Tenemos al presidente equivocado en el momento equivocado. A Iván Duque le interesa más el estado del deporte nacional que la salud y la economía.
Antes que nada es imposible negar la gran adversidad a la que se ven sometidos los gobernantes gracias al COVID-19. Sin importar la postura ideológica, todos se han visto obligados a tomar decisiones difíciles, entre ellas la posibilidad de implementar una segunda cuarentena estricta a nivel nacional.
El gobierno de Iván Duque, un presidente sin experiencia administrativa, se ha visto superado por la crisis, aunque se reconocen algunas acciones en pro de la sociedad: la implementación del ingreso solidario que, a pesar de ser una cantidad muy pequeña, en algo puede ayudar a algunas personas.
Desde la campaña presidencial se lograba percibir un espíritu de juventud en Iván Duque, se le veía alegre en las entrevistas con ansias de apoyar el deporte, el arte y la cultura del país.
Iván nos engañó, él no quería volvernos una potencia económica, para él lo más importante era fortalecer el nombre de Colombia en los ámbitos deportivos y artísticos. En campaña se vendió como aquel que podía devolver la estabilidad económica en Colombia, pero hoy en día somos uno de los países que dan de qué hablar a la prensa internacional por escándalos como la ñeñepolítica, el escape de Aida Merlano, los incendios en los CAI de Bogotá, el constante asesinato de líderes sociales y los divertidos desaciertos que ha tenido en estos 2 años.
Una vez que Duque ganó la presidencia, olvidó las promesas en materia económica. Ahora hay más impuestos y un salario que sigue siendo mínimo para suplir los gastos diarios, el fracking es una posibilidad a pesar de que él lo había rechazado en campaña y, lo peor de todo, en materia económica es observar la disminución que tiene el valor del peso colombiano respecto al dólar. Es claro que a nivel económico el gobierno ha sido un fracaso.
Duque debería centrar sus esfuerzos en los temas que realmente le importan a él. Él era el presidente que iba a impulsar el arte y el deporte de mano de la economía naranja, pero el mundo le cambió los planes y Duque no tenía un plan b. Ahora está obligado a atender otras problemáticas que no le llaman mucho la atención como el estado del proceso de paz y el alto nivel de desempleo.
Las medidas de este gobierno no son de Duque. Se deben agradecer las acciones de quienes toman las riendas del gobierno, exceptuando al ministrom Carrasquilla quien está desconectado con la ciudadanía.
Mientras la vacunación en Colombia aún está en veremos, el presidente recibe cantantes en la Casa de Nariño y se prepara todas las tardes para presentar el programa de televisión más importante a nivel nacional y el que podría ser su mayor legado: Prevención y acción.
Duque, si no va a gobernar para la salud y la economía, aún le quedan dos años para que impulse los proyectos que le interesen, lo importante es que haga algo más con lo que la ciudadanía lo pueda recordar. Qué triste ser el presidente más votado y el más joven y pasar a la historia como el mandatario con cara de meme del que todos se burlaron.