Luego de que Álvaro Uribe tomara la dolorosa decisión de pedirle a Oscar Iván Zuluaga no participar en la consulta por encuestas del Centro Democrático para determinar quién será el candidato de este partido con miras a las elecciones presidenciales de 2018, el nombre de Iván Duque empezó a sonar entre propios y extraños como el llamado a tomar las banderas del uribismo en la contienda electoral que se avecina.
Y es que con los tres pesos pesados de la colectividad fuera de contienda (Zuluaga, Ramos y Londoño), el camino para Duque parecía más que despejado, debido a que su periplo como senador ha sido marcado por el éxito, sus intervenciones certeras sobre asuntos económicos, su vocería en temas de critica al acuerdo Santos-Farc, lo han venido mostrando como la figura renovadora del partido de Álvaro Uribe.
No obstante, algunas de sus posturas dejan ver que Duque no representa lo que la mayoría de los uribistas tanto de élite como de a pie piensan sobre cómo se debe manejar el Estado y la dirección que debe tomar el país, luego de la decepción sufrida por el uribismo, que en 2010 votó por Juan Manuel Santos convencido que este seguiría llevando a Colombia por el mismo camino que el expresidente Uribe había direccionado al país desde 2002.
De hecho, los tres pesos pesados del uribismo luego de Álvaro Uribe como lo son: Oscar Iván Zuluaga, Luis Alfredo Ramos y Fernando Londoño Hoyos, no apoyan a Duque, y el exministro de Gobierno y periodista Londoño, cada vez que tiene la oportunidad, hace vehementes y contextualizadas críticas contra Iván Duque en su programa la Hora de la Verdad.
A su vez, estas criticas no son gratuitas, pues de todos es sabido que el ideario del Centro Democrático es de corte conservador, o por lo menos en lo que se refiere a las bases del partido y a líderes como los ya mencionados Zuluaga, Ramos o Londoño, la representante María Fernanda Cabal o el precandidato Rafael Nieto Loaiza, quienes en varias oportunidades se han mostrado contrarios a la legalización de la unión homosexual, la adopción por parte de parejas del mismo sexo, el aborto y la ideología de género entre otros.
Duque, por el contrario, tiene posturas que están en contra de todos estos conceptos, uno de sus polémicos trinos, hecho el 12 de mayo de 2012 dice lo siguiente: “Felicitaciones al presidente Obama por apoyar el matrimonio entre las parejas del mismo sexo. Gran paso en materia de derechos civiles”. Otro de su trinos del ocho de enero de 2014 dice lo siguiente: “Principios políticos de una sociedad abierta, inclusiva, participativa. Un compromiso con Colombia”.
Al mismo tiempo, Iván Duque es relacionado con George Soros, el magnate húngaro-norteamericano que maneja fondos de riesgos, que es reconocido por ser un especulador y que es afín a causas izquierdistas como la independencia catalana, la promoción del aborto (Planned Parenthood) y la difusión de la agenda LGTB entre otras. (Ver: Iván Duque y George Soros)
El vínculo que tiene con Soros, es que Duque según su biografía, fue, en algún momento, ganador de una beca del National Democratic Institute (NDI) una organización financiada por Soros. Por otra parte, Duque en una columna de opinión publicada en Portafolio, exalta los postulados de Soros con respecto al modelo de sociedad que este defiende. (Ver: Las lecciones de Soros)
Al mismo tiempo, otro inquietante hecho que no deja dormir a los uribistas, es que en noviembre de 2013 en el lanzamiento del foro ‘La Economía Naranja’ del desarrollo de las industrias de la creatividad por el Banco Interamericano de Desarrollo, la Universidad Sergio Arboleda y la Fundación Santillana, estuvieron como ponentes el presidente Juan Manuel Santos, Diego Molano Vega, Mónica de Greiff, Luis Fernando Arboleda y Mariana Garcés, personas de total cercanía a Santos y su gobierno, mientras que no habían miembros del Centro Democrático.
Ahora siguiendo con las afinidades de Duque, este tiene cercanía con Daniel Samper Ospina, uno de los antiuribistas más recalcitrantes, otra persona que ha expresado en público su cercanía con Duque es la representante Angélica Lozano. Por otra parte, Duque ha hecho pública su admiración por políticos de izquierda como Justin Trudeau, Emanuel Macrom y Lula Da Silva, este último fundador del Foro de Sao Paulo con Fidel Castro a principios de 1990. Vale la pena recordar que esta organización agrupa a todos los movimientos o partidos de izquierda en el continente.
En fin, ser de una postura ideológica u otra no es algo que sea censurable per se. No obstante, la coherencia en el discurso y los actos es lo que hacen consistente a una persona y en el caso de Duque a un político. No tiene nada malo que él defienda la agenda ‘progresista’ pues por eso vivimos en una democracia liberal, pero el punto de inflexión es que no lo debe hacer supuestamente en pro de un electorado que está claramente alineado hacía otras posturas, por eso los votantes conservadores, católicos o evangélicos que se ven representados en el Centro Democrático, no deben votar por la abstracción que representa un logo o la misma figura de Uribe, sino por el candidato que realmente represente lo que la base del partido es, siente y piensa, nunca hay que olvidar las lecciones que dejaron las elecciones de 2010.