juan Manuel Santos 2.0?
Lo único claro es que nadie vive en el país de las maravillas y se hace necesario que avancemos hacia una agenda que realmente atienda los problemas de Colombia sin buscar temas que polaricen más a un pueblo que solo pide un liderazgo como el que usted prometió en campaña y que hasta la fecha se ha quedado corto. Es más, la tal economía naranja ya empieza a verse como la naranja podrida porque al colombiano de a pie no lo ha beneficiado en nada y no hay luces que lo hará. ¡Menos verso y más acción!
